Tel Aviv / Redacción Diario ASDF — Lo que empezó como una simple propuesta en un grupo de WhatsApp llamado “Marineros del Sionismo™” ha acabado convirtiéndose en un fenómeno viral: cientos de ciudadanos israelíes se están preparando para lanzar una flotilla patriótica el próximo 3 de octubre, con el objetivo declarado de “interceptar, reconvertir o al menos incomodar” a la ya famosa flotilla internacional encabezada por Ada Colau, Lady Gaza y Greta Thunberg, que se dirige hacia la Franja para “romper el bloqueo con palabras, pancartas y mucho postureo”.
Los organizadores aseguran que su intención es “pacífica, pero con estilo”, y que la acción incluirá banderas azules y blancas, bocinas sincronizadas, altavoces con música de Eurovisión y hasta un grupo de delfines entrenados para nadar en formación de estrella de David.
“No venimos a pelear, venimos a dar espectáculo”, declaró Moshe Ben-TikTok, portavoz no oficial y autoproclamado “capitán del patriotismo marítimo”. “Si ellos vienen con pancartas y discursos, nosotros venimos con DJs, flotadores de unicornio y la banda sonora de ‘Hatikva’ en versión techno”.
🌊 De flotilla en flotilla, y tiro porque me toca
La idea surgió cuando un grupo de surfistas de Tel Aviv comentó en tono de broma que podrían “organizar una contra-flotilla para recibir a Ada Colau y compañía con el mismo entusiasmo con el que se recibe a un crucero de jubilados alemanes”. Alguien lo subió a Twitter, otro lo subió a Telegram, y en menos de 48 horas ya había más de 1.200 personas apuntadas con sus propios barcos, motos acuáticas y flotadores hinchables con forma de Netanyahu.
“Queremos que cuando la flotilla de Colau se acerque, lo primero que vea sea una muralla de barcos con luces LED parpadeantes y altavoces gritando ‘¡Shalom y bienvenidos al festival del bloqueo!’”, explica Yael, diseñadora gráfica y capitana de un velero rosa chillón llamado La Intifada Se Va Al Agua.
🧭 Tres flotillas, un destino
Según los planes, el 3 de octubre se vivirá un auténtico choque de flotillas frente a la costa de Tel Aviv.
- Por un lado, la “Flotilla de la Conciencia”, encabezada por Ada Colau, Lady Gaza y Greta, que zarpó simbólicamente desde un puerto europeo con más pancartas que víveres, prometiendo “romper el bloqueo con energía sostenible y hashtags solidarios”.
- Por otro, la “Flotilla Patriótica”, compuesta por ciudadanos israelíes de todo pelaje ideológico, unidos por su amor a las sirenas policiales y a los selfies marítimos.
- Y en un tercer plano, una flotilla de periodistas internacionales que esperan captar imágenes espectaculares, preferiblemente con lágrimas, banderas al viento y algún tipo de abordaje dramático que les dé buenos titulares.
“Va a parecer una mezcla entre Piratas del Caribe, Eurovisión y una sesión del Parlamento Europeo en alta mar”, opinó un analista político en Channel 12. “Nadie sabe si habrá diálogo, confusión, karaoke o todo a la vez”.
🚢 Ada Colau, Lady Gaza y Greta: las “Tres Carabelas del Activismo”
Ada Colau ha sido nombrada “Almiranta Honoraria” de la flotilla internacional, tras asegurar que navegará “para mostrar al mundo que la solidaridad no tiene fronteras, salvo las marítimas y las de Schengen”.
Lady Gaza, conocida activista y cantante ocasional, será la encargada de la megafonía y ha prometido un “concierto acústico antimilitarista” en mitad del Mediterráneo, aunque todavía no ha encontrado un enchufe para la guitarra.
Por su parte, Greta Thunberg viajará en una embarcación hecha enteramente de materiales reciclados, paneles solares y opiniones contundentes. “El CO₂ del bloqueo también es un bloqueo”, declaró en una rueda de prensa improvisada desde un kayak ecológico.
Los organizadores israelíes no ocultan cierta fascinación por el espectáculo. “Si Colau y Greta vienen, al menos que traigan buena música”, bromea un pescador que ha convertido su barco en un escenario flotante con luces estroboscópicas y un generador de humo.
🛟 Plan de Intercepción: ‘Operación Barbacoa Diplomática’
Según documentos filtrados (o simplemente publicados en Facebook), el plan israelí consiste en crear un anillo de barcos alrededor de la flotilla activista, saludarlos con bocinas, ofrecerles hummus, y luego invitarlos a una barbacoa flotante “para dialogar con proteína vegetal de calidad”.
“Si Colau no se baja del barco para comer falafel, ya sabemos que no viene en son de paz”, explicó Yossi, ingeniero naval y cocinero aficionado. “Aquí el diálogo empieza con pita caliente”.
Para garantizar que todo transcurra “dentro de la legalidad marítima y la estética”, la organización ha contratado a un coreógrafo para coordinar el movimiento de las embarcaciones desde un dron. “Queremos formar la palabra ‘Shalom’ vista desde el cielo justo cuando se acerquen. Si eso no detiene a Greta, nada lo hará”, comentó una voluntaria mientras pegaba brillantina azul a un salvavidas.
📣 Reacciones internacionales: entre el asombro y la risa contenida
La ONU, fiel a su estilo, ha emitido un comunicado de 17 páginas que no dice nada concreto, pero utiliza expresiones como “diálogo interflotillero” y “posible impacto simbólico en el espacio acuático compartido”.
La UE, por su parte, ha mostrado “preocupación” por la seguridad de los participantes, y ha sugerido enviar un “barco de observadores neutrales” que en realidad es un crucero con bufé libre y prensa acreditada.
Mientras tanto, en redes sociales, el evento ha explotado:
- El hashtag #FlotillaBattle ha alcanzado millones de menciones.
- Se venden camisetas con el lema “Make Waves, Not War”.
- Y un influencer ha anunciado que retransmitirá todo en Twitch con comentarios en directo “como si fuera la final de la Champions League”.
⚓ Los preparativos finales: Tel Aviv se convierte en un astillero improvisado
Las playas de Tel Aviv están irreconocibles. Astilleros improvisados, puestos de venta de banderas, alquiler de motos de agua y ensayos de coreografías navales se mezclan con turistas despistados que no entienden si están en una protesta o en un festival náutico.
“Es como Eurovisión, pero con más salitre”, dice un joven voluntario que se ha ofrecido para pintar estrellas de David en flotadores gigantes. “Mi madre cree que estoy en clase, pero en realidad estoy soldando mástiles para defender el honor de la nación”.
Incluso algunas discotecas han anunciado afterparties marítimas tras el encuentro, con DJs en catamaranes y cócteles con nombres temáticos como “Bloqueo Spritz” y “Ada on the Rocks”.
🌐 Análisis: cuando la geopolítica se sube a un barco
Expertos consultados por Diario ASDF señalan que este tipo de acciones simbólicas, aunque parezcan circos mediáticos, tienen un fuerte impacto en la narrativa internacional.
“Lo que antes se decidía en salas cerradas ahora se pelea en Twitter, TikTok y en el mar con banderas y altavoces”, explica un analista de relaciones internacionales. “La flotilla de Colau busca titulares en Europa, y la contra-flotilla israelí busca titulares en casa. Es básicamente un duelo de storytelling… con flotadores”.
📝 Conclusión: el Mediterráneo, nuevo plató de reality político
Si todo sale según lo planeado, el 3 de octubre pasará a la historia como el primer reality geopolítico en alta mar, con activistas, ciudadanos, cámaras y delfines todos compitiendo por el mejor ángulo de cámara.
“Esto ya no es política exterior, es Supervivientes: Edición Flotilla”, ironiza un comentarista televisivo. “Solo falta que Telecinco compre los derechos y meta a Jorge Javier Vázquez como mediador entre Greta y un grupo de pescadores con bocinas”.
Sea cual sea el desenlace, una cosa está clara: el conflicto de narrativas se ha ido literalmente al agua.
Y mientras Ada Colau practica discursos en cubierta, Greta ajusta paneles solares, y los ciudadanos israelíes inflan sus flotadores con fervor patriótico, el Mediterráneo se prepara para un espectáculo que promete más giros argumentales que una telenovela turca.
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Ciudadanos israelíes organizan otra ‘flotilla’ para pedir la liberación de los rehenes en Gaza. Los promotores quieren llenar de barcos con banderas azules y blancas el próximo 3 de octubre la playa de Tel Aviv e interceptar a la flotilla de Ada Colau, Lady Gaza y Greta.