Las asociaciones de estudiantes conservadores están aumentando en las universidades. Algunas de ellas funcionan como trampolines para acceder a cargos políticos

En un giro de eventos que ha dejado a la comunidad académica entre impresionada y preocupada, las asociaciones de estudiantes conservadores han decidido, por fin, salir de sus escondites en las bibliotecas y revelar sus verdaderos colores, más brillantes que las corbatas de sus ídolos políticos. Según reportes recientes, estos grupos han estado creciendo en número y en audacia, rompiendo lo que ellos mismos denominan “el silencio de la derecha universitaria”.

El fenómeno ha sido bautizado por sus miembros como “el despertar de la burra conservadora”. Los estudiantes, ahora más visibles que nunca, se reúnen en cafeterías universitarias, ya no para debatir sobre el último estudio sociológico, sino para discutir cómo “volver a los valores tradicionales” o, en otras palabras, cómo retroceder en el tiempo sin una máquina de Delorean.

“Era hora de que alguien dijera, ‘basta ya de tanto progresismo’”, declaró un portavoz de una de estas asociaciones, mientras ajustaba su corbata con el logo de su grupo. “Nos hemos cansado de que nos miren mal por querer defender la economía de libre mercado durante una clase de antropología. Ahora, estamos aquí para convertir la universidad en el trampolín definitivo hacia la política. Porque, ¿qué mejor lugar para aprender a ganar debates que en una facultad de Derecho donde todos piensan diferente?”

Estas asociaciones no solo han aumentado en número, sino que también han comenzado a organizar eventos que podrían confundirse con un mitin político en miniatura. Conferencias sobre “La importancia del individualismo en un mundo colectivista” se han vuelto tan comunes como los debates sobre el cambio climático, aunque con menos consenso y más eslóganes.

Los críticos de este movimiento temen que esto pueda transformar las universidades en semilleros de políticos más interesados en su carrera que en el conocimiento. “Pronto, tendremos más candidatos a alcaldías que historiadores”, comentó un profesor, mirando con nostalgia hacia su taza de café vacía.

Los estudiantes conservadores, sin embargo, se defienden diciendo que están “solo democratizando la política universitaria”, aunque muchos se preguntan si lo que realmente están democratizando es la posibilidad de ser un político antes de entender la diferencia entre una teoría y una opinión.

Así que, mientras algunos estudiantes se preparan para cambiar el mundo con sus investigaciones, otros se preparan para cambiar el mundo con sus futuros escaños políticos, demostrando que, en la universidad, no solo se aprende a cuestionar el status quo, sino también a ser el status quo.

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