En una declaración que solo podría emanar de la mente del más abyecto traidor a la patria, nuestro líder todopoderoso y ganador electoral ha decidido, en un acto de masoquismo político sin precedentes, invitar a los separatistas a acercarse. Sí, amigos patriotas, escucharon bien: “Dejad que los independentistas se acerquen a mí”.
En un intento claro de socavar los valores sagrados de la unidad nacional, en el que baja a España de dónde siempre debería estar: “ARRIBA”, este nuevo movimiento de “inclusión” parece ser una maniobra para debilitar y destruir nuestra gran nación desde dentro. Los traidores separatistas, esos que anhelan dividir y conquistar lo que nuestros antepasados construyeron con sangre, sudor y muchos puros en los toros, ahora son recibidos con los brazos abiertos. ¡Qué vergüenza!
Imagínense: esos mismos que quieren fragmentar nuestro país, que sueñan con ver nuestra bandera en pedazos y se llevan comisiones del 3% ahora se codean con los que deberían estar defendiendo nuestras fronteras. ¿Qué será lo próximo? ¿Darles un pedazo de la patria y una cerveza como regalo de bienvenida? ¿Quizás hasta enseñarles a nuestros hijos en las escuelas que es aceptable dividir la nación tras su lección extraescolar de catalán?
Pero no se preocupen, patriotas. Mientras el gobierno y la “oposición” juega a ser amigo de los enemigos de la patria, nosotros, los verdaderos guardianes de nuestra cultura, soberanía y bandera rojigualda seguiremos en pie (o en la siesta, según nos pille). Organizaremos protestas, extenderemos nuestras banderas, y recordaremos a todos que la unidad es nuestra fuerza y la separación, nuestra perdición. Tengamos siempre presente qué nos pasó por perder los territorios de ultramar… DEBEMOS RESISTIR.
Así que, mientras nuestro líder se prepara para abrazar a los separatistas, nosotros nos preparamos para defender nuestra tierra. ¡AU, AU, AU! Porque, al final del día, solo hay una verdad: una patria unida es una patria fuerte. Y nosotros no permitiremos que unos pocos traidores destruyan lo que tanto nos ha costado construir. ¡Viva la unidad y la paella de los domingos tras la misa!