“Nos están quitando el pan y el chiste”, denuncia @ElPerroDeGoya_
Por el equipo del Diario ASDF
“Yo me tiré cinco años cultivando una imagen absurda para poder soltar barbaridades sin consecuencias. Ahora llega cualquiera con una cuenta cutre y se hace pasar por parodia sólo porque escribe sin comas y dice ‘pues yo lo veo bien’”, declara indignado un tuitero anónimo con bigote en la foto de perfil y nombre de político del siglo XIX.
Lo que comenzó como una simple etiqueta para reírse del poder ha terminado en una guerra abierta: los tuiteros paródicos profesionales de X (antes Twitter, ahora un desierto gobernado por bots con acento latinoamericano) han estallado en cólera. La causa: el auge de cuentas “parodia” que, en realidad, no son graciosas, ni satíricas, ni siquiera paródicas, sino simplemente tristes personas diciendo lo que piensan.
“Esto ya no es humor, es sinceridad camuflada”
Según datos del Instituto Nacional de Estudios Meméticos (INEM), el 97% de las cuentas que incluyen “parodia” en la bio no cumplen los estándares básicos de humor absurdo, ironía política o referencia a memes de 2007. En su lugar, se dedican a opinar como cualquier cuñado de barra de bar, pero disfrazados de perfil de Joaquín Sabina con ojos de anime.
“Nos están quitando la única forma digna de decir burradas sin que nos cancelen. A este paso, vamos a tener que poner ‘cuenta seria’ para que se entienda que somos irónicos”, dice @MarxConChurros, autor del hilo viral: “Cómo abolir el capitalismo desde una freidora de aire”.
Los afectados han presentado una denuncia formal ante la Real Federación Española de Tuiteros Satíricos (RFETS), una organización no reconocida por nadie, pero que tiene un canal de Discord lleno de memes de Pikachu comunista.
Casos graves de suplantación de parodia
Entre los casos documentados, destaca el de la cuenta @Rajoy_Real_ParodiaOK, que durante meses difundió opiniones políticas de extrema derecha bajo la excusa de que era “todo parodia, bro”. Tras una auditoría llevada a cabo por el Comité de Verificación Humorística (compuesto por un politólogo, una señora que hace stickers y una cuenta de gatos), se determinó que el autor simplemente era así.
“No sabía que había que hacer chistes. Pensé que bastaba con poner un avatar con gafas pixeladas y escribir sin signos de puntuación”, declaró el sospechoso antes de ser bloqueado por 43 usuarios y añadido a cinco listas negras.
Otro caso reciente fue el de @La_Tropa_de_Franco, una cuenta que afirmaba ser parodia pero cuyo contenido consistía exclusivamente en vídeos de marchas militares y amenazas a profesores de filosofía. X la etiquetó como “humor dudoso”, un nuevo sistema de aviso que sustituye al antiguo “contenido sensible”.
Un sindicato de parodia exige regulación
La situación ha llevado a la creación del primer Sindicato de Cuentas Paródicas Autónomas y No Asociadas (SICUPANA), que ha exigido a X que establezca un “carné de tuitero paródico” que acredite el dominio de las siguientes habilidades:
- Dominio de la contradicción irónica.
- Capacidad para fingir estupidez de forma verosímil.
- Memoria histórica de memes de nicho.
- Haber sido cancelado al menos una vez por un chiste de 2014.
- Usar la tipografía Comic Sans en algún momento de su carrera.
“Si seguimos así, cualquiera podrá decir ‘soy parodia’ y lanzar discursos de odio. Ya no se distingue al facha de la sátira del facha”, denunció el portavoz de SICUPANA, que atendió a los medios disfrazado de Esperanza Aguirre zombie con una camiseta de Pikachu comunista.
Elon Musk: “Parodia es todo lo que me hace gracia, excepto las críticas”
La plataforma X, dirigida por Elon Musk, ha respondido con su habitual elegancia. En un comunicado escrito en mayúsculas, emojis y referencias crípticas a la serie Rick & Morty, Musk declaró:
“LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN INCLUYE LA LIBERTAD DE DECIR GILIPOLLECES. SI NO TE GUSTA, INVIERTE EN UNA PLATAFORMA CON TU PROPIO DINERO. JEJE.”
Fuentes internas aseguran que Musk considera parodia todo aquello que no se entienda a la primera o que incluya referencias al Dogecoin. También ha planteado crear un botón de “humor” para señalar los tuits que no sean ni verdad ni mentira, sino simplemente memes con gorra.
¿Y ahora qué? La guerra del meme continúa
El conflicto ha polarizado a la comunidad de X. Mientras algunos defienden que “todo el mundo tiene derecho a decir tonterías sin que le acusen de ser cuñado”, otros exigen un sistema riguroso de control de calidad humorística.
Se ha propuesto incluso la creación de una “ISO 9001 del chiste”, que certifique que una cuenta de parodia:
- No ha votado nunca en Eurovisión.
- Usa referencias culturales de más de 10 años de antigüedad.
- Nunca ha escrito un hilo serio sobre Jordan Peterson.
- Ha sido acusada de antisistema por alguien con la bandera de España en el nick.
Conclusión: el fin de la ironía está cerca
Lo que antes era un refugio para los perdedores brillantes del siglo XXI —los bufones digitales, los trolls con conciencia, los irónicos de guardia— hoy es un campo de batalla de identidades digitales donde cualquiera puede hacerse pasar por lo que no es, sin consecuencias.
“Si esto sigue así, me voy a LinkedIn a hacer chistes sobre liderazgo emocional. Total, ya nadie pilla la ironía aquí”, confesó @ElTiernoGalván_, justo antes de borrar su cuenta y abrir un canal de TikTok con imitaciones de Ayuso.
Desde el Diario ASDF, seguiremos informando mientras no nos denuncien por parodia no verificada.