¡Aleluya! En un acto de valentía administrativa, la justicia ha decidido que la denuncia de Juana Rivas por esa cosa tan de moda que es la “violencia vicaria internacional” es simplemente demasiado para su agenda. Porque, sinceramente, ¿quién tiene tiempo para investigar algo tan específico como la violencia de género cuando hay tantos casos de jaywalking esperando ser atendidos?
Juana Rivas, que probablemente pensó que la justicia estaba ahí para, bueno, hacer justicia, ha recibido la noticia de que su denuncia ha sido archivada con toda la consideración de un empleado de oficina en la hora de cerrar.
“Gracias por su tiempo, pero no, gracias”, debió decir el juez, mientras firmaba el archivo con la misma emoción que uno siente al pagar las facturas de la luz. “Violencia vicaria internacional” suena a algo sacado de un manual de ciencia ficción, no de un caso real donde hay vidas en juego.
El exmarido, quien podría estar viviendo su mejor vida en algún lugar tropical, bebiendo piñas coladas sin preocupaciones, ha sido exonerado de cualquier sospecha de ejercer violencia a través de continentes y océanos. Porque, claro, la violencia no conoce de fronteras, pero sí de burocracia judicial.
Los defensores de los derechos humanos y especialistas en violencia de género están probablemente en alguna parte, riéndose, llorando o ambas cosas a la vez, al ver cómo la justicia ha dado un nuevo significado al término “cierre de expediente”.
Así que, si estás pensando en denunciar algo tan absurdo como la violencia, mejor asegúrate de que encaje en los estrechos márgenes de lo que la justicia considera “maneable”. Felicidades a todos por vivir en un mundo donde la lucha contra la violencia de género puede ser tan efímera como las promesas de Año Nuevo.