Junts rompe con el PSOE

“Ha sido una relación intensa, pero ya no sentimos lo mismo”, confiesa un portavoz con lágrimas en los ojos mientras recoge los muebles del despacho compartido en el Congreso.

Barcelona / Madrid —
En un movimiento que nadie esperaba pero que todos llevaban semanas deseando, Junts per Catalunya ha anunciado hoy “por unanimidad, claridad y algo de despecho” que rompe oficialmente su relación con la PSOE, alegando “falta de comunicación, pérdida de confianza y diferencias irreconciliables sobre quién manda más”.

El comunicado, emitido desde un salón del Parlament decorado con velas aromáticas, una senyera plegada con ternura y un retrato de Carles Puigdemont mirando al horizonte, fue leído por un portavoz visiblemente afectado:

“Hemos hecho todo lo posible. Hemos intentado hablar, dialogar, incluso enviar whatsapps con corazones amarillos, pero la PSOE ya no nos responde como antes. Nos deja en visto. Y cuando contesta, es con un emoji neutro. No podemos seguir así.”

Según fuentes cercanas al grupo parlamentario, la ruptura se venía gestando desde hace semanas, después de que varios diputados de Junts descubrieran que el PSOE estaba “viendo a otros partidos” y que incluso había tenido una “cena informal con el PNV sin avisar”.


Una historia de amor político con final anunciado

La relación entre Junts y el PSOE nació, como tantas relaciones imposibles, de una necesidad mutua.
Ella (la PSOE) buscaba estabilidad; él (Junts), indulgencia judicial.
Ambos sabían que era una relación tóxica, pero el poder, ese afrodisíaco, lo pudo todo.

Durante meses compartieron declaraciones conjuntas, acuerdos presupuestarios, guiños discretos en los pasillos del Congreso y silencios cómplices cuando las cosas se torcían.
Los más románticos del hemiciclo incluso llegaron a hablar de “una nueva transición sentimental”.

Pero el amor, como la política, se oxida si no se engrasa con concesiones.

“Todo empezó a enfriarse cuando Pedro dejó de mencionar la palabra diálogo en sus discursos”, explicó una diputada de Junts que prefiere mantener el anonimato, aunque lleva el lazo amarillo más grande del Parlament. “Antes nos decía ‘España es plural, diversa y hermosa’. Ahora solo dice ‘España’. Sin adjetivos. Nos sentimos ignorados”.

La crisis final llegó, según fuentes de Moncloa, tras una discusión sobre quién debía pagar la cena del último pacto presupuestario.
Sánchez, pragmático, insistió en dividir la cuenta.
Junts, herido, replicó: “Nosotros ya hemos pagado demasiado”.
Desde entonces no se han vuelto a ver.


“Necesitamos tiempo para encontrarnos a nosotros mismos”

En un tono de terapia de pareja, Junts ha comunicado que “no es el fin de todo”, sino “una pausa necesaria para reflexionar sobre quiénes somos sin la PSOE”.
Los diputados han empezado a recoger sus cosas del despacho compartido en el Congreso: retratos de Puigdemont, plantas de interior, la cafetera Nespresso comprada a medias y un póster de Waterloo con dedicatoria.

“Nos quedamos con lo bueno”, afirmó un portavoz emocionado. “Aprendimos a negociar, a fingir moderación, a fingir sorpresa, y sobre todo a fingir que no estábamos enfadados. Pero esto ya no da más de sí”.

Moncloa, por su parte, ha reaccionado con serenidad zen.
Fuentes próximas a Pedro Sánchez aseguran que el presidente “lo veía venir” y que lleva semanas ensayando frases ante el espejo como “les deseo lo mejor” o “seguimos abiertos al diálogo si ellos quieren hablar”.
Según el entorno presidencial, la ruptura no afectará a la estabilidad del Gobierno “más que las otras 24 crisis que ya teníamos”.


Puigdemont reaparece desde Bruselas: “Yo ya lo dije”

Desde su residencia europea, Carles Puigdemont ha reaparecido por videollamada, acompañado de un gato con nombre simbólico (“Referèndum”) y un vaso de leche de avena.

“Yo ya lo dije. No se puede confiar en la PSOE. Te promete la independencia y luego te manda un correo de spam con propuestas de reforma federal”, declaró entre aplausos virtuales. “Nosotros somos coherentes: rompemos cuando ya no nos hacen caso.”

Puigdemont aprovechó su intervención para recordar que “Junts no se rinde” y que seguirá trabajando “por una Cataluña libre, aunque sea por videoconferencia”.
También anunció que el partido estudiará “nuevas alianzas sentimentales” con formaciones que “respeten nuestra identidad, nuestras líneas rojas y nuestro derecho a dramatizar”.


La PSOE intenta recomponerse: “No es por nosotros, es por ellos”

Fuentes internas del PSOE describen el ambiente en Ferraz como “una mezcla de tristeza y alivio”.
Algunos militantes han reaccionado con resignación, otros con incredulidad, y un grupo reducido con una discreta sonrisa.

“Esto es como cuando te deja alguien que no sabías que seguía contigo”, admitió un dirigente socialista. “Agradecemos el tiempo compartido, pero ahora podemos volver a ser quienes éramos: un partido que gobierna con quien sea mientras no le dé demasiados disgustos”.

En privado, varios ministros han confesado que “ya no soportaban el drama catalán diario” y que “una relación sin ultimátums cada 48 horas se siente como vacaciones”.

Mientras tanto, Yolanda Díaz ha publicado un mensaje conciliador en redes:

“El amor político siempre duele, pero hay que seguir. Junts y PSOE son parte de una misma historia: la de la gente que se bloquea mutuamente por el bien común.”
El tuit ha sido acompañado por un corazón verde y dos palomas.


En el Congreso, ambiente de ruptura y cotilleo

En el Congreso, la noticia cayó como una bomba de cotillón.
Los diputados de Esquerra sonrieron disimuladamente.
Los del PP fingieron sorpresa mientras brindaban con agua con gas.
Vox propuso declarar la ruptura “acto de traición mutua”, y Sumar organizó un círculo de escucha emocional.

Los ujieres del Congreso confirmaron que los de Junts ya no comparten ascensor con los socialistas.
“Antes subían juntos al pleno, ahora esperan al siguiente ascensor aunque venga vacío”, declaró uno de ellos. “La tensión se corta con cuchillo.”

Durante la sesión de la tarde, varios diputados de Junts pidieron “espacio personal” y solicitaron que se cambiara su ubicación en el hemiciclo “a una zona donde no huela a centralismo”.


Analistas políticos: “Es un divorcio, pero no descarten recaída”

Los analistas coinciden: la ruptura es seria, pero no definitiva.
“Esto es como una pareja que rompe, pero sigue compartiendo cuenta de Netflix”, explicó una politóloga del CIS entre risas nerviosas.
“En cuanto haya una moción de censura o unos presupuestos, volverán a verse. La política española es un loop emocional.”

Otros expertos aseguran que esta ruptura puede ser beneficiosa para ambas partes.
“El PSOE podrá flirtear con el PNV sin culpa, y Junts recuperará su aura de independencia perdida. Todos ganan, excepto el ciudadano medio, que sigue sin entender nada”, concluyó otro analista.


Reacciones en la calle: del “ya era hora” al “¿y ahora qué?”

En las calles de Barcelona, las reacciones han sido tan variadas como los menús degustación de un restaurante del Born.
Algunos ciudadanos celebraban la noticia como una liberación:

“Esto era una relación de conveniencia. Mejor que cada uno vaya a lo suyo”, decía una vecina mientras colgaba una estelada en el balcón.

Otros mostraban preocupación por las consecuencias prácticas:

“¿Esto afecta al AVE a Madrid? ¿A los indultos? ¿A Netflix?”, preguntaba un joven visiblemente confundido.

En Madrid, en cambio, la ruptura se vivió con ironía.
“¿Pero no se habían separado ya en 2019, 2021, 2023 y 2024?”, preguntó un taxista en la Puerta del Sol. “Estos dos rompen más que Shakira y Piqué.”


Nuevos horizontes sentimentales

Según ha podido saber el Diario ASDF, Junts ya estaría en conversaciones “muy discretas” con otras formaciones políticas para explorar futuras alianzas.
Entre los candidatos suenan nombres tan dispares como Bildu, el PNV e incluso Ciudadanos (“por la emoción del contraste”).

“No buscamos una relación seria, solo que nos comprendan”, declaró un dirigente de Junts. “Alguien que nos escuche, que nos diga que sí aunque no entienda la pregunta.”

Mientras tanto, el PSOE baraja centrarse “en sí mismo”, apostar por la “estabilidad emocional” y pasar más tiempo con su núcleo duro.
“Después de tantas crisis, Pedro necesita un respiro”, confesó un asesor. “Quizás es hora de reencontrarse con la socialdemocracia… si es que aún existe.”


Epílogo: el silencio de los ex

A última hora de la tarde, Junts eliminó todas las fotos conjuntas de sus redes sociales.
El PSOE, por su parte, cambió su biografía en X y quitó la frase “gobernando juntos por el diálogo”.
Fuentes del entorno confirman que ambos partidos han dejado de seguirse en Instagram y que el presidente Sánchez ha puesto su perfil en privado “por higiene política”.

Una fuente cercana al Gobierno lo resumió con un suspiro:

“Era cuestión de tiempo. A veces el amor no basta. Sobre todo cuando uno quiere la independencia y el otro no.”

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