Fonsi Loaiza

DIARIO ASDF —
En un giro inesperado incluso para los estándares de la política y la justicia españolas —donde lo insólito dejó de sorprender hace tres legislaturas— el periodista y activista Fonsi Loaiza ha denunciado públicamente que “los miembros conservadores del Tribunal Supremo que han impulsado y ratificado la condena contra el Fiscal General del Estado tienen vínculos estrechos, fluidos y peligrosamente futbolísticos con Florentino Pérez, porque iban a ver sus partidos”.
Aunque Loaiza no precisó si los magistrados acudían a los encuentros del Real Madrid como socios, invitados, infiltrados o simples espectadores con bufanda reversible, el revuelo ha sido inmediato.

Una declaración que agitó media hemeroteca

La acusación surgió durante una comparecencia improvisada en la puerta del Tribunal Supremo. Loaiza, rodeado de micrófonos y de un par de turistas que buscaban mal un Museo del Prado que quedaba a 13 minutos andando, aseguró que “no se puede hablar de imparcialidad si los jueces, en su tiempo libre, se sientan en butacas que huelen a poder y a césped de alta gama”.

Según su explicación, varios magistrados “han asistido de manera habitual a partidos del Real Madrid, incluso algunos con entradas que no están disponibles para el común de los mortales, es decir, para quienes no tienen contactos en las altas esferas o al menos un tío que trabaje en la Fundación Real Madrid”.
La afirmación, como suele ocurrir en el espectro político-mediático español, produjo en pocos minutos un torbellino de respuestas: desde quienes pedían investigar al Supremo, pasando por quienes acusaban a Loaiza de conspiranoia futbolera, hasta los que pedían directamente reformar la Constitución para prohibir a los jueces tener aficiones.

“Si ves más de tres partidos en el Bernabéu, ya no eres independiente”

Esa fue una de las frases más difundidas de Loaiza en redes sociales. Según el activista, el problema no sería la asistencia puntual, sino la frecuencia y el contexto: “Una cosa es ir un día a ver el fútbol y otra cosa es que te vean más en el Bernabéu que en tu despacho. Todo el mundo sabe que el palco tiene más poder del que admite en público”.

En este sentido, sostuvo que ciertos magistrados del ala conservadora mantienen una “relación simbiótica” con Florentino Pérez: un ecosistema de saludos, invitaciones, canapés de salmón noruego y fotos con jugadores retirados del Real Madrid que, según él, comprometerían la independencia judicial.
Ninguna fuente oficial ha confirmado ni desmentido la existencia de los supuestos canapés.

El Supremo, sorprendido: “La gente puede ver fútbol sin ser corrupta”

Fuentes internas del Tribunal Supremo, consultadas por el Diario ASDF bajo anonimato para evitar que alguien les revise el historial de abonos, se mostraron desconcertadas:
“Mire, nosotros simplemente vamos al fútbol como cualquier persona normal. Bueno, igual a zonas donde no va cualquier persona normal, pero eso no cambia nada”.

Según estas fuentes, la acusación de Loaiza es “un salto olímpico de lógica”, porque de ella se podría deducir que “cualquier ciudadano que vea un Real Madrid – Alavés por la tele queda automáticamente vinculado a los intereses de Florentino Pérez, lo cual incluiría al 80% de los bares españoles y al 40% de los peluqueros que ponen la tele en silencio mientras trabajan”.

El entorno del Fiscal General: “No nos sorprende nada ya”

Desde el entorno del Fiscal General —recientemente condenado en un proceso que ha generado un terremoto político aún en desarrollo— aseguran que no entrarán a valorar las declaraciones de Loaiza, pero reconocen que “España tiene la capacidad única de convertir cualquier conflicto institucional en un episodio de La que se avecina, pero con toga”.

Uno de sus asesores, que pidió que le identificáramos únicamente como “Manuel”, afirmó con resignación que el caso está mutando:
“Primero fue jurídico, luego político, luego mediático, ahora estamos entrando en una fase futbolística. En cualquier momento aparecerá Ibai Llanos comentando el asunto en Twitch”.

Las redes, en combustión: memes, ironía y sospechas

En X (antes Twitter, ahora campo de batalla permanente), las reacciones fueron inmediatas. Entre las líneas más repetidas:

  • “Si has pisado el Bernabéu más de tres veces, automáticamente Florentino te controla la mente.”
  • “Qué gran país: los jueces condenan al Fiscal General, el periodista denuncia que los jueces son del Madrid, y el Madrid dice que no sabe nada. Solo falta que el VAR intervenga.”
  • “Duda seria: ¿si fueran del Leganés también sería conspiración?”

La polarización llegó al punto de que un pequeño colectivo propuso hacer una auditoría pública de todos los hobbies de los magistrados, incluyendo cuántos cafés piden al día, si prefieren tortilla con o sin cebolla y si alguna vez han escuchado un podcast de fútbol en la radio.

Florentino Pérez, al margen pero no tanto

Desde el Real Madrid se limitaron a emitir un comunicado sobrio que decía:
“El Real Madrid no comenta teorías conspirativas ni acusaciones sin fundamento. El club se dedica al deporte y mantiene relaciones institucionales normales con todos los poderes del Estado.”
A pesar de la brevedad del texto, muchos usuarios en redes detectaron que la frase “relaciones institucionales normales” daba para 300 tertulias más.

Un analista deportivo que suele tertuliar en televisión afirmó que “Florentino no necesita conspirar, porque ya controla el fútbol mundial”. Sin aclarar si hablaba en serio o irónicamente —en España esa frontera se borró hace años—, añadió que la idea de que un magistrado pueda verse influido por un partido de Champions “es tan absurda como probable”.

Los expertos se pronuncian: unos se ríen, otros no tanto

El Diario ASDF consultó a tres expertos en derecho constitucional, dos en sociología del deporte y un politólogo que se encontraba en la cafetería equivocada.

1. Una catedrática de Derecho Constitucional

Explicó que asistir a un partido de fútbol no constituye conflicto de intereses ni infracción disciplinaria “a menos que el magistrado estuviera en el descanso negociando nombramientos judiciales o comprando un paquete accionario del Real Madrid”.
Añadió, sin embargo, que la imagen institucional es delicada y que “todo lo que implique acercarse al palco puede generar suspicacias, porque el palco del Bernabéu ha sido históricamente un ecosistema político”.

2. Un sociólogo del deporte

Se limitó a señalar que “el fútbol es poder blando, como el sushi institucional o las recepciones diplomáticas con vino barato”.
Según él, no sería raro que existieran relaciones de proximidad entre élites políticas, judiciales y deportivas, “pero eso no implica necesariamente corrupción, solo que tienen mejores asientos que el resto”.

3. El politólogo accidental

Tras darse cuenta de que había entrado en la entrevista por error, decidió opinar igualmente:
“En España todo pasa por el fútbol. Si mañana alguien descubre que el Defensor del Pueblo es del Betis, habrá quien crea que está conspirando con Lopera reencarnado. No es seriedad, es folclore institucional”.

La oposición entra al ruedo: unos aplauden, otros niegan

Mientras los partidos progresistas aprovecharon la oportunidad para pedir más transparencia judicial y “un cortafuegos entre el palco y el BOE”, los partidos conservadores calificaron la acusación de “esperpento”.

Un portavoz del principal partido de la oposición —que pidió no aparecer con nombre para evitar memes— afirmó:
“Esto ya parece una república bananera, pero sin bananas. Que se investigue, sí, pero investiguemos también si Loaiza tiene vínculos con el Cádiz por haber ido al estadio alguna vez”.

La opinión pública, entre la risa y la incredulidad

En los bares, las conversaciones fueron exactamente las que uno imaginaría:

  • “Yo también he ido al Bernabéu, ¿significa eso que soy parte de una red de poder?”
  • “No, Paco, significa que te aburrías y te regalaron una entrada.”
  • “Pues prefiero no revelar mi historial de estadios por si acaso. No quiero que aparezca en el BOE”.

La mezcla de humor, sospecha y hastío institucional volvió a dominar la conversación nacional.

Conclusión: un país donde el fútbol, la justicia y la política siempre acaban chocando

La acusación de Fonsi Loaiza —cierta, exagerada, simbólica, literal o simplemente parte de la tradición española de convertir cualquier asunto serio en un sainete público— ha vuelto a demostrar que en España las fronteras entre el poder y el espectáculo son finas como el césped recién cortado de un estadio de élite.

Mientras el caso del Fiscal General continúa su recorrido y mientras en el Supremo niegan cualquier vínculo indebido, la opinión pública ya ha elegido su enfoque: meme, indignación o indiferencia.
Y Florentino Pérez, como siempre, guarda silencio, quizá preguntándose si no sería buena idea cobrar entrada también para las polémicas.

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