En un giro que solo podría ser superado por una telenovela mal escrita, Juana Rivas, la madre más famosa de Maracena, sigue en su cruzada para que su hijo menor viva con ella en España. Según Rivas, el menor corre un “grave riesgo” viviendo con su padre en Italia, lo cual es irónico considerando que ella misma fue acusada de secuestrar a sus propios hijos.
Rivas, quien ha sido comparada con una heroína de acción que rescata a sus hijos de un dragón italiano, asegura que su expareja, Francesco Arcuri, es un peligro para la integridad de su pequeño. Sin embargo, los tribunales italianos y hasta el mismísimo Tribunal Supremo parecen no estar muy convencidos de esta narrativa de “madre protectora”.
“¡Es por su seguridad!”, proclama Juana, mientras los medios se preguntan si su lucha es más por la custodia o por protagonismo en las noticias. Después de todo, si hay algo que Rivas sabe hacer bien, es mantenerse en los titulares. Fue condenada por sustracción de menores, pero en su defensa, ella argumenta que es una forma de amor maternal extremo, una especie de “secuestro con amor”.
La comunidad de Maracena ya no sabe si reír o llorar con este caso. “Primero secuestró a sus hijos, y ahora nos dice que corren peligro con ella”, comenta un vecino anónimo, mientras se rasca la cabeza con perplejidad. “¿Quién protege a quién aquí?”
Mientras tanto, el pequeño, atrapado en este tira y afloja judicial, probablemente solo quiere saber si podrá tener una Navidad sin titulares de prensa. La lucha de Juana Rivas es tan intensa que ha transformado a su hijo menor en una especie de rehén de la justicia, un pobre niño que solo quiere jugar al fútbol sin que su vida esté en las portadas de los diarios.
La pregunta que todos se hacen es: ¿Quién está realmente en peligro? ¿El niño con su padre en Italia o el niño con su madre en España, donde cada paso que da es un potencial escándalo mediático? Solo el tiempo y, quizás, algún juez con mucha paciencia, lo dirán.