Madrid, 12 de noviembre de 2025 (Diario ASDF) —
La Junta de Gobierno del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) ha decidido suspender temporalmente al ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, de su condición de abogado ejerciente. La medida, según fuentes colegiales, responde a una incompatibilidad “tan evidente que nos daba vergüenza tener que explicarla”.
El ICAM, en un comunicado de tono institucional pero con cierto aroma a suspiro de resignación, explicó que “desempeñar simultáneamente el cargo de ministro de Justicia y el de abogado ejerciente es como ser árbitro y delantero en el mismo partido”. La decisión fue adoptada por unanimidad, algo que en la abogacía madrileña no ocurría desde que todos coincidieron en que el café de máquina “es intragable”.
La denuncia que empezó todo
Según ha podido saber este periódico, la causa se inició tras una denuncia anónima firmada con el seudónimo “Un compañero harto de los híbridos”, en la que se solicitaba al Colegio que comprobara si el ministro estaba “en situación de esquizofrenia profesional”.
La denuncia, de tono jurídico pero con notas de ironía, alegaba que “Félix Bolaños no puede ser abogado ejerciente mientras es ministro, a menos que el Estatuto General de la Abogacía haya sido reformado en secreto durante una de esas madrugadas en Moncloa”.
La misiva llegó acompañada de una fotocopia del carné de colegiado de Bolaños y de una nota manuscrita con la frase:
“Si puede estar en tres ministerios, en la Abogacía y en todos los platós de televisión, entonces pido que me reconozcan la compatibilidad para ejercer el derecho y regentar un bar.”
El Colegio, fiel a su deber, abrió un expediente de incompatibilidad. No tardaron mucho en resolverlo. “Bastó con leer el encabezado de la denuncia para entender que algo no cuadraba”, declaró una fuente del ICAM, que pidió el anonimato “porque todavía no sabe si esto le puede costar un marrón administrativo”.
No es sanción, es solo un cambio de “modo de uso”
El ICAM quiso dejar claro que no ha sancionado al ministro, sino que simplemente ha cambiado su condición de “abogado ejerciente” a “no ejerciente”, algo así como pasar un teléfono de “modo activo” a “modo avión”.
En palabras de la portavoz del Colegio:
“No es un castigo. Es más bien una actualización del firmware jurídico del señor Bolaños. Ahora está en modo pasivo, pero puede volver a activarse cuando deje de ser ministro.”
El cambio implica que Bolaños ya no podrá ejercer la abogacía profesionalmente mientras siga en su cargo público. En términos prácticos, tampoco cambia mucho: nadie lo ha visto litigar desde que entró en el Gobierno, aunque se sospecha que sigue redactando recursos de inconstitucionalidad en sueños.
Reacciones en el Gobierno: “Nos enteramos por el grupo de WhatsApp”
Fuentes del Consejo de Ministros confirmaron que la noticia cayó como una sorpresa.
“Nos enteramos en el chat de grupo, el de ‘Gobierno Team 💪🇪🇸’. Félix puso un mensaje que decía: ‘Chicos, creo que ya no soy abogado ejerciente 😅’. Al rato, Pedro (Sánchez) respondió con un emoji de aplausos y un GIF de Harvey Specter de Suits”, relató un testigo directo.
El ambiente, según los presentes, fue de “cierta confusión”. Algunos ministros preguntaron si eso significaba que Bolaños ya no podía defenderles “en caso de lío judicial”, a lo que el afectado respondió que “siempre se puede opinar de forma extraoficial, como hacen los tertulianos”.
Desde Moncloa se intentó restar importancia al asunto. En una comparecencia improvisada, el portavoz gubernamental aseguró que “el ministro Bolaños sigue siendo la misma persona, solo que con una categoría colegial diferente”.
“Esto no afecta a su labor, ni a su capacidad jurídica, ni a su sonrisa institucional. Simplemente no puede cobrar minuta por asesorar, aunque nunca lo hacía de todos modos.”
El ICAM, entre la burocracia y la filosofía
En los pasillos del Colegio de Abogados, la decisión ha sido interpretada con cierta mezcla de alivio y humor.
“Llevábamos meses preguntándonos si había que decirle algo. Es como cuando ves a alguien en chanclas en una boda: no quieres incomodar, pero tampoco puedes ignorarlo”, explicó un veterano colegiado.
Otro abogado, más filosófico, añadió:
“El problema no es que Bolaños sea ministro y abogado. El problema es que este país lleva tanto tiempo mezclando política y derecho que ya no sabemos si estamos en un juzgado o en una rueda de prensa.”
El comunicado oficial del ICAM fue escueto, pero cuidadosamente redactado. En su punto tercero especifica que “la condición de abogado ejerciente es incompatible con el desempeño de funciones públicas al servicio de la Administración”. En otras palabras: no se puede defender al Estado y ser el Estado al mismo tiempo.
La oposición, encantada con el asunto
Como era de esperar, la oposición reaccionó con entusiasmo. Un diputado del Partido Popular declaró ante los medios:
“Nos parece una medida ejemplar. Ya era hora de que alguien le recordara a este Gobierno que las normas también existen para ellos. Si Félix Bolaños quiere litigar, que empiece por defenderse a sí mismo de sus propias compatibilidades.”
Desde Vox celebraron la noticia con un comunicado lacónico: “El Colegio de Abogados ha hecho más por la independencia judicial en un día que el Gobierno en una legislatura.”
Mientras tanto, en Sumar y Podemos la reacción fue más filosófica: “No creemos que sea un problema. Si no puede ejercer, que legisle; y si no puede legislar, que twittee.”
La abogacía, entre la risa y la incredulidad
Entre los abogados madrileños, el caso Bolaños ha generado un torrente de chistes internos.
“Ahora entendemos por qué tardan tanto en responder los correos del Ministerio: estaban redactando la minuta del caso”, bromeó un letrado penalista.
Otro ironizó:
“El artículo 18.1 del Estatuto General de la Abogacía dice que ser abogado y ministro es incompatible. Pero no dice nada de ser abogado y tertuliano. Así que aún puede fichar por Al Rojo Vivo.”
El Colegio, consciente del revuelo, ha anunciado que organizará próximamente un seminario titulado “Compatibilidades imposibles: cómo sobrevivir al Estatuto y a la política sin perder el carné”.
Se rumorea que el ministro podría ser invitado honorario, aunque de momento nadie se ha atrevido a enviarle la invitación.
¿Y ahora qué pasa con su carné?
El carné profesional de Félix Bolaños, según confirmaron fuentes del ICAM, “seguirá existiendo, pero con la palabra NO en grande delante de ‘ejerciente’”.
En los registros colegiales aparecerá ahora como “Abogado no ejerciente, ministro a tiempo completo y eventual tertuliano”.
No obstante, el propio Bolaños podrá recuperar su condición original una vez deje el cargo, siempre que pague las cuotas correspondientes y jure que no intentará redactar un decreto mientras esté en toga.
“En cuanto cese como ministro, bastará con presentar un formulario, un justificante bancario y una promesa solemne de no mezclar política con derecho nunca más”, explicó una empleada del ICAM visiblemente aliviada.
El trasfondo simbólico: cuando el Derecho se defiende a sí mismo
Más allá de la anécdota, el episodio tiene un valor simbólico notable.
Que el ministro de Justicia haya sido suspendido como abogado ejerciente es, como diría un catedrático, una metáfora que se escribe sola.
“El Derecho ha tenido que defenderse del propio titular de Justicia. Es un duelo interno del sistema: el jurista contra el político”, apunta un analista del Diario ASDF.
En redes sociales, la noticia ha generado un festival de memes. Algunos usuarios han colgado montajes con Bolaños intentando defenderse a sí mismo ante el ICAM:
“Su Señoría, me declaro incompatible con mi propio cargo.”
Otros lo comparan con un “bug jurídico” o con el personaje de Doctor Jekyll y Mister Hyde, en versión administrativa.
Conclusión: un país donde todo puede pasar, pero siempre con papeles
Al cierre de esta edición, Bolaños sigue siendo ministro, abogado no ejerciente y símbolo involuntario de las incompatibilidades españolas.
Nadie duda de su competencia, pero algunos se preguntan si también es compatible con el descanso.
La propia presidenta del ICAM, en declaraciones off the record, resumió el caso con ironía jurídica:
“No es nada personal. Solo hemos aplicado el artículo 18. Si fuera por nosotros, lo dejaríamos como ‘ejerciente espiritual’.”
Y en los bares cercanos al Tribunal Supremo ya circula una nueva expresión:
—“¿Te han suspendido?”
—“No, tranquilo. Solo soy incompatible con mi vida.”
Epílogo institucional
En un país donde los políticos suelen compatibilizar su cargo con la tertulia, la política, el comentario jurídico y el podcast, el caso de Bolaños es casi una rareza: alguien que, al menos, ha sido declarado oficialmente incompatible.
Una victoria, aunque sea burocrática, para el sentido común.
Porque si algo nos enseña esta historia es que, incluso en los laberintos de la administración española, alguien todavía lee los estatutos.
Y a veces, solo a veces, los aplica.
Fin del comunicado.
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