Por Miko Ñogordo, redactor jefe de cotilleos políticos en ASDF
Madrid, 6 de octubre de 2025 – En un movimiento que ha dejado a la parrilla televisiva española temblando como gelatina en un terremoto de magnitud 7, RTVE ha anunciado hoy el fichaje de Hanan Alcalde, más conocida en los anales de la vergüenza nacional como “la rubia de tetas grandes”, para integrarse en el equipo de tertulianos de su programa estrella de debates políticos. Sí, han leído bien. La misma Hanan que se coló en la memoria colectiva por su participación en aquella flotilla de la discordia hace una década, donde no solo no salvó el mundo, sino que lo avergonzó con un numerito que aún hace sonrojar a los peces del Mediterráneo.
Imaginemos la escena: es 2010, el sol pega fuerte en aguas internacionales, y una flotilla humanitaria se dirige a Gaza con intenciones nobles. Entre activistas serios y cargamentos de ayuda, aparece Hanan Alcalde, entonces una aspirante a influencer con más curvas que argumentos. Vestida con un bikini que parecía robado de una pasarela de Benidorm, Hanan no se limitó a posar para selfies con pancartas. No, señora. Decidió “contribuir” al esfuerzo global con un vídeo viral donde, entre gritos de “¡Libertad para Palestina!”, soltó perlas como: “¡Estos barbudos me miran mal porque envidio sus barbas! ¿Por qué no me dejan unirme al harem?”. El clip, que acumula 50 millones de views en YouTube (y contando), convirtió la flotilla en el chiste del año. Vergüenza ajena nivel experto: los tripulantes la escondieron en un contenedor de garbanzos para que no la viera nadie, pero ya era tarde. Hanan había nacido como meme eterno.
Quince años después, RTVE, esa institución pública que ha sobrevivido a gobiernos de izquierda, derecha y hasta a un par de reality shows fallidos, decide que lo que le falta a sus debates es… ¡más circo! El director de contenidos, un tal Pepe Televisión (que, por cierto, se rumorea que es el primo de un primo de un fontanero), justificó la decisión en una rueda de prensa que duró menos que un episodio de Cuéntame. “Hanan representa la diversidad moderna: rubia, tetuda y con opiniones que dan risa. En tiempos de polarización, necesitamos tertulianos que unan a la audiencia… en carcajadas”. ¿Diversidad? Claro, si por diversidad entendemos “contratar a alguien que hace que hasta el teletipo de la Bolsa parezca profundo”.
El contrato, que asciende a la nada despreciable cifra de 150.000 euros anuales (más un bono por cada meme que genere), la catapulta directamente al plató de Debate Nacional, el programa donde políticos de tres al cuarto se gritan como en un mercadillo de Vallecas. Hanan debutará el próximo lunes, debatiendo sobre la reforma de la sanidad pública. Su intervención prometida: “Yo, que he curado resacas en la flotilla con aspirinas y vodka, sé que el problema es que los médicos necesitan más bikini en sus quirófanos”. Los guionistas de RTVE ya sudan tinta: ¿cómo competir con eso?
Pero vayamos al grano, porque en ASDF no nos andamos con chiquitas. ¿Por qué RTVE hace esto? Fuentes internas (es decir, el chico de la fotocopiadora que escucha todo) aseguran que es una jugada maestra para rejuvenecer la audiencia. “Los abuelos ven La 2 Noticias y se duermen; los millennials prefieren TikTok. Hanan es el puente: tetas para los hombres, vergüenza para las mujeres, y memes para todos”. En efecto, desde el anuncio, las redes sociales explotan. Twitter (perdón, X) es un campo de batalla: #HananEnRTVE acumula 200.000 tuits en dos horas, con un 60% de “¡Esto es el fin de la tele pública!” y un 40% de “¡Por fin algo decente que ver mientras como patatas fritas!”.
No faltan las reacciones políticas, porque ¿qué sería de España sin que un diputado opine sobre el escote ajeno? Pedro Sánchez, en plena gira por Bruselas, soltó un tuit diplomático: “La televisión pública debe ser inclusiva. Hanan Alcalde aporta frescura al debate. ¡Viva la diversidad!” (Traducción: “No me meto, que mi mujer me mata”). Por el lado conservador, Isabel Díaz Ayuso no se cortó: “RTVE se hunde en el fango woke. Contratar a una flotillista tetuda es como poner a una paella en el debate sobre el cambio climático. ¡Madrid no necesita más vergüenza!”. Ayuso, que sabe de vergüenzas (recordemos su gestión de la pandemia con afters incluidos), remató con una foto suya en bikini playero. “Si Hanan entra, yo también. ¡Que compitan las curvas!”.
Feijóo, el eterno aspirante a líder, optó por el sarcasmo gallego: “En RTVE ya no hay tertulianos, hay influencers. Hanan Alcalde debatiendo sobre pensiones… ¿dirá que las suban para comprar sujetadores más grandes?”. Y no hablemos de Vox, que ya ha pedido una moción de censura contra el canal público. Santiago Abascal tuiteó: “¡Fuera las rubias invasoras! España primero, flotillas después”. (Nota: Abascal confundió “flotilla” con “invasión marroquí”. Clásico).
Pero lo mejor viene de los tertulianos veteranos, esos dinosaurios del plató que ven en Hanan una amenaza a su monopolio de sandeces. Ana Pastor, la reina del “¿y usted qué opina?”, declaró en Herrera en la Marcha: “Hanan es un soplo de aire fresco, pero si me roba el foco con sus… atributos, le pido un debate mano a mano sobre ética periodística”. Traducción: “¡Que no me eclipse, que yo inventé el escote periodístico en los 90!”. Por su parte, Antonio Maestre, el guerrero de la izquierda, soltó: “Esto es machismo puro. RTVE cosifica a la mujer”. (Hipocresía alert: Maestre tiene un calendario con fotos de tertulianas en poses dudosas en su despacho).
Joaquín Leguina, el abuelo cascarrabias, fue el más poético: “Hanan Alcalde en RTVE es como ponerle levadura a un ladrillo. Sube, pero no se come”. Y no olvidemos a Wyoming, que en El Intermedio ya preparó un monólogo: “RTVE ficha a Hanan. ¿Próximo paso? ¿Debates con luchadores de sumo analizando el PIB?”. El público, ese gran juez, ya inunda foros con gifs de la flotilla. Un usuario anónimo en Reddit resumió: “Ver a Hanan debatiendo con Casado será como ver a un gato con un ratón: el gato gana, pero el ratón da más pena”.
Ahora, profundicemos en la biografía de esta diosa de la vergüenza ajena, porque en ASDF creemos que no hay escándalo sin backstory jugoso. Hanan Alcalde nació en un pueblo de Toledo donde las fiestas patronales duran más que las dietas de los alcaldes. Hija de un carnicero y una peluquera, Hanan creció soñando con ser la nueva Penélope Cruz, pero el destino la llevó por un camino más… escabroso. A los 18, se mudó a Madrid para estudiar Periodismo, pero suspendió más asignaturas que un alumno de ESO. “El periodismo es aburrido”, confesó en una entrevista de 2012. “Yo prefiero el showbiz”.
Su salto a la fama llegó con la flotilla, como ya conté. Después, intentó una carrera como modelo, pero las agencias la rechazaban: “Tienes curvas, pero cero personalidad”. Hanan contraatacó con un OnlyFans prematuro, donde subía vídeos de “activismo en ropa interior”. Fracaso total: solo 12 suscriptores, uno de ellos su primo. Luego, reality shows: en Gran Hermano VIP, duró tres días antes de ser expulsada por “provocar un motín hormonal”. En Supervivientes, se perdió en la isla y tuvieron que rescatarla con un helicóptero. “La selva me odia”, dijo al volver, con un bronceado que parecía pintado con betún.
En los últimos años, Hanan se reinventó como “activista freelance”. Ha posado en manifestaciones contra el cambio climático (vestida de sirena plástica), apoyado causas LGTBI con banderas arcoíris como pareo, y hasta intentó ser eurodiputada por un partido que duró menos que un helado al sol. Su lema: “Yo soy el cambio que el mundo necesita… y un buen escote”. Ahora, RTVE la ve como el as en la manga para salvar audiencias en picada. ¿Funcionará? Estadísticas internas filtradas (gracias, chico de la fotocopiadora) muestran que Debate Nacional ha perdido un 30% de share desde la pandemia. “Necesitamos viralidad”, dice un ejecutivo. “Hanan es viralidad con tetas”.
Imaginemos su debut. El plató, luces cegadoras, público nervioso. Entra Hanan, con un vestido rojo que parece un trapo de cocina gigante. Frente a ella, el panel: un economista calvo, una feminista de gafas y un político con corbata floja. Tema: inflación. Economista: “La prima de riesgo sube un 2%”. Feminista: “Es patriarcado económico”. Político: “Mi partido lo solucionará”. Hanan: “Yo en la flotilla inflé precios con mis selfies. ¡Subidme el sueldo y os enseño!”. Silencio. Luego, risas. Twitter en llamas. Audiencia: +50%. RTVE: salvada. O hundida, dependiendo de cómo lo mires.
Pero no todo es risas. Críticos serios (esos que leen libros en lugar de memes) arremeten. La Asociación de Periodistas Mujeres emitió un comunicado: “Fichar a Hanan es un paso atrás para el feminismo. Reduce a la mujer a su físico”. Respuesta de Hanan en Instagram: “¡Chicas, usad lo que tenéis! Yo uso mis tetas para el bien común: ¡debates divertidos!”. ¿Machismo o empoderamiento? En ASDF, votamos por lo segundo, porque ¿quién no quiere ver a un tertuliano tartamudear ante un escote estratégico?
Entrevistamos (ficticiamente, claro, porque Hanan no contesta llamadas) a algunos implicados. Primero, el agente de Hanan, un tal Manolo “El Chulapo”: “Esto es el Oscar de su carrera. RTVE paga bien, y ella trae el espectáculo. Imagina: debates con twerking entre intervenciones. ¡Boom!”. Luego, una productora anónima: “Estamos aterrorizados. Hanan ya pidió un camerino con espejo de cuerpo entero y aceite bronceador. ¿Qué sigue? ¿Un jacuzzi en el plató?”. Y el público: encuestamos a 100 madrileños en Sol. 70% dice “¡Ole, más show!”. 20%: “Cerrad RTVE”. 10%: “Yo soy el primo suscriptor”.
En el panorama televisivo, esto es un terremoto. Telecinco ya huele sangre: “¿Hanan en RTVE? Nosotros la queremos para Sálvame“. Antena 3 prepara un especial: “La verdad detrás de la flotilla tetuda”. Y Netflix? Rumores de un docuseries: Hanan: De la Vergüenza al Plató. Mientras, la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) investiga si el fichaje viola normas de “contenido familiar”. Spoiler: en España, nada es familiar después de las 21:00.
Mirando al futuro, ¿qué depara Hanan? ¿Se convertirá en la nueva estrella? ¿O caerá en el olvido como tantos fichajes locos? En ASDF, apostamos por lo primero. España necesita risas, y Hanan es una fábrica de ellas. Su lema para el debut: “No prometo soluciones, pero sí vistas”. Si el debate sobre sanidad acaba en un tutorial de flotillas en bikini, sabremos que ha triunfado.
En resumen, RTVE ha inyectado adrenalina (y algo de silicona) a su programación. Hanan Alcalde, la rubia que avergüenza océanos, ahora avergonzará parlamentos. ¿Bienvenido el circo? Absolutamente. Porque en este país, donde los políticos son payasos gratis, al menos Hanan cobra por el show.
Miko Ñogordo es redactor en ASDF desde 2010. Cree que la tele pública debería emitir más fútbol y menos debates, pero acepta tetas como alternativa. Sígale en @ÑogordoASDF para más vergüenzas ajenas.