Madrid, 28 de febrero de 2025 – Un informe reciente del Instituto Nacional de Estadística Automovilística (INEA) ha revelado que la edad media de los coches en España ha alcanzado los 14 años, un récord que, según los expertos, acerca al país a “niveles africanos” de antigüedad vehicular. Sin embargo, el estudio no se detiene en las cifras y señala un culpable inesperado: el patriarcado, que, en un giro surrealista, estaría obsesionado con fabricar coches cada vez más rápidos, dejando atrás a los modelos más humildes y longevos.
“Los datos no mienten”, afirmó la doctora en Mecánica Cuántica y Feminismo Automotor, Clara Volante, autora principal del informe. “El patriarcado ha impuesto una cultura de velocidad tóxica, diseñando bólidos inalcanzables que solo unos pocos pueden permitirse. Mientras tanto, el español medio sigue aferrado a su Seat Panda de 1992, que ya no arranca ni con las oraciones de su abuela”. Volante asegura que esta conspiración tiene raíces profundas: “Quieren que los coches sean como los hombres de las películas de acción: rápidos, brillantes y efímeros. Pero la realidad es que aquí tenemos utilitarios con más achaques que un jubilado en invierno”.
El informe detalla que, mientras en países africanos como Chad o Somalia los vehículos promedian los 15 años de edad debido a factores económicos y logísticos, España estaría siguiendo un camino similar, pero por razones ideológicas. “No es pobreza, es opresión simbólica”, insiste Volante. “El patriarcado nos empuja a soñar con Ferraris mientras nos oxidamos con un Renault 19 al que le falta un retrovisor”.
En las calles, la noticia ha generado reacciones encontradas. Pepe Gómez, propietario de un Peugeot 205 con 400.000 kilómetros, se mostró indignado: “¡Que me dejen en paz con mi coche! No necesito ir a 300 por hora para comprar el pan”. Por su parte, un grupo de activistas ha comenzado a pintar consignas como “Lento es libertad” en los capós de los vehículos más antiguos, en un acto de rebeldía contra la supuesta tiranía de la velocidad.
Mientras tanto, desde el Ministerio de Transportes han prometido investigar si el patriarcado tiene, efectivamente, un garaje secreto lleno de prototipos ultrarrápidos. Hasta entonces, España sigue rodando, a paso de tortuga, hacia un futuro donde los coches podrían ser más viejos que sus propios conductores.
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