La operación de rescate, que incluyó una zodiac alquilada en condiciones sospechosas, una red de pesca improvisada y un encuentro con un atún poco colaborativo, permitió recuperar un teléfono con chats, vídeos y planes delirantes que ya están dando la vuelta al mundo.
Un hallazgo de película
Lo que empezó como una investigación rutinaria sobre el recorrido de la “Global Summund Flotilla” acabó convirtiéndose en una aventura marítima digna de documental.
El pasado fin de semana, uno de nuestros reporteros, enviado especial al Mediterráneo oriental, recuperó personalmente uno de los teléfonos móviles que fueron arrojados al mar por los participantes de la flotilla antes de ser interceptados.
El rescate no fue sencillo. Armado únicamente con una zodiac alquilada a un jubilado griego que no hacía demasiadas preguntas, una red de pesca para calamares y un GPS de segunda mano comprado en un mercadillo, nuestro reportero localizó un objeto sospechoso flotando a la deriva a unos 5 kilómetros de la costa cretense. Lo que parecía al principio “una botella de aceite de oliva vacía” resultó ser una ingeniosa boya improvisada con una botella de refresco de dos litros, dentro de la cual se encontraba un smartphone envuelto en bolsas de congelar y cinta americana.
“Fue como encontrar un tesoro, pero sin piratas. Bueno, salvo un par de medusas agresivas”, explicó nuestro reportero, aún oliendo a mar y a aventura.
La operación de recuperación: una historia increíble
Según el relato de nuestro enviado, todo comenzó tras recibir un chivatazo en una cafetería portuaria de Heraclión. Un marinero con gorra de Pepsi y mirada nerviosa se le acercó y susurró en un castellano precario:
“Teléfono… flotando… botella… dos litros… norte”.
Tras esta críptica frase, el hombre desapareció entre los contenedores, como si fuera un personaje secundario de Bourne.
Intrigado, el reportero alquiló una pequeña embarcación a un tal “Nikos”, que solo aceptó billetes en efectivo y le dio como garantía “una cuerda muy buena”. A bordo, siguiendo indicaciones vagas y con una brújula oxidada, se internó en aguas abiertas.
Tras dos horas de navegación, varias discusiones con la brújula y un encontronazo con un atún que decidió saltar en el peor momento, avistó un pequeño objeto flotante que brillaba al sol. “Pensé que era una botella con un mensaje romántico, o tal vez una carta de Hacienda que había huido del país”, relató.
Con maniobras precisas y una gran dosis de suerte, consiguió enganchar la botella con la red de pesca. Dentro, envuelto como si fuera un jamón caro, estaba el teléfono móvil.
“Operación Flotilla Épica”: las notas del dispositivo
Una vez a salvo en tierra firme, y tras secar el dispositivo con un secador prestado por la recepcionista de un hostal, se accedió a su contenido. Lo primero que apareció fue una serie de notas tituladas “Operación Flotilla Épica – Versión Finalísima (de verdad esta vez)”.
El tono de los documentos oscilaba entre lo revolucionario y lo absurdo. Algunas instrucciones destacaban por su pragmatismo cuestionable:
- “No olvidar bocatas de hummus.”
- “Si alguien pregunta, decimos que somos ONG cultural flotante.”
- “Si nos paran los israelíes, sacar mirada intensa de documental de Netflix.”
- “Si todo falla: tirar los móviles al mar y fingir que somos turistas perdidos.”
La última línea explica, sin duda, cómo el teléfono terminó flotando en una botella improvisada.
Chats internos: organización o caos organizado
Entre los archivos más jugosos está un chat de Telegram titulado “Summund Strike Core 🔥🚢”, donde los miembros de la flotilla se coordinaban en un tono que oscilaba entre la clandestinidad épica y la logística de excursión escolar:
@CapitánX: “¿Alguien trajo gasolina extra?”
@Fulanito_99: “Yo pensé que era eléctrica la lancha.”
@CapitánX: “¿Cómo va a ser eléctrica una lancha del 92?”
@ActivistaVegana: “Yo traje tofu.”
En otro mensaje, fechado justo antes de entrar en aguas internacionales:
@ElOrganizador: “Si nos interceptan, Plan B es activar el modo documental. Llorad. Que rueden cámaras. Y recordad: nada de mencionar que nos equivocamos de ruta.”
El vídeo “Plan B: Camellos submarinos”
Entre los archivos multimedia destaca un vídeo de 12 minutos titulado “Plan B: Camellos submarinos”.
Tres individuos, con una pizarra detrás, exponen con solemnidad un plan alternativo: utilizar camellos equipados con tubos de buceo para transportar suministros por debajo de los radares marítimos.
“Nadie se lo esperará. Ni siquiera los delfines espías”, dice uno de ellos con total seriedad.
El vídeo concluye con un montaje en PowerPoint donde camellos animados nadan bajo el mar al ritmo de Eye of the Tiger.
Expertos militares consultados por el Diario ASDF confirmaron que “no hay base técnica alguna para esta operación”, aunque algunos admitieron “cierto respeto por la creatividad”.
Audios encontrados
En la carpeta de notas de voz, tres grabaciones destacan:
- “Nos hemos perdido. Este GPS es de juguete. Creo que estamos girando en círculos. Veo otra vez el mismo delfín.”
- “Si no volvemos… que borren mi historial de YouTube. Sobre todo el vídeo de cocina coreana con gatos.”
- “Vale, he tirado el teléfono. Espero que nadie lo encuentre. Esto se autodestruirá en… bueno, en realidad no. Pero ojalá.”
Lamentablemente para ellos, alguien lo encontró.
Lista de contactos peculiar
El teléfono contenía una lista de contactos que merece ser enmarcada:
- “Paco el del catamarán”
- “Tío Ahmed (no llamar después de las 22h)”
- “Mamá (no decirle lo de la flotilla)”
- “Embajada de Liechtenstein???”
- “Pizza Jerusalén – sin piña”
Las autoridades aún no saben si estos contactos están implicados o si simplemente reflejan la vida caóticamente normal del propietario.
Reacciones políticas
Gobiernos y portavoces europeos se apresuraron a comentar el hallazgo.
El portavoz del Ministerio de Exteriores español dijo: “No tenemos constancia oficial de participación española. Pero si la hubiera, esperamos que al menos llevaran crema solar”.
En Israel, un portavoz militar declaró: “Hemos oído de tácticas poco convencionales, pero nunca de camellos submarinos. Estamos revisando nuestros protocolos de dromedarios sumergibles”.
La Comisión Europea, por su parte, evitó comentar directamente, limitándose a señalar que “esto confirma que Europa necesita más clases de geografía”.
Reacción en redes sociales
En cuestión de horas, el vídeo de los camellos submarinos se filtró y se hizo viral. TikTok se llenó de recreaciones acuáticas. En X (antes Twitter) el hashtag #CamelSubmarine alcanzó el número 1 en tendencias, con miles de usuarios editando la escena con música épica.
Influencers de viajes recrearon el plan en piscinas con flotadores en forma de camello, mientras que expertos en geopolítica lloraban suavemente en un rincón.
Una exclusiva con sello ASDF
Gracias a la valentía, torpeza estratégica y olfato periodístico de nuestro reportero, esta historia no se perdió en el fondo del mar.
El rescate del móvil no solo ha revelado la trastienda más absurda de la “Global Summund Flotilla”, sino que ha puesto sobre la mesa la mezcla explosiva de improvisación, épica autogenerada y PowerPoints cuestionables que caracteriza a ciertas aventuras internacionales.
Fuentes marítimas griegas aseguran que podrían aparecer más teléfonos en los próximos días. “Si tiraron todos al mar, esto va a ser como recoger botellas de champán después de Año Nuevo”, declaró un guardacostas resignado.
Cierre
Lo que para los protagonistas fue un gesto para borrar huellas, se ha convertido en una exclusiva que ya está dando la vuelta al mundo.
Un móvil, una botella de dos litros, un periodista obstinado y un atún inoportuno bastaron para destapar uno de los episodios más surrealistas del Mediterráneo reciente.