El 8 de agosto de 2024, Chris Pavlovski, CEO de Rumble, lanzó una bomba informativa en X: la World Federation of Advertisers (WFA) estaba cerrando su iniciativa Global Alliance for Responsible Media (GARM) tras una demanda antimonopolio presentada por Rumble y X, la plataforma propiedad de Elon Musk. La publicación , planteó una pregunta provocadora: “¿Qué están ocultando?” Este único tuit desató una tormenta de discusiones, especulaciones y análisis en la plataforma, con usuarios como Collin Rugg, Paul A. Szypula y otros aportando detalles y contexto adicionales. Casi un año después, el 29 de agosto de 2025, las implicaciones de este evento siguen resonando, planteando preguntas cruciales sobre el futuro de la publicidad, la libertad de expresión y las dinámicas de poder entre gigantes tecnológicos y organizaciones globales.

GARM, establecida en 2019 por la WFA, fue una iniciativa interindustrial diseñada para abordar el desafío del contenido ilegal o dañino en las plataformas digitales y su monetización a través de la publicidad. Con el respaldo de grandes marcas como Adidas, Unilever, y Facebook, entre otras (según los diagramas compartidos por Paul A. Szypula), GARM se posicionó como un actor clave en la regulación de la publicidad en línea, promoviendo estándares de “responsabilidad” que, según sus críticos, a menudo se traducían en censura selectiva. La iniciativa estaba vinculada al Foro Económico Mundial (WEF), lo que alimentó teorías sobre una agenda globalista detrás de sus acciones.

La demanda antimonopolio de X y Rumble alegó que GARM participó en un boicot publicitario coordinado contra plataformas que no se alineaban con sus estándares, incluyendo a X tras su adquisición por Musk en 2022. Según Business Insider, citado por Collin Rugg (https://x.com/CollinRugg/status/1821586670803886110), la WFA anunció el cierre de GARM el 8 de agosto de 2024, citando limitaciones financieras y la imposibilidad de sostener una batalla legal contra X. Stephan Loerke, CEO de la WFA, describió la decisión como “no tomada a la ligera”, lo que sugiere que las presiones legales y la exposición pública desempeñaron un papel crucial.


La publicación de Pavlovski desató una oleada de reacciones en X. Usuarios como Paul A. Szypula sugirieron que el cierre de GARM podría exponer evidencia de colusión ilegal contra plataformas de libre expresión, afirmando que “cerrar GARM no protege a quienes lo dirigieron de demandas” (https://x.com/Bubblebathgirl/status/1821590747407409521). Otros, como Bad Kitty Unleashed, vincularon a GARM con la administración Biden a través de relaciones con Publicis y NewsGuard, y señalaron el papel de Google y Obama en la censura global, una teoría que ha ganado tracción entre ciertos círculos (https://x.com/pepesgrandma/status/1821603911532241042).

MadamSavvy, en sus publicaciones, aportó una perspectiva adicional. En su tuit del 8 de agosto de 2024 (https://x.com/MadamSavvy/status/1821599684219023533), no se encontró contenido específico relacionado directamente con GARM en el momento de esta redacción, pero sus publicaciones posteriores, (https://x.com/MadamSavvy/status/1961222917787681239 y https://x.com/MadamSavvy/status/1961242155101442245), sugieren un interés continuo en temas de censura y control corporativo. Estas publicaciones, aunque no están directamente vinculadas al evento de GARM, reflejan una narrativa más amplia sobre la influencia de las grandes empresas tecnológicas y los gobiernos en la regulación de la información en línea, un tema que resuena con la controversia inicial.


El cierre de GARM plantea preguntas significativas sobre la legalidad de sus operaciones. Las leyes antimonopolio, como las de la Unión Europea y Estados Unidos, prohíben acuerdos entre competidores para restringir el comercio o dañar a rivales, lo que podría aplicarse a las acciones de GARM si se demuestra que coordinó boicots publicitarios. El caso de Texas contra Google y Facebook por colusión en el mercado publicitario digital (mencionado en los resultados web relacionados) ofrece un precedente que podría influir en el litigio de X y Rumble.

Éticamente, el debate se centra en si GARM actuó como un árbitro imparcial o como una herramienta de censura selectiva. Críticos como Jim Pfaff (https://x.com/jimpf/status/1821585686535045549) y John Shahidi (https://x.com/john/status/1821650215600058576) sugieren que el cierre podría ser una maniobra táctica, con la posibilidad de que la WFA o sus aliados creen una nueva entidad para continuar sus objetivos bajo un disfraz diferente. Esta sospecha se ve reforzada por la rapidez con la que GARM fue disuelta, lo que alimenta teorías sobre una reorganización encubierta.

El Rol de Elon Musk y X en la Lucha por la Libertad de Expresión
Desde que adquirió Twitter (ahora X) en 2022, Elon Musk ha posicionado la plataforma como un baluarte de la libertad de expresión, desafiando las políticas de moderación de contenido de sus predecesores. La demanda contra GARM es un paso lógico en esta dirección, ya que Musk ha acusado repetidamente a las grandes corporaciones y gobiernos de coludirse para suprimir voces disidentes. La imagen compartida por Bad Kitty Unleashed (https://x.com/pepesgrandma/status/1821603911532241042), un retrato colorido de Musk, simboliza el apoyo de sus seguidores a esta cruzada.

Sin embargo, el éxito de esta estrategia legal no está garantizado. A pesar del cierre de GARM, la WFA podría argumentar que sus acciones fueron legítimas bajo el marco de la autorregulación industrial. Además, la falta de transparencia sobre los documentos internos de GARM complica los esfuerzos de X y Rumble para probar colusión. Hasta octubre de 2025, no se han publicado actualizaciones oficiales sobre el estado de la demanda, dejando el resultado en el aire.

A medida que avanzamos hacia finales de 2025, el cierre de GARM podría marcar un punto de inflexión en la relación entre publicidad, tecnología y regulación. Si X y Rumble prevalecen en su demanda, podría establecer un precedente para desafiar otras iniciativas similares, fortaleciendo la posición de las plataformas de libre expresión. Por otro lado, si la WFA logra reestructurarse o si los aliados de GARM (como el WEF o grandes marcas) lanzan un reemplazo, la batalla podría trasladarse a un nuevo frente.

Las publicaciones de MadamSavvy, aunque no específicas sobre GARM, sugieren una creciente conciencia pública sobre estos temas. Sus tuits de mayo de 2025 podrían interpretarse como una continuación del debate iniciado por Pavlovski, destacando la necesidad de vigilancia contra las influencias corporativas y gubernamentales en los medios. Esto indica que la narrativa de GARM podría evolucionar hacia un movimiento más amplio contra la censura digital.


El cierre de GARM, desencadenado por la demanda de X y Rumble, es más que un simple evento corporativo; es un reflejo de las tensiones subyacentes en la era digital. La pregunta de Chris Pavlovski, “¿Qué están ocultando?”, sigue sin respuesta definitiva, pero ha abierto la puerta a un escrutinio más profundo de las prácticas de la industria publicitaria. Con las implicaciones legales aún en desarrollo y la posibilidad de nuevas iniciativas en el horizonte, este caso seguirá siendo un tema candente en 2025 y más allá.

Para los usuarios de X como MadamSavvy, Pavlovski y otros, este momento representa una oportunidad para redefinir el equilibrio entre responsabilidad y libertad en los medios digitales. A medida que la tecnología evoluciona y las dinámicas de poder cambian, el legado de GARM podría servir como una lección sobre los riesgos de la autorregulación sin transparencia. Solo el tiempo dirá si este escándalo conducirá a una reforma genuina o a una nueva forma de control encubierto.

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