Tras rechazar a Broncano, la cantante de “El baile del gorila” inicia su gira por el ecosistema mediático de derechas con parada en El Hormiguero, la COPE y, por supuesto, Frank Cuesta en la jungla. Twitter estalla: “¡Cancelación y bananas ya!”
Era una tarde cualquiera, como esas en las que uno piensa en lo bien que estaría si nos volvieran a confinar. Twitter dormitaba en su eterno bucle de indignaciones rotativas: que si la inflación, que si otra portada de Ayuso en un caballo, que si Rosalía ha respirado y no lo ha hecho feminista.
Y entonces, BOOM: la noticia cae como un plátano explosivo en el timeline colectivo. Melody, la misma que con 10 años puso a España a bailar como primates sin necesidad de TikTok ni inteligencia artificial, se ha negado a ir a La Resistencia con David Broncano. ¿Cómo? ¿Una cantante que no quiere sentarse en el sofá de la izquierda pop-chic? ¿Que renuncia a que le regalen una taza con forma de ovni y una entrevista donde la mitad del tiempo se habla de sexo y la otra mitad de absolutamente nada?
Sí. Y no solo eso.
La cantante ha dicho “no” a La Resistencia y ha dicho “sí” —y con mayúsculas— a todo el pack completo de medios que algunos llaman “fachas”, otros “alternativos”, y sus fans de siempre, simplemente “sitios donde mi madre pone la tele mientras plancha”.
El “Melody Fachatour™”: una gira mediática con parada en todos los templos de la derecha
Desde que dejó a Broncano plantado, Melody ha encadenado más contratos con medios conservadores que Santiago Abascal firmas de libros en provincias. El Hormiguero será su primera parada. Allí se espera que Pablo Motos le pregunte si cree que los gorilas son una alegoría de la meritocracia o si, en el fondo, el mono de su canción era Albert Rivera disfrazado.
Luego vendrá Horizonte, donde Iker Jiménez le preguntará si su famosa coreografía infantil puede haber sido una danza ritual ancestral para invocar el sentido común. En El Gato al Agua ya han anunciado una tertulia especial bajo el título: “Del gorilismo al patriotismo: el caso Melody”, y se espera que en COPE le den sección propia junto a Carlos Herrera: “La jungla conservadora”.
Pero la guinda del pastel no podía ser otra que su próxima colaboración con Frank Cuesta. En un vídeo que ya se está grabando en una jungla no revelada (probablemente entre Málaga y el IKEA), Melody cantará una versión acústica de su hit más famoso mientras Frank suelta monos y grita contra el gobierno.
Hay rumores —aún sin confirmar— de que Bertín Osborne estaría preparando un especial de Mi casa es la tuya en el que enseñará a Melody a cocinar croquetas sin wok ni perspectiva de género.
Twitter arde: #CanceladAMelody y la rebelión de los simios progres
Como era de esperar, la reacción en redes no se ha hecho esperar. #CanceladAMelody ha sido tendencia durante horas, compitiendo con Eurovisión, Taylor Swift y una pelea en el metro de Madrid (que siempre es tendencia aunque nadie sepa por qué).
Miles de usuarios han exigido la cancelación inmediata de Melody, la retirada de sus canciones de Spotify, y en casos más extremos, la abolición de los gorilas como especie simbólica.
“Mi hija de 3 años acaba de decirme que no quiere bailar más como un gorila porque dice que es una alegoría facha. Estoy llorando”, escribió una influencer de izquierdas entre lágrimas y filtros.
Otros fueron más pragmáticos: “Si Melody se pasa al lado oscuro, ¿quién nos queda? ¿Los Lunnis?”, preguntó un tuitero que aún cree que Clan TV es un espacio de resistencia política.
Mientras tanto, algunos medios alternativos ya han empezado a lanzar titulares del calibre de “Melody, la Marisol del siglo XXI, pero sin conciencia de clase” o “Del mono al mono-neoliberalismo: análisis del caso Melody”.
¿Qué dice Melody de todo esto?
Hasta ahora, Melody ha mantenido un silencio estratégico, mientras su equipo aprovecha el revuelo para anunciar reediciones de sus clásicos en vinilo, una posible colaboración con Taburete y un NFT de su famoso gorila bailando sobre una bandera de España pixelada.
Una fuente cercana (con jersey fucsia de cuello vuelto y pulsera rojigualda) asegura que la cantante está “feliz de poder expresarse en medios donde la libertad de opinión no tiene filtro woke”, aunque también habría pedido que no le pongan de fondo el himno mientras canta, porque “no pega con el beat”.
¿Melody facha o simplemente libre?
Aquí llega el debate eterno. ¿Melody ha cruzado el Rubicón ideológico o simplemente ha decidido ir donde le da la gana sin pedirle permiso al algoritmo? ¿Es el “facha tour” una estrategia de marketing o una verdadera declaración de principios?
Lo cierto es que, guste o no, la jugada le está saliendo redonda. Ha vuelto a ser relevante, ha recuperado espacio mediático y, de paso, ha metido en una jaula simbólica a todos los que pensaban que ya no tenía voz ni voto más allá de los karaokes de los 2000.
Mientras tanto, en algún lugar del mundo, un gorila —libre, sin ideología y probablemente más cuerdo que todos nosotros— baila al ritmo de un país que no sabe si indignarse, aplaudir… o buscar el remix en YouTube.
Posdata: Se rumorea que Melody está preparando un nuevo single titulado “Facha pero feliz”, en el que colabora con Willy Bárcenas, sale de fondo un mono con bandera de España y hay un cameo de Ortega Smith tocando el triángulo. España no estaba preparada. Pero aquí estamos.