En un evento que pretendía ser un oasis de magia y caramelos, la cabalgata de los Reyes Magos en el exclusivo barrio de Los Remedios en Sevilla se convirtió en un inesperado ring político. Mientras los niños esperaban ilusionados la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar, un grupo de vecinos, probablemente hartos de la política, pero aún más de Pedro Sánchez, decidió dar un giro a la tradición con su propia versión de la “música de cabalgata”.
Según testigos, el ambiente festivo se vio interrumpido por gritos de “¡Pedro Sánchez, hijo de puta!” tan fuertes que incluso los Reyes Magos, famosos por su sabiduría y paciencia, se pararon un momento a pensar si no deberían reconsiderar sus regalos para ese año. Los cánticos, que comenzaron cuando la carroza de los Reyes cruzaba la calle Asunción, dejaron claro que en Sevilla, la política no tiene vacaciones, ni siquiera en la víspera de Reyes.
La ironía de que esto sucediera en uno de los barrios más acomodados de Sevilla, donde las casas parecen hechas de caramelos y los jardines son más grandes que algunos parques públicos, no pasó desapercibida. Los vecinos, conocidos por sus inclinaciones conservadoras, probablemente pensaron que era su deber cívico añadir un poco de “salseo” a la cabalgata, como si la política española no tuviera ya suficiente drama.
Los medios locales y algunos tuiteros rápidamente se hicieron eco del evento, con comentarios que iban desde “Qué bonito es ver a la sociedad unida” hasta “Esto es lo que pasa cuando se mezcla la política con la magia de los Reyes”. Las imágenes y vídeos de la protesta improvisada se viralizaron, convirtiendo un momento destinado a la ilusión infantil en un meme instantáneo sobre la polarización política en España.
En respuesta, el equipo de Pedro Sánchez emitió una declaración que podría resumirse en “Vale, ¿y qué esperaban? La política es un deporte de contacto”. Mientras tanto, los Reyes Magos, demostrando una vez más su inigualable diplomacia, continuaron su recorrido, probablemente pensando en cómo explicar la situación a sus hijos cuando regresaran a Oriente.
Así, Sevilla no solo celebró la llegada de los Reyes Magos sino que también ofreció un espectáculo extra: la demostración de que, en España, ni siquiera los días de magia están a salvo de la política. ¡Felices Reyes, con un toque de polémica!