Queridos lectores, prepárense para un viaje por las gloriosas pifias de Ernest Urtasun, nuestro ministro de Cultura, ese paladín de la precisión que, como un torero despistado, no para de dar banderillazos al aire. Empecemos por el sonado patinazo que nos dejó con la boca abierta, como si hubiéramos visto a Velázquez pintando con un rodillo: el homenaje a Gloria Fuertes en noviembre de 2023. Con la solemnidad que merece el 25.º aniversario de la muerte de la poeta, Urtasun se lanzó a X a rendirle tributo, pero, ¡ay!, confundió “medio lustro” (dos años y medio, para los que no contamos con los dedos) con 25 años. ¡Un cuarto de siglo reducido a un suspiro! El mensaje, borrado y corregido a toda prisa, desató una tormenta de memes y críticas que aún resuenan. Porque, vamos a ver, ¿Cómo puede un ministro de Cultura, guardián de las letras y la memoria, cometer un error matemático-lingüístico que haría sonrojar a un escolar? Gloria, desde el cielo de los poetas, seguro que escribió un verso irónico para la ocasión: “Ernest, con lustro y medio, me dejaste en el olvido”.

Pero no contentos con este tropiezo, nuestro ministro decidió aventurarse en las procelosas aguas de la “descolonización” de los museos. Con la convicción de un cruzado posmoderno, Urtasun proclamó la necesidad de “superar el marco colonial” y desterrar las “inercias etnocéntricas” de nuestras pinacotecas. Suena bonito, sí, pero cuando uno rasca un poco, encuentra más postureo que sustancia. Porque, ¿Qué significa exactamente “descolonizar” el Prado o el Reina Sofía? ¿Sacar a Goya porque pintó a majas con demasiada “españolidad”? ¿Ponerle un filtro woke a los tapices flamencos? La vaguedad de sus declaraciones revela una ignorancia preocupante sobre el contexto histórico del arte y el papel de los museos como custodios de la complejidad humana, no como campos de batalla ideológicos. Para alguien que debería ser un faro de conocimiento cultural, Urtasun parece más un turista perdido en su propia retórica, blandiendo eslóganes como si fueran pinceles sin saber dónde está el lienzo. Y luego, la guinda del pastel, el colmo de los colmos, la puntilla que nos hace cuestionar si este hombre tiene un calendario o simplemente tira dados para decidir su agenda.

Mientras Europa entera se congregaba en París el 7 de diciembre de 2024 para celebrar la reapertura de Notre Dame, esa joya gótica que resurgió de sus cenizas como un fénix de piedra, ¿Dónde estaba nuestro ministro de Cultura? ¿Rindiendo homenaje a uno de los mayores símbolos culturales y espirituales del continente? No, señores, Urtasun decidió que su tiempo estaba mejor invertido en un circo de pueblo, probablemente uno de esos espectáculos alternativos con malabaristas veganos y payasos sin maquillaje, porque, claro, cualquier atisbo de cristianismo parece darle urticaria. ¿Qué podemos esperar de un ministro que prefiere el trapecio de un circo desconocido a la majestuosidad de Notre Dame, renacida tras años de esfuerzo colectivo? Es como si Cervantes prefiriera escribir un fanzine en lugar del Quijote. Ernest, amigo, la cultura no es solo lo que cabe en tu burbuja ideológica; a veces, hay que salir y oler el incienso de la historia.

¿Tienes un rumor?

Mándalo directo a nuestra Papelera.
📩 ¡Envíalo aquí!
papelera@diario-asdf.com

La cosa esta de la semana

«En un mundo donde todos toman la vida demasiado en serio, el Diario ASDF nos recuerda que apretar fuerte los dientes es la mejor forma de mantener la cordura.»

~ Atribuida a un anónimo lector del Diario ASDF, siglo XIV.

Entradas Destacadas