la flotilla

La épica misión de la Global Sumud Flotilla, que zarpó con rumbo a Gaza cargada de ilusión, pancartas y biodramina, ha tenido que darse la vuelta a medio camino. El motivo: varios activistas comenzaron a marearse al comprobar que el mar, contra todo pronóstico, no permanecía quieto como en las fotos de Instagram, sino que subía, bajaba y se agitaba con saña.

El enemigo inesperado: las olas

“Nosotros veníamos preparados para enfrentarnos a bloqueos navales, a guardacostas hostiles e incluso a la indiferencia mediática, pero nunca pensamos que nuestro verdadero adversario serían las olas”, explicó uno de los organizadores mientras se sujetaba la tripa con gesto de derrota.

El mareo se propagó más rápido que los vídeos de gatitos en TikTok. Primero fue un joven activista noruego que, tras soltar un discurso solemne sobre la dignidad de los pueblos, se inclinó sobre la borda y perdió hasta la dignidad del desayuno. Luego siguió una diputada de un país nórdico, que intentó mantener la compostura leyendo un manifiesto, pero acabó vomitando sobre las copias del mismo.

Declaraciones en cubierta

“Es que no nos avisaron de que el mar se mueve”, declaró una activista primeriza, convencida de que las películas de piratas eran pura exageración. Otro, con gesto de profundo desconsuelo, aseguró: “Hemos comprobado que la lucha contra el imperialismo es dura, pero más dura es la lucha contra el mareo”.

El capitán de la embarcación, que ya llevaba varias travesías en su haber, intentó animar a los pasajeros con técnicas tradicionales: repartir bolsas de plástico y recomendar mirar al horizonte. Sin embargo, pronto descubrió que la única línea que alcanzaban a ver sus compañeros era la que separa la vergüenza de la desesperación.

El regreso con dignidad (y olor a vómito)

Finalmente, tras varios conatos de motín en los que los activistas pedían urgentemente una parada “aunque fuera en Benidorm”, se tomó la decisión de regresar a puerto. El comunicado oficial presentado a los medios fue redactado con la solemnidad habitual: “La Global Sumud Flotilla ha demostrado que la resistencia también implica saber cuándo replegarse ante fuerzas incontrolables de la naturaleza”.

Traducción libre: “El mar da mucho asco”.

Reacciones en tierra

Los simpatizantes que esperaban noticias en redes sociales reaccionaron con una mezcla de sorpresa y alivio. “Mejor que vuelvan, porque lo de limpiar vómito en alta mar no hay ONG que lo financie”, escribió un usuario de X. Otro, más crítico, señaló: “Si no aguantan un par de olas, quizá no era el mejor plan enfrentarse a una armada entera”.

Lo que viene ahora

Los organizadores han anunciado que volverán a intentarlo en unos meses, esta vez con un patrocinio de una famosa farmacéutica especializada en pastillas contra el mareo. También se baraja la opción de llevar el activismo directamente a un simulador marítimo en realidad virtual, donde se puedan defender los derechos de Gaza sin riesgo de manchar la cubierta.

Mientras tanto, la Flotilla ha dejado una lección clara: luchar por las causas nobles está muy bien, pero hacerlo sobre un estómago revuelto puede ser una experiencia demasiado heroica incluso para el activismo más comprometido.

También le puede interesar

¿Tienes un rumor?

Mándalo directo a nuestra Papelera.
📩 ¡Envíalo aquí!
papelera@diario-asdf.com

La cosa esta de la semana

«En un mundo donde todos toman la vida demasiado en serio, el Diario ASDF nos recuerda que apretar fuerte los dientes es la mejor forma de mantener la cordura.»

~ Atribuida a un anónimo lector del Diario ASDF, siglo XIV.

Entradas Destacadas