Sanchez con Netanyahu

¡Ay, amigos, que España se ha metido en un lío de los gordos! El Gobierno de Pedro Sánchez, en un arranque de valentía que ni el Cid Campeador, ha decidido cortar por lo sano con Israel: nada de armas, nada de aviones, nada de barcos cargaditos de cacharros bélicos. “¡Que no pase ni un tornillo!”, gritaron desde Moncloa, mientras alguien desempolvaba el manual de “Cómo Hacer Enemigos en 10 Pasos”. Pero Israel, que no se queda atrás en el arte del drama, ha respondido con un comunicado que parece sacado de una telenovela: “¡España es antiisraelí y antisemita!”. Y, para rematar, han vetado la entrada a dos ministras, Yolanda Díaz y Sira Rego, como si fueran las villanas de una serie de Netflix. En el Diario ASDF, desglosamos este culebrón internacional con más giros que una peonza.

Un embargo con sabor a tortilla

Todo empezó cuando alguien en el Gobierno español, probablemente después de un café bien cargado, dijo: “Oye, ¿y si dejamos de mandar armas a Israel? Total, ya tenemos bastante con el follón de la factura de la luz”. Y así, con la misma naturalidad con que se pide una caña en un bar, España anunció un embargo de armas. Pero no contentos con eso, también prohibieron que aviones y barcos con material bélico pasaran por territorio español. “¡Que se vayan por Narnia si quieren!”, fue el mensaje implícito.

La medida, que en teoría era para promover la paz, desató una tormenta en redes sociales. En X, los usuarios se dividieron entre los que aplaudían la decisión (“¡Bravo, Sánchez, eres el Robin Hood de la geopolítica!”) y los que veían el apocalipsis (“¡Esto es el fin de las relaciones internacionales! ¡Adiós al hummus en los supermercados!”). Mientras tanto, en los bares de Madrid, los abuelos ya estaban organizando un torneo de mus para decidir si España había hecho bien o no.

Israel contraataca (y no con sables láser)

Israel no se quedó de brazos cruzados. En un comunicado que parecía escrito por un guionista de Hollywood con demasiada cafeína, acusaron al Gobierno español de ser “antiisraelí y antisemita”. ¡Toma ya! Como si Sánchez hubiera colgado un cartel en Moncloa diciendo: “No nos caéis bien, chicos”. Para añadir más leña al fuego, Israel decidió que Yolanda Díaz y Sira Rego, ministras de Trabajo y Juventud e Infancia respectivamente, no son bienvenidas en su país. “¡Fuera de mi patio!”, dijo el Gobierno israelí, como si estuvieran echando a alguien de una fiesta por llevar sandalias con calcetines.

Yolanda Díaz, con su característica calma gallega, respondió en X: “Pues nada, me iré de vacaciones a Benidorm, que ahí no me piden pasaporte”. Sira Rego, por su parte, se limitó a compartir un meme de un gato con cara de enfado, lo que desató una oleada de memes en las redes. “¡Sira Rego vetada, pero su gato no!”, tuiteó un usuario, acompañado de un montaje del felino con una bandera española.

El pueblo opina (o grita, más bien)

En las redes, el tema ha sido un festival de opiniones. Por un lado, están los que defienden la postura española: “¡Ya era hora de que alguien le pusiera un freno a tanto cachivache bélico!”, escribía @PacoElDeLaTortilla. Por otro, los que creen que esto es un error diplomático de proporciones épicas: “Sánchez, ¿tú sabes lo que cuesta un buen falafel? ¡Esto es una declaración de guerra al kebab!”, tuiteó @ManoloSinFiltro.

En los platós de televisión, los tertulianos se han puesto las botas. En uno de esos programas donde todos gritan a la vez, un analista aseguró que este conflicto podría “acabar con España convertida en una isla flotante en el Mediterráneo”. Nadie entendió muy bien qué quería decir, pero sonó tan apocalíptico que todos asintieron con cara de preocupación.

¿Y ahora qué?

El culebrón no tiene pinta de terminar pronto. Fuentes cercanas al Gobierno (o sea, el camarero del bar de enfrente de Moncloa) aseguran que Sánchez está considerando responder con una medida aún más audaz: prohibir la venta de hummus en España hasta que Israel pida disculpas. “Si ellos cierran fronteras, nosotros cerramos los estantes del supermercado”, habría dicho el presidente, aunque nadie sabe si era en serio o si se le escapó después de un vermut.

Mientras tanto, en Israel, ya están preparando su próximo movimiento. Rumores apuntan a que podrían vetar la entrada de más políticos españoles, empezando por los que cantan mal en los karaokes internacionales. “Si Sánchez quiere guerra, que venga a nuestro bar de Tel Aviv y lo arreglamos con una partida de dardos”, bromeó un portavoz israelí en un tono que no quedó claro si era sarcástico o no.

En las redes, los españoles han encontrado una solución más práctica: memes. Desde montajes de Sánchez disfrazado de caballero medieval hasta vídeos de Yolanda Díaz bailando flamenco en Benidorm, la creatividad no tiene límites. Incluso ha surgido un hashtag, #EmbargoConSalsa, que ya tiene más de 100.000 publicaciones en X.

El futuro: ¿paella o falafel?

Este enfrentamiento diplomático tiene a España dividida entre los que quieren mantener la postura firme y los que prefieren volver a la normalidad para no perderse las próximas vacaciones en Tel Aviv. Mientras tanto, el Diario ASDF propone una solución salomónica: un gran duelo culinario. Que Sánchez e Israel se enfrenten en un concurso de cocina internacional. España aporta la paella, Israel el falafel, y que gane el mejor. El jurado, por supuesto, sería un panel de abuelas de ambos países, porque nadie sabe más de comida que una abuela con un cucharón en la mano.

En conclusión, este culebrón diplomático promete más capítulos que una serie de Antena 3. Mientras esperamos el próximo giro, os recomendamos seguir el hashtag #EmbargoConSalsa y, sobre todo, no tomarse la vida demasiado en serio. Porque, al fin y al cabo, ¿qué es un embargo comparado con el drama de que se te queme la tortilla de patatas?

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~ Atribuida a un anónimo lector del Diario ASDF, siglo XIV.

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