Abalos

La política española vuelve a sorprender con un nuevo episodio digno de un sainete contemporáneo. José Luis Ábalos, exministro de Transportes y protagonista de más giros narrativos que una telenovela turca, compareció este lunes para declarar solemnemente que él no ha visitado a Santos Cerdán en prisión. Lo hizo con tanta contundencia que generó más sospechas de las que pretendía despejar, ya que ni periodistas ni ciudadanos le habían planteado tal cuestión.

“Quiero que quede claro, alto y fuerte: yo no he visitado a Santos Cerdán en prisión. Y tampoco le he llevado empanadillas, ni cartas perfumadas, ni una PlayStation de contrabando. Nada. Cero”, afirmó Ábalos con tono serio, mientras se ajustaba la corbata y miraba de reojo a los fotógrafos como quien espera aplausos.

La reacción en la sala fue unánime: silencio incómodo. Nadie había preguntado por ello. El portavoz de prensa de la Audiencia Nacional incluso aclaró que ni siquiera había confirmación oficial de que Santos Cerdán estuviera en prisión.

Un desmentido antes que el rumor

La estrategia comunicativa de Ábalos recuerda al clásico vecino que abre la puerta y, sin saludo previo, grita: “Yo no he matado a nadie”, sembrando así la semilla de la duda en toda la comunidad.

Según fuentes cercanas, el exministro decidió adelantarse a “falsas narrativas mediáticas”. Traducido: estaba nervioso porque escuchó en la cola del supermercado a una señora decir que había visto a alguien con “su misma barriga” entrando a la cárcel de Estremera. La versión se propagó rápido entre jubilados y tertulianos de bar, hasta que llegó a oídos del propio Ábalos, quien optó por cortarlo de raíz.

El problema es que el desmentido se ha convertido en un boomerang político. Ahora, medio país se pregunta:

  • ¿Está Santos Cerdán en prisión?
  • ¿Por qué Ábalos habla como si supiera detalles de su vida carcelaria?
  • ¿Qué clase de empanadillas serían esas que asegura no haber llevado?

Declaraciones cada vez más raras

Tras su comparecencia inicial, Ábalos no pudo evitar seguir sumando rarezas:

  1. Negó haber pasado por revisiones de seguridad:
    “Yo no me he quitado el cinturón en un arco detector de metales para ver a Cerdán, eso es absolutamente falso”, declaró, pese a que nadie había insinuado lo contrario.
  2. Negó haber jugado al dominó en el locutorio:
    “No me encontré con un tal Paco ‘El Bigotes’ echando una partida con Santos, ni aposté chicles de menta. Todo es mentira”, insistió.
  3. Negó incluso haber pensado en visitarlo:
    “Ni siquiera me ha pasado por la cabeza. Bueno, a veces pienso cosas, pero no eso. Yo sueño con trenes de cercanías, no con visitas penitenciarias”.

Cada negación añadía una nueva imagen mental, hasta que la rueda de prensa parecía más bien un guion descartado de los Hermanos Marx.

La confusión se extiende

En el Congreso, diputados de varios partidos reaccionaron con desconcierto. Un portavoz del PP ironizó:
“Si Ábalos dice que no ha visitado a Cerdán en prisión, habrá que investigarlo, porque seguro que ha ido tres veces y se ha quedado a dormir”.

Por su parte, desde Vox pidieron la creación inmediata de una Comisión de No Visitas, destinada a esclarecer cuántas veces los socialistas han negado estar en sitios donde quizá nunca estuvieron.

Mientras tanto, fuentes del PSOE guardaron un prudente silencio. Solo una voz anónima reconoció entre dientes:
“Lo de Pepe es un caso clínico de desmentiditis aguda. Cada vez que niega algo, aparece un titular nuevo. Ya nos pasó con el caso Koldo y con las maletas. Ahora esto”.

Ciudadanos en modo CSI

La ciudadanía tampoco se quedó atrás. En redes sociales se multiplicaron los memes. Algunos mostraban a Ábalos disfrazado con bigote postizo entrando a una cárcel, otros recreaban supuestas llamadas en clave con frases como: “El paquete de jamón ya está dentro del buzón”.

Un grupo de jubilados de Móstoles incluso organizó una excursión en autobús a la cárcel de Estremera para comprobar personalmente si alguien había visto al exministro en las inmediaciones. La expedición terminó en la cafetería del área de servicio más cercana, donde se concluyó, tras varias cañas, que “Ábalos es capaz de negar hasta haber nacido”.

El misterio de si Santos Cerdán está preso

Lo más surrealista del caso es que nadie ha confirmado oficialmente que Santos Cerdán esté en prisión. De hecho, hasta el momento de la rueda de prensa, Cerdán estaba libre, participando en un torneo de mus en Navarra.

Cuando los periodistas se lo hicieron notar a Ábalos, este respondió:
“Bueno, pero si algún día entra, que quede claro que yo no lo visité antes, ni después. Ni siquiera en sueños. Soy inocente de todo lo que todavía no me han acusado”.

Un experto en comunicación política consultado por ASDF lo resumió así:
“Ábalos es como esos magos cutres que te dicen: ‘Mira, aquí no hay trampa ni cartón’, y justo entonces descubres que sí lo hay. Su problema es que intenta borrar sospechas inventando sospechas nuevas”.

La prensa internacional alucina

La historia cruzó fronteras rápidamente. En Francia, Le Monde tituló: “Un ministre espagnol nie avoir visité quelqu’un qui n’est même pas en prison”. En Reino Unido, The Guardian lo describió como “un nuevo género político: la negación preventiva absurda”.

Incluso en la televisión alemana, un presentador no pudo contener la risa y concluyó:
“España no necesita series de Netflix, su política es suficiente entretenimiento”.

Rumores sobre un doble

Para añadir más leña al fuego, algunos testigos aseguran haber visto a alguien “idéntico a Ábalos” merodeando alrededor de la prisión de Alcalá-Meco, con gafas de sol gigantes y una gorra que decía “No soy Pepe”.

La teoría del doble comenzó a circular en tertulias televisivas, alimentando el mito de un Ábalos clandestino que se dedica a visitar cárceles como pasatiempo, mientras el verdadero se dedica a desmentirlo todo en ruedas de prensa.

Ábalos, atrapado en su propio bucle

Lo cierto es que cada frase del exministro alimenta el surrealismo:

  • “Yo no he intercambiado cromos de Panini con Cerdán tras los barrotes.”
  • “No le llevé revistas del corazón, ni sudoku, ni calzoncillos de repuesto.”
  • “Nunca me disfracé de cura para entrar a confesarle sus pecados políticos.”

En resumen: un catálogo de situaciones que nadie había imaginado hasta que él mismo las puso sobre la mesa.

Epílogo: lo que queda en el aire

La pregunta que flota es: ¿por qué ese empeño en negar visitas que no se le atribuyen? Algunos lo achacan a una estrategia de distracción, otros a simple torpeza política y un sector minoritario a que Ábalos vive atrapado en un universo paralelo donde todos sus amigos están en prisión preventiva.

De momento, lo único seguro es que, gracias a esta declaración espontánea, José Luis Ábalos ha vuelto a los titulares sin necesidad de hacer nada más. Y quizás esa sea, al final, su verdadera estrategia: ser noticia negando hasta el aire que respira.

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