Marilyn Manson tiene una canción, llamada “The Dope Show” que dice, entre otras cosas “Ellos te aman cuando sales en las portadas. Cuando no sales, entonces ellos aman a otro”. Y esto es lo que ha pasado con Juana Rivas; Se ha pasado de moda y es una figura incómoda hasta el punto de que ya no hace juego con nada ni con nadie.
Todavía recuerdo cuando Juana estaba en casa de cualquier adicta a la henna. Todas la defendían, sin ninguna fisura, mientras Juana desfilaba por todas partes como una Rockstar. Por primera vez, personas de dentro del gobierno animaban a una ciudadana a saltarse la ley, un esperpento insufrible. Hoy en día, sólo los muy cafeteros la defienden, y no con demasiado entusiasmo.
Entre los que la jalean aún, aunque con el ánimo de la comitiva de España en eurovisión, están Ione Belarra e Irene “Madres protectoras” Montero, pero incluso entre las defensoras de madres secuestradoras por excelencia como María Sevilla (recordemos la foto de Ione Belarra y otras tres diputadas de Podemos posando todas solemnes con María Sevilla, eso debería habernos dado una idea de la catadura moral de algunos, pero no tenemos memoria) la desgana es más que evidente.
Pero el juego se ha acabado. El hijo pequeño debe volver con su padre, Francesco Arcuri. La realidad ha roto el discurso de “Francesco Arcuri es un maltratador”, porque se sabe el contexto en el que Franceso se declaró así. Y actualmente sólo las feministas más desnortadas, de X/Twitter y Tiktok, y que no parecen haber recibido el memorandum de que es mejor no seguir por ese camino, parecen seguir inamovibles. Pero era de esperar por parte de personas que son inmunes a la vida misma, excepto a señores que se la están meneando en la comodidad de sus casas.
De poco sirven una carta, supuestamente del puño y letra del hermano mayor, o la jueza que está gestionando las custodias, que ha retrasado la entrega del niño a Arcuri hasta el viernes en un estertor de lo que fue un circo de tres pistas, sólo es un último recurso desesperado. El niño se volverá a Italia y ni la fiscalía, ni el constitucional, se han querido meter en el berenjenal, lo cual da una idea del sentimiento de game over que puebla todo el asunto. Juana Rivas, que llegó a ser indultada por este gobierno, la Rockstar de igualdad, ahora mismo está sola. Y ya no es una Rockstar; es un juguete roto que ya no sirve a su antiguo propósito.
Lo único que debemos preguntarnos ahora es cuándo todos los que jalearon a Juana Rivas se sentarán en el banquillo, por incitación a delito. Y en cuanto a la propia Juana Rivas, sólo espero que acabe como todo aquel que adquiere fama por los motivos equivocados: En el olvido.