maria Jesus montero

Madrid, 10 de septiembre de 2025 – Hacienda ha ideado la estrategia perfecta para sacarnos hasta el último céntimo: reclamar importes al azar, sin filtros, y confiar en que nuestra pereza hará el resto. Porque, ¿Quién tiene ganas de revisar números cuando basta con sacar la tarjeta y punto?

La ciencia del despiste masivo

Todo empezó con un brillante análisis interno: descubrieron que el 70 % de los contribuyentes comete “pequeños errores” en sus declaraciones, de apenas 5 a 250 €. ¿La conclusión? En lugar de corregir, prefieren huir del papeleo y pagar sin rechistar. Así nació el algoritmo mágico que cada día elige 15.000 nombres y asocia un importe entre 1 y 300 €, como quien reparte boletos de lotería.

“Si cuela, cuela”: lema no tan secreto

En los pasillos de Hacienda ya se oye el cántico: “Si cuela, cuela”.

  • El 80 % paga en menos de 48 horas (aplausos).
  • Solo el 12 % se molesta en entrar a la sede electrónica (y eso que es gratis).
  • Un insólito 3 % se atreve a reclamar (valientes, ellos).

Los demás prefieren pasar página… y pasar por caja.

Algoritmo fast track de la desesperanza

Cada amanecer, el sistema cruza datos fiscales, movimientos bancarios y actividad online. El resultado es un lote de notificaciones sin explicación:

  1. Nombre del contribuyente.
  2. Cifra aleatoria (1 – 300 €).
  3. Vía de envío (SMS, email o app).

Si cae el pago, el “milagro” queda validado sin más preguntas.

Beneficios para las arcas (y risas garantizadas)

Hacienda presume de:

  • Liquidez exprés: céntimos que se convierten en millones.
  • Cero inspectores enfadados: la campaña es tan automática como letal.
  • Miedo fiscal: en 2026 nadie querrá sorpresas inesperadas.

Y lo mejor: todo funciona con la fuerza de nuestra propia desidia.

Sombras en el cuadro

Pero no todo es reírse del contribuyente.

  • Arbitrariedad pura: reclamas sin argumentación y no pasa nada.
  • Riesgo de fraudes: ¿ciberdelincuentes replicando la jugada? Terrorífico.
  • Atención desbordada: llamadas, correos y protestas colapsan el teléfono de información.

Algunos hablan de “efecto boomerang” y no les falta razón.

Críticas desde todos los bandos

La oposición no da crédito: “Es un juego malabarista con nuestros impuestos”. Los juristas advierten de violaciones al principio de transparencia y al derecho de audiencia. El catedrático Antonio Solana sentencia: “Se alimenta de la buena fe del ciudadano, pero podría estrellarse en los tribunales”.

¿Cómo zafarse de la trampa?

Si no quieres ser parte del experimento, los expertos recomiendan:

  • No pagar a ciegas: primero entra en la sede electrónica.
  • Exige el justificante de liquidación.
  • Compara con tu declaración original.
  • Presenta recurso de reposición en 30 días si todo huele raro.

Al mal paso, buena cara… y buena consulta.

Epílogo

Hacienda ha encontrado la fórmula para monetizar nuestra falta de ganas: un experimento fiscal tan eficaz como polémico. Quizá en unos meses, entre litigios y memes, la fiesta se acabe. O tal vez no: si cuela, cuela… hasta que deje de colar.

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~ Atribuida a un anónimo lector del Diario ASDF, siglo XIV.

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