En los últimos años, el mundo de los videojuegos ha experimentado un crecimiento exponencial, no solo en términos de popularidad, sino también en su impacto cultural y económico. Con una industria que genera miles de millones de dólares anualmente y una audiencia global que abarca personas de todas las edades, los videojuegos se han consolidado como una forma de entretenimiento legítima y multifacética. Sin embargo, a pesar de su relevancia, el medio sigue siendo objeto de malentendidos y representaciones erróneas, especialmente por parte de los medios tradicionales que, a menudo, parecen estar desconectados de la realidad de los gamers. Un caso paradigmático de esta desconexión ocurrió en septiembre de 2025, cuando el programa “La Sexta Columna” de la cadena española ‘La Sexta’ emitió un documental titulado “Nazis en tus videojuegos: el vehículo de mensajes extremistas”, generando un ridículo monumental y un rebullo significativo en las redes sociales y entre la comunidad gamer.

El documental, disponible en el sitio web de ‘La Sexta’, pretendía explorar la supuesta relación entre los videojuegos y los mensajes extremistas, específicamente aquellos de carácter neonazi. Para ilustrar su punto, el programa utilizó imágenes de videojuegos populares, como “Super Mario Bros.”, y las combinó con representaciones grotescas y fuera de contexto, como una versión de Mario vestido con un uniforme nazi. La premisa parecía ser que los videojuegos, debido a su naturaleza interactiva y a veces violenta, podrían servir como un “caldo de cultivo” para ideas extremistas, especialmente entre los jóvenes.
Sin embargo, la ejecución del documental fue tan torpe y desinformada que rápidamente se convirtió en objeto de burla. La elección de “Super Mario Bros.” como ejemplo principal fue particularmente absurda, dado que se trata de uno de los videojuegos más inocuos y familiares de la historia, conocido por su diseño colorido, su música alegre y su narrativa sencilla centrada en rescatar a la princesa Peach. La idea de que un juego como este pudiera ser un vehículo para mensajes extremistas no solo era risible, sino que también revelaba una profunda ignorancia sobre el medio.
El documental comenzaba con una secuencia en la que se mostraba a Mario enfrentándose a un enemigo en un castillo, seguida de una transición a una imagen de Mario vestido como un nazi, con el título “Super Mario Bros.” alterado para incluir símbolos nazis. La voz en off del narrador afirmaba que “uno de cada cuatro usuarios de videojuegos se ha encontrado contenido que le invitaba a unirse a grupos extremistas”, una estadística que, aunque podría haber sido tomada de un estudio, fue presentada de manera alarmista y sin el contexto necesario. La falta de conexión entre la premisa y el ejemplo elegido fue evidente para cualquier persona familiarizada con los videojuegos, lo que llevó a una reacción inmediata de incredulidad y crítica.
La reacción en las redes sociales fue inmediata y contundente. Usuarios de plataformas como X (antes Twitter) y Reddit se apresuraron a criticar el documental, señalando su falta de rigor, su sesgo ideológico y su evidente falta de comprensión sobre los videojuegos. El tuit de Adam LQ-84i, que compartió capturas del documental junto con un comentario sarcástico, se volvió viral, acumulando miles de interacciones y convirtiéndose en un punto de reunión para la comunidad gamer y los críticos del programa.
Los comentarios en el hilo de Adam LQ-84i reflejaban una mezcla de incredulidad, indignación y humor. Algunos usuarios bromeaban sobre la posibilidad de que Nintendo demandara a ‘La Sexta’ por usar su propiedad intelectual de manera tan irresponsable, mientras que otros lamentaban la perpetuación de estereotipos negativos sobre los gamers. La comunidad gamer, que ha luchado durante años para ser tomada en serio como una forma de entretenimiento legítima, sintió que este documental era un paso atrás, un recordatorio de que todavía existen barreras de comprensión entre los creadores de contenido tradicionales y el público gamer.
Un usuario, por ejemplo, comentó: “No me creo lo que ha subido la sexta 🥶💀”, mientras que otro añadió: “La han cagado, Nintendo va a hundir la sexta xD”. Estas reacciones no solo reflejaban el ridículo que generó el documental, sino también la frustración de una comunidad que se siente constantemente malinterpretada y caricaturizada por los medios.
El ridículo generado por el documental no fue solo por su premisa absurda, sino también por la evidente falta de investigación y entendimiento por parte de los productores. Los videojuegos son un medio diverso y complejo, que abarca géneros que van desde las plataformas familiares hasta los shooters militares y los juegos de rol. Sin embargo, ‘La Sexta’ da los ejemplos más inapropiados posibles para ilustrar su argumento, ignorando por completo la vasta literatura académica y los estudios que han explorado la relación entre los videojuegos y la violencia, o entre los videojuegos y las ideologías extremistas.
Por ejemplo, estudios como el publicado en “Taylor & Francis” han examinado el rol de los videojuegos violentos en el reclutamiento de grupos extremistas, pero estos estudios suelen ser matizados y reconocen que la relación no es directa ni simple. En cambio, el documental de ‘La Sexta’ presentó una narrativa simplista y alarmista, que no solo carecía de evidencia, sino que también ignoraba la agencia de los jugadores y la capacidad crítica de la audiencia.
Además, el uso de imágenes de “Super Mario Bros.” fue particularmente problemático porque el juego no contiene ningún contenido que pueda ser interpretado como extremista. La representación de Mario como un nazi fue una manipulación visual que distorsionó completamente el contexto original del juego, y que solo sirvió para subrayar la falta de seriedad del documental. Esta desconexión con la realidad del medio fue lo que más indignó a la comunidad gamer, que sintió que ‘La Sexta’ no solo había fallado en su intento de informar, sino que también había perpetuado un estereotipo dañino.
El rebullo generado por el documental tuvo varias consecuencias. En primer lugar, puso de manifiesto la necesidad de una mayor educación y comprensión sobre los videojuegos por parte de los medios tradicionales. La comunidad gamer ha avanzado mucho en los últimos años, con eventos como los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 incluyendo competiciones de esports, y con estudios que demuestran los beneficios cognitivos y sociales de los videojuegos. Sin embargo, incidentes como este recuerdan que todavía existe una brecha significativa entre los gamers y los que los representan en los medios.
En segundo lugar, el documental también generó un debate más amplio sobre la responsabilidad de los medios a la hora de informar sobre temas sensibles. La asociación entre los videojuegos y el extremismo es un tema serio que merece una discusión informada y matizada. Sin embargo, la aproximación de ‘La Sexta’ no solo fue poco profesional, sino que también corrió el riesgo de perpetuar estereotipos dañinos sobre los gamers, quienes a menudo son retratados como aislados, violentos o fácilmente influenciables.
Finalmente, el incidente sirvió como un recordatorio de la importancia de la comunidad gamer en la era digital. Las redes sociales permitieron a los gamers responder rápidamente al documental, compartir sus críticas y organizar una respuesta colectiva. Este tipo de movilización demuestra el poder de la comunidad gamer para defenderse contra representaciones erróneas y para exigir un trato más justo y respetuoso.