Desatrancos Leire

Bilbao – No todos los héroes llevan capa. Algunos llevan mono azul, botas de goma y una manguera a presión. En la mañana del pasado martes, mientras la mayoría de los ciudadanos comenzaba su jornada con un café templado y la amenaza inminente de otro email de Recursos Humanos, Leire Santurce —fundadora y alma máter de Desatrancos Leire S.L.— estaba, sin saberlo, a punto de pasar a la historia como la primera fontanera del país en ser considerada “pieza clave para la estabilidad institucional”.

Según fuentes anónimas (con acento de Sestao y olor a tubo de PVC), Leire fue llamada de urgencia al Congreso de los Diputados para resolver lo que en primera instancia parecía un simple atasco en los aseos del ala oeste. Sin embargo, lo que empezó como una intervención rutinaria acabó desenmascarando un complot golpista, un almacén de votos falsos del 2004 y un sobre olvidado que contenía, aparentemente, la receta original de la fabada asturiana.

“Yo venía con mi llave grifa, un desatascador industrial y buena actitud. Nunca imaginé que iba a evitar el colapso del sistema democrático”, comentó Leire, visiblemente emocionada, mientras empalmaba una tubería de PVC con una bandera de España de fondo.


El origen del atasco

Los hechos se remontan a las 9:14 a.m., cuando varios diputados comenzaron a quejarse de olores “sospechosos” provenientes del servicio. Personal de mantenimiento del Congreso solicitó la intervención de una empresa externa, ya que “no había manera humana de lidiar con ese nivel de materia ideológica acumulada”.

Fue entonces cuando apareció Leire, a bordo de su furgoneta blanca rotulada con el ya mítico lema: “Desatrancos Leire: ni tu fosa ni tu patria se quedarán atascadas”. Armándose de valor, y con una linterna frontal que parecía salida de Alien vs Predator, accedió al sistema de alcantarillado subterráneo del edificio. Lo que encontró allí no lo podría haber previsto ni el mejor guionista de La que se avecina.


La conspiración cloacal

“Primero me topé con una montaña de informes triturados. Después con unas mascarillas sin usar de 2020. Y más al fondo… cajas, muchas cajas”, explica Leire.

¿Las cajas? Votos. Votos electorales. Todos marcados para un partido político que ya ni siquiera existe: Unidad Cívica Peninsular (UCP), liderado en su día por un tipo que decía tener línea directa con Cervantes por ouija.

Pero eso no fue todo. Entre los restos de papel húmedo y promesas incumplidas, Leire encontró lo que los expertos han llamado el Santo Grial de la Transición 2.0: una copia plastificada de un contrato firmado por varios ministros de todos los partidos principales, donde acordaban turnarse el gobierno “como en el mus”.


Reconocimiento internacional

La noticia, como es lógico, no tardó en hacerse viral. Las redes sociales estallaron en hashtags como #LeireSalvaEspaña, #FontaneraConstitucional y #NoEsAtascoEsDemocracia. Incluso la ONU ha contactado con Leire para consultarle si estaría dispuesta a intervenir en la infraestructura sanitaria de otros países en crisis institucional, como Bélgica o Murcia.

El presidente del Gobierno emitió un comunicado de emergencia desde su despacho, acompañado de una taza que rezaba “Keep calm and desatranca”:

“Gracias a Leire y su compromiso con los valores que fundaron esta nación, hoy podemos decir con orgullo que nuestras cañerías —y nuestras instituciones— están más limpias que nunca.”


¿Y ahora qué?

Leire no ha dejado que la fama se le suba a la cabeza. De hecho, ayer mismo volvió a su rutina habitual, desatascando una comunidad de vecinos en Barakaldo donde alguien había tirado tres calcetines y una tesis doctoral por el váter.

Eso sí, ha dejado caer que está considerando fundar un nuevo partido político: Atasco Cero. Su propuesta gira en torno a tres ejes: transparencia, presión constante y limpieza integral.

“Si los políticos no van a desatrancar la democracia, alguien tiene que hacerlo. Y si hace falta meterse hasta el fondo, me meto”, dijo, mientras le daba una colleja cariñosa a su aprendiz, Josu, que llevaba una hora intentando encender el hidrojet al revés.


Conclusión

En un país donde lo surrealista es norma y lo improbable es rutina, el gesto valiente y desinteresado de una profesional del saneamiento ha devuelto la fe a millones de ciudadanos. Mientras los titulares se centran en pactos, recortes y declaraciones vacías, Leire nos recuerda que a veces, para proteger la democracia, solo hace falta una linterna, determinación y no tenerle miedo a la mierda —literal y metafóricamente.

Gracias, Leire. No sabíamos que te necesitábamos, pero ahora no podemos vivir sin ti.

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