**El circo de Twitch: Baneos por tonterías y el escudo mágico de Hasan Piker**

¡Oh, Twitch, qué maravilla de plataforma! Un lugar donde la justicia se reparte con la misma lógica que un dado trucado en un juego de Monopoly, y donde las reglas parecen escritas en servilletas mojadas por lágrimas de hipocresía. Aquí me tienen, tecleando con un sarcasmo tan afilado que podría rebanar el ego inflado de algunos streamers, para quejarme amargamente de cómo esta plataforma banea a la gente por nimiedades o por el pecado imperdonable de criticar el wokismo, mientras protege como si fuera un tesoro nacional a Hasan Piker, quien, según el tuit de @GiveMeBanHammer (https://x.com/GiveMeBanHammer/status/1941015684382888083), ha estado involucrado en doxing y amenazas con armas de fuego. ¡Qué bonito espectáculo de doble moral nos ofrecen!

Empecemos por el principio, porque alguien tiene que poner orden en este caos. El tuit en cuestión, publicado el 4 de julio de 2025 a las 06:06 UTC por Perma Banned (@GiveMeBanHammer), nos muestra una captura de pantalla que deja poco a la imaginación. Según el post, Hasan —o “HasanAbi”, como lo llaman sus adoradores— no solo doxeó a un usuario mientras lo amenazaba con un arma, sino que este vergonzoso incidente ocurrió en su última transmisión. Y, para rematar, ¡no ha recibido ningún ban! Claro, porque ¿qué es un pequeño doxing entre amigos, verdad? Mientras tanto, Twitch ha estado banendo a streamers por cosas tan graves como usar la palabra “maldita” en un contexto irónico o por criticar las políticas de identidad de género con un poco de humor ácido. ¡Qué coherencia, qué maravilla!

Permítanme que me ría un rato. Imagínense a un pobre diablo que, en un arranque de franqueza, se atreve a decir en su stream que el wokismo a veces se pasa de la raya. ¡Bam! Suspensión inmediata. El algoritmo de Twitch, ese juez imparcial con la sensibilidad de un radar de aeropuerto, detecta la herejía y lo manda al purgatorio digital. Pero cuando Hasan, el gran mesías de la izquierda en Twitch, decide jugar a ser detective privado y exponer datos personales de alguien mientras agita un arma como si fuera un juguete, ¡oh, sorpresa!, no pasa nada. ¿Será que tiene un escudo mágico invisible que lo protege de las consecuencias? Porque, francamente, no encuentro otra explicación.

Vamos a desglosar esto un poco, porque mi indignación sarcástica necesita espacio para respirar. El tuit incluye una imagen de una transmisión donde se ve a Hasan hablando, con titulares de fondo que sugieren que está reaccionando a críticas. Los comentarios de los usuarios en la misma publicación son un espectáculo por sí solos. @AnonTheAlien sugiere que Hasan no merece respeto ni seguridad, mientras que @TrufflesTheDev pide que Twitch lo banee permanentemente antes de que alguien salga herido por sus fans. Y luego está @Shallntbe2, que aporta una imagen de un luchador gritando “¡I’m coming to kill you!”, como si estuviéramos en una telenovela de bajo presupuesto. Todo esto mientras los fans de Hasan, según el tuit original, siguen doxeando y amenazando a otros, reflejando el comportamiento de su ídolo. ¡Qué familia tan unida!

Pero esperen, ¿no se supone que Twitch tiene una política de tolerancia cero contra el acoso y las amenazas? Sí, así es, según su propia página de ayuda (help.twitch.tv), donde te explican cómo configurar la moderación de tu canal para evitar este tipo de comportamientos. Claro, eso aplica para los mortales, no para los dioses como Hasan. Porque, veamos, si yo, un streamer promedio, subo un video donde alguien me critica y yo respondo con un “te voy a encontrar”, probablemente estaría fuera de la plataforma antes de que termine el día. Pero Hasan, con su historial de controversias —incluyendo sus comentarios sobre Israel, Hamas y Hezbollah que hasta The New Yorker ha señalado (en.wikipedia.org/wiki/Hasan_Piker)— parece tener un pase libre. ¿Será que sus millones de seguidores y su mansión de 2.7 millones de dólares le dan inmunidad? Porque si es así, alguien debería actualizar el manual de Twitch y añadir un apartado: “Excepción Hasan: haz lo que quieras, que nosotros miramos para otro lado”.

Y no me vengan con que esto es solo una exageración de sus detractores. El tuit de @GiveMeBanHammer no está solo; tiene respuestas de usuarios como @RustyShackleford y @TsukiHaseoVT, que lo respaldan con comentarios sobre el comportamiento de los fans de Hasan, a quienes llaman “hasam-tards” o “pseudópodos de un ameba marxista”. Es un festín de insultos, sí, pero también refleja una frustración genuina. Porque, mientras estos usuarios se desahogan, Twitch sigue sin mover un dedo. ¿Dónde está la suspensión temporal? ¿Dónde está el “revisa tu comportamiento” que le envían a cualquier otro? Parece que la plataforma tiene una balanza muy selectiva para pesar las faltas.

Hablemos un momento del wokismo, ese tema tan sensible que parece ser el talón de Aquiles de Twitch. Criticar las políticas de identidad o el exceso de corrección política puede costarte caro. Hay casos documentados de streamers baneados por usar términos considerados ofensivos, incluso en contextos satíricos, porque el algoritmo no entiende de matices. Pero cuando Hasan, un autoproclamado defensor de las causas progresistas, se dedica a doxing —una práctica que viola toda noción de privacidad y seguridad— y lo mezcla con amenazas, ¡nada! ¿No es eso una contradicción digna de un guion de comedia? Porque si el wokismo es sobre proteger a los vulnerables, ¿por qué no se protege a la víctima del doxing en lugar de al agresor?

Quizás la respuesta está en los números. Hasan tiene millones de seguidores, y su capacidad para atraer audiencia —y, por ende, ingresos publicitarios— es innegable. Según Wikipedia, su influencia lo ha convertido en el “Joe Rogan de la izquierda”, un título que, aunque controvertido, le da un estatus privilegiado. Cuando pro-israelíes como el streamer Destiny presionaron a anunciantes para que abandonaran Twitch por supuestas declaraciones antisemitas de Hasan, la plataforma resistió. ¿Por qué? Porque banearlo sería como cortar una vena de oro. Mientras tanto, el streamer promedio que critica el wokismo o se pasa de la raya con un chiste termina en la lista negra. ¡Qué lindo negocio!

Y no olvidemos a los fans. El tuit menciona que streamers más pequeños están siguiendo el ejemplo de Hasan, doxeando públicamente y amenazando a otros. Esto no es solo un problema de un individuo; es una cultura que se está normalizando. Pero, claro, Twitch no puede banear a todos, ¿verdad? Sería demasiado trabajo. Mejor dejar que Hasan lidere la marcha y que los demás paguen los platos rotos. Porque, al final, el mensaje es claro: si tienes suficiente poder y seguidores, puedes hacer lo que quieras, pero si eres un don nadie que osa cuestionar la narrativa, prepárate para el banhammer.

Así que aquí estoy, quejándome como un viejo gruñón, pero con razón. Twitch, si vas a tener reglas, aplícalas a todos, no solo a los que no llenan tus bolsillos. Banea a Hasan por su doxing y sus amenazas, o al menos dale el mismo trato que a los que critican el wokismo con un mal chiste. Porque esta doble moral no solo es ridícula, sino que pone en peligro a la comunidad. Pero, claro, ¿qué sé yo? Solo soy un espectador más en este circo, esperando a que el próximo payaso caiga del trapecio. Mientras tanto, Hasan sigue en su trono, y Twitch sigue mirando para otro lado. ¡Brillante!

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