Oh, qué tiempos gloriosos vivimos, queridos jugadores. Mientras los estudios asiáticos nos deslumbran con joyas como Stellar Blade y Lies of P, la industria occidental de los videojuegos AAA parece atrapada en un reality show donde el drama ideológico supera al talento. ¿Qué pasó con los días en que los juegos eran, ya sabes, divertidos? Ahora, los desarrolladores occidentales están más ocupados predicando que programando. Pero, en medio de este caos, surge un faro de esperanza: Clair Obscur: Expedition 33, un RPG francés que demuestra que Occidente aún puede brillar si deja de lado los sermones y los presupuestos inflados.
Tomemos a Stellar Blade, un título coreano que llegó con una protagonista que reparte estocadas con estilo y sin moralismos. O Lies of P, un soulslike que eleva el género con una narrativa oscura y un combate impecable. Estos juegos priorizan la calidad y el respeto al jugador. En cambio, en Occidente, nos sirven desastres como Concord, un shooter que quiso ser Overwatch pero acabó como un panfleto interactivo que nadie pidió. Y luego está Dragon Age: Veilguard, que convierte una saga épica en un escaparate de clichés progresistas, con diálogos que parecen sacados de un taller de sensibilidad. ¿Resultado? Juegos que aburren más que una reunión de Zoom.
Pero no todo está perdido. Clair Obscur: Expedition 33, desarrollado por el pequeño estudio francés Sandfall Interactive, es la prueba de que Occidente puede competir sin caer en la trampa de los AAA inflados. Con un equipo de apenas 30 personas (y un adorable perro como “Happiness Manager”), este RPG de 50 dólares ofrece una experiencia que rivaliza con los gigantes del género. Su combate por turnos, inspirado en JRPGs como Final Fantasy, es fresco y dinámico; su narrativa, emotiva sin ser pretenciosa; y su estética Belle Époque, simplemente deslumbrante. Vendió 2 millones de copias en 12 días, superando a muchos JRPGs contemporáneos, y se ganó el aplauso hasta del presidente francés. ¿La clave? Enfocarse en la jugabilidad y la historia, no en agendas políticas o presupuestos de cientos de millones.
La industria asiática ha entendido que los jugadores quieren mundos inmersivos, no conferencias. Mientras, los AAA occidentales, como EA o Ubisoft, se ahogan en debates sobre “inclusividad” forzada, alienando a su audiencia. Expedition 33 muestra el camino: equipos pequeños, pasión, y precios accesibles. Si Occidente no despierta y sigue priorizando el activismo sobre el entretenimiento, seguirá siendo un meme mientras Asia y excepciones como Expedition 33 nos recuerdan cómo se hace un gran juego. ¡Despierten, o aprendan coreano!

hasta aquí informa el Conejo Blanco

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