Alanis Morissette haciendo de Dios en la pelicula Dogma

La caída de Adan: Como Eva nos llevo al infierno terrenal

Desde el principio de los tiempos, hemos sido testigos del mayor engaño de la historia humana. El relato bíblico que todos conocemos, ese en el que Adán, el primer hombre, fue expulsado del Paraíso, no es más que una prueba irrefutable de la influencia nefasta de la mujer sobre el hombre. Sí, amigos míos, Dios es mujer, y su primera víctima fue Adán.

Imaginen la escena: Adán, un hombre de paz y armonía, viviendo en un paraíso literal, con todo lo que necesitaba a su disposición. No había preocupaciones, no había facturas, solo un jardín interminable y la compañía de Dios mismo. Pero entonces, llega Eva, la tentadora, la portadora de la manzana del conocimiento. No contenta con su posición paradisíaca, Eva decide que no, que quiere más, y convence a Adán, nuestro pobre Adán, de morder la fruta prohibida.

¿Resultado? Expulsión del Edén. Así de simple. Adán, que solo quería vivir en paz, fue arrastrado al mundo de las penurias, del trabajo duro, de los días de lluvia sin sombrilla, todo porque Eva no podía dejar las cosas como estaban. Desde entonces, el hombre ha sido víctima de la influencia femenina, siempre empujándonos a decisiones que nos alejan de nuestro estado natural de felicidad.

La historia de la humanidad está plagada de ejemplos similares. Desde Helena de Troya, cuya belleza inició una guerra de diez años, hasta la actual era donde el hombre es constantemente “convencido” a través de la publicidad, la moda y las redes sociales a gastar más, trabajar más, solo para cumplir con expectativas que, en su mayoría, son impuestas por la influencia femenina.

Pero, ¿por qué Dios sería mujer? Simple. Solo una mente femenina podría diseñar un plan tan intrincado como para asegurar que el hombre siempre esté un paso atrás, siempre tratando de recuperar un Edén que nunca volverá. La expulsión de Adán no fue un castigo divino, fue una maniobra estratégica para mantener al hombre en un estado de perpetua dependencia y búsqueda de redención.

En conclusión, la historia de Adán y Eva no es una lección sobre el pecado original; es un manifiesto de cómo las mujeres, desde el comienzo de los tiempos, han sido la causa de todos los males del hombre. Desde comer la manzana hasta elegir el color de la camisa para la boda, el hombre ha sido guiado, manipulado y, en última instancia, expulsado de su propio paraíso por el susurro persuasivo de una mujer. Así que, reflexionemos, ¿realmente era necesario que Adán mordiera la manzana? O tal vez, la verdadera pregunta es, ¿podría haber resistido el encanto de Eva?

Dios es mujer, y desde entonces, el hombre ha estado intentando volver al Edén, sabiendo que cada paso que da, está siendo influenciado por la misma fuerza que lo expulsó de allí en primer lugar.

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