Cloudflare down

Madrid. La madrugada del martes quedará grabada en la historia como el día en que millones de personas contemplaron, impotentes, cómo el mundo digital dejaba de responder, como si el propio internet hubiera decidido tomarse un descanso por estrés laboral. Cloudflare, la compañía responsable de parte fundamental de la infraestructura global de la red —y de que las webs carguen sin explotar como un Nokia al sol— sufrió una caída masiva que provocó un terremoto tecnológico, económico y emocional que aún se está evaluando.

Según fuentes internas de la compañía, el incidente tuvo su origen en “un ajuste rutinario” que acabó siendo menos rutinario y más parecido a “tirar de un cable sin mirar”, práctica que, según una fuente anónima, “se hace más de lo que la gente cree”.

El Diario ASDF ha reconstruido minuto a minuto los acontecimientos, recabando testimonios de expertos, usuarios, ingenieros exhaustos y un señor que asegura que desde que cayó Cloudflare no ha podido acceder a su plataforma de criptomonedas “y sospecha que el universo le está enviando señales”. La caída ha sido descrita por analistas como “una distopía a pequeña escala” y por políticos como “un ejemplo más de por qué deberíamos nacionalizar internet”, aunque la mayoría no supo explicar cómo funcionaría eso.


00:00h — EL MUNDO EN SILENCIO

La caída comenzó de forma sutil: algunas webs tardaban más en cargar, otras devolvían errores 500 como si fueran cromos repetidos. Al cabo de unos minutos, portales de noticias, redes sociales, servicios de mensajería, bancos, plataformas de videojuegos y hasta páginas de recetas veganas quedaron inutilizables.

En ese instante, miles de usuarios asumieron que el problema era de su WiFi y reiniciaron el router. Minutos después, reiniciaron otra vez. Luego una tercera “por si acaso”. Tres horas después, algunos reconocieron haber reiniciado el router tantas veces que ya ni recuerdan si lo tenían boca arriba o boca abajo.

Las luces parpadearon en millones de hogares, como si medio planeta realizara un exorcismo doméstico simultáneo.


00:34h — LA ANSIEDAD SE EXTIENDE

A los 34 minutos del apagón digital, la ansiedad colectiva ya era palpable. Aplicaciones de reparto dejaron de funcionar, lo que provocó que docenas de influencers gastronómicos publicaran vídeos llorando: “No puedo pedir sushi a las 2 de la mañana, ¿cómo se supone que viva así?”, decía una tiktoker madrileña entre sollozos mientras un amigo le alcanzaba un triste yogur caducado.

En grupos de Telegram, algunos usuarios empezaron a especular: que si era un ciberataque ruso, que si era un complot para vender más libros en papel, que si era una estrategia de Elon Musk para obligar a la gente a usar su red social. Un economista, consultado mientras intentaba abrir por cuarta vez su página de banca online, aseguró que “esto demuestra que la economía moderna es una ficción montada sobre un servidor que corre con ilusión y cinta adhesiva”.


01:12h — LOS SERVIDORES ENLOQUECEN

Mientras tanto, en las entrañas de Cloudflare, ingenieros agotados intentaban revertir el caos. Según un empleado que pidió anonimato “porque no quiere que lo despidan antes del viernes”, la caída se debió a un fallo de propagación en la red que provocó un bucle de configuraciones. Es decir, para el lector medio: “internet se pegó un tiro en el pie mientras corría”.

El incidente fue tan grande que uno de los ingenieros llegó a declarar:

“Nunca había visto tantos servicios críticos caer tan rápido. Ni siquiera cuando un becario borró accidentalmente la carpeta ‘config_final_definitiva_uso_no_tocar_v12’”.

Otro trabajador compartió, visiblemente afectado:

“Cuando vimos que empezaban a fallar los servicios de streaming, supimos que la humanidad tenía como máximo dos horas antes de empezar a gritar”.


02:00h — CAOS EN EL MUNDO REAL

La caída de Cloudflare no solo afectó al internet doméstico: también se vieron afectados sistemas de pago, plataformas de venta de entradas, sistemas de reserva de transporte e incluso el panel de un aeropuerto que, durante 17 minutos, solo mostró la palabra “REINTENTAR”.

Un viajero describió la escena:

“Era como estar en un videojuego mal programado. La gente no sabía si su vuelo estaba cancelado o si simplemente se había quedado congelado en la pantalla”.

En algunos bares, desesperados al ver que no funcionaba el datáfono, los dueños improvisaron sistemas alternativos: apuntaban los pedidos en libretas, hacían fotos de billetes para recordar quién había pagado, e incluso uno de ellos declaró que aceptó “dos abrazos sinceros y un chiste bueno” como forma de pago temporal.


02:43h — CAÍDA DE LOS MEMES: EL PUNTO DE NO RETORNO

Uno de los efectos más dramáticos del apagón fue la suspensión temporal de la industria global del meme. Grupos de WhatsApp quedaron mudos. Twitter, incapaz de respirar sin Cloudflare, vomitó errores. Reddit parecía un muro medieval.

El impacto emocional fue inmediato.

Según la psicóloga digital Marta Varrena:

“La sociedad contemporánea necesita el meme como el Renacimiento necesitaba el arte. Tres horas sin memes equivalen, emocionalmente, a un mes sin vacaciones”.

Algunos usuarios reportaron síntomas de abstinencia: abrir compulsivamente apps que no cargaban, refrescar pantallas rotas, intentar reiniciar el móvil a patadas. Uno afirmó haber visto “la rueda de carga girar tanto” que ahora cree que “se comunica conmigo”.


03:10h — LOS TEÓRICOS DE LA CONSPIRACIÓN ACTÚAN

La caída alimentó teorías de todo tipo. En solo dos horas surgieron hipótesis como:

  • El internet está siendo reiniciado para borrar tweets vergonzosos del pasado.
  • Es un ensayo general para un apagón digital mundial definitivo.
  • Cloudflare se cayó porque un programador usó un tabulador en vez de espacios.
  • Mark Zuckerberg está reemplazando la red por su versión en el metaverso.
  • Todo es inteligencia artificial haciendo huelga porque le pagan en GPU en vez de salario.

Una de las teorías más extendidas aseguraba que la caída había sido provocada por un programador que, en un descuido extremo, escribió en la consola:

sudo rm -rf /internet

Fuentes del Diario ASDF no han podido confirmar esta información, pero tampoco la descartamos: hemos visto cosas peores.


04:00h — CLOUDFARE DESPIERTA

Pasadas casi tres horas, la infraestructura empezó a recuperarse. Primero cargaron webs menores. Luego bancos. Después redes sociales. Cuando WhatsApp volvió a funcionar, la cantidad de mensajes enviados simultáneamente provocó lo que un técnico describió como “un sprint final traumático”.

Los ingenieros respiraron. Los usuarios suspiraron. Internet volvió.

Y, por supuesto, la humanidad hizo lo que mejor sabe hacer: quejarse.


LOS DAÑOS: UN MUNDO TEMPORALMENTE ANALÓGICO

Aunque el sistema se restableció, expertos advierten que los daños sociales son “profundos”. Entre los impactos más destacados:

1. Millones de personas tuvieron que hablar entre ellas.

Un sociólogo aseguró que “la comunicación oral espontánea aumentó un 800%”, lo cual generó un caos emocional sin precedentes.

2. Muchos descubrieron que podían vivir sin internet.

Aunque el efecto duró unos siete minutos.

3. Se multiplicaron las búsquedas de ‘¿qué es Cloudflare?’ una vez se restableció el servicio.

Nadie sabía qué era hasta que dejó de funcionar. Ahora todo el mundo es experto.

4. Empresas que dependen exclusivamente de internet entraron en pánico.

Una startup de hologramas para gatos declaró que “ha sido el peor día de nuestra vida”.


CLOUDFARE PIDE DISCULPAS, LOS USUARIOS NO PERDONAN

La compañía publicó un comunicado diciendo:

“Pedimos disculpas por la interrupción. Estamos trabajando para que no vuelva a ocurrir”.

La frase fue recibida con la credibilidad habitual hacia cualquier comunicado corporativo: es decir, ninguna.

En redes sociales —una vez resucitadas— los comentarios iban desde el agradecimiento exagerado (“gracias Cloudflare, sin vosotros estaría muerto”) hasta la furia absoluta (“me arruinasteis la noche, devolverme las tres horas perdidas”).

Un usuario afirmó que durante la caída tuvo que leer un libro. “Un libro real. De papel. El susto aún no se me ha pasado”, declaró.


¿QUÉ SIGNIFICA ESTO PARA EL FUTURO?

Aunque la caída ha sido resuelta, la pregunta permanece: ¿puede volver a pasar?

Según expertos, la respuesta es sencilla: sí, absolutamente, sin duda alguna, y probablemente en el momento más inoportuno.

La dependencia global de pocas empresas para sostener internet convierte incidentes como este en pequeñas demostraciones de vulnerabilidad que podrían, en un futuro, convertirse en algo mucho más grave.

Mientras tanto, la humanidad seguirá recorriendo su camino digital, esperando que la próxima caída no coincida con un partido importante, un estreno de streaming o la publicación de un meme especialmente jugoso.


EPÍLOGO: LECCIONES APRENDIDAS

Después de analizar el apagón, los expertos apuntan varias conclusiones:

  1. No reinicies el router 12 veces. No ayuda. Bueno, a veces sí, pero no esta vez.
  2. Internet no es un derecho divino: lo mantienen personas que también se equivocan.
  3. Los memes son esenciales para la salud mental colectiva.
  4. Los sistemas críticos no deberían depender de un único error humano.
  5. Cloudflare volverá a caerse algún día, y cuando lo haga, actuaremos igual que siempre: lloraremos, nos quejaremos y luego fingiremos que no ha pasado.

Porque, al final, la humanidad no teme al colapso digital. Teme a no poder compartirlo en redes sociales cuando ocurra.

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