El gesto simbólico de la influencer ha sido interpretado como un “acto de liberación fiscal” por sus seguidores y como un “posible delito de evasión conceptual” por los expertos.
Madrid. — Lo que empezó como una simple fiesta de Halloween terminó convirtiéndose en un debate nacional sobre el sistema tributario, la libertad de expresión y el uso responsable del acero inoxidable en contextos festivos. La conocida tiktoker Roro, seguida por más de tres millones de usuarios en redes sociales, decidió presentarse a una fiesta temática disfrazada de guerrera de fantasía, con una brillante armadura plateada y una espada corta que recordaba, según los expertos en cultura pop, a la legendaria Agonía de Escarcha del universo World of Warcraft.
A su lado, su pareja sentimental —cuya identidad se mantiene en el anonimato por motivos fiscales— acudió disfrazado de Agencia Tributaria, con un traje gris, un maletín lleno de formularios 347 y una pegatina del logo oficial en la frente.
En una fotografía que pronto se hizo viral, Roro aparece simulando apuñalar por la espalda a su novio, lo que generó un torrente de interpretaciones y comentarios en redes. “Es una metáfora de cómo nos sentimos todos en abril”, escribió un usuario de X (antes Twitter). Otro, más poético, afirmó: “Ella no mata al funcionario, mata al miedo al IVA”.
Una performance tributaria de alto impacto
Según testigos de la escena, el disfraz fue recibido con entusiasmo en la fiesta, celebrada en un ático de la zona de Chamberí donde “los impuestos se pagan con champagne”. Sin embargo, la cosa cambió cuando las imágenes llegaron a internet.
“Lo que hemos presenciado no es una simple broma de Halloween”, declaró el sociólogo y tertuliano televisivo Raimundo Escobar, autor del ensayo La sociedad del recibo. “Roro ha ejecutado una performance simbólica de resistencia fiscal. Es el grito silencioso del autónomo que factura tarde y declara pronto.”
Otros analistas, en cambio, fueron más cautos. “Puede ser peligroso trivializar la violencia simbólica contra Hacienda”, advirtió la abogada tributaria María del Recargo, portavoz de la plataforma Fiscalidad con Cariño. “Hoy es una espada de plástico, mañana podría ser una deducción mal aplicada.”
Reacciones políticas: entre la empatía y la condena simbólica
El Gobierno no tardó en pronunciarse. Desde el Ministerio de Hacienda, un comunicado oficial lamentó “la banalización del esfuerzo fiscal colectivo” y recordó que “la Agencia Tributaria no es un monstruo mitológico, sino una institución pública al servicio del bien común, aunque a veces parezca lo contrario”.
Fuentes del PSOE afirmaron que “Roro tiene derecho a expresarse, pero debe recordar que sin impuestos no habría TikTok, porque alguien tiene que pagar las antenas”. Desde el PP, por su parte, se celebró el gesto: “Por fin alguien visualiza lo que todos sentimos el 30 de junio”, declaró un diputado anónimo, mientras se probaba un disfraz de “defraudador arrepentido”.
Vox, fiel a su estilo, pidió que la espada fuese considerada patrimonio nacional. “Esa espada representa al contribuyente libre”, dijo su portavoz. Podemos, en cambio, exigió una comisión de investigación “sobre la violencia simbólica medieval ejercida contra las instituciones recaudatorias del Estado”.
Mientras tanto, la Agencia Tributaria publicó un breve mensaje en redes: “Tomamos nota. Nos vemos en abril.”
La espada, protagonista involuntaria
El arma utilizada por Roro —una réplica artesanal de acero cromado con empuñadura azul celeste y runas decorativas— ha pasado a ser uno de los objetos más buscados del fin de semana. En Wallapop, varias imitaciones aparecieron bajo el nombre “Espada tributicida edición Roro”, con precios que oscilan entre 80 y 300 euros.
“Yo quiero una igual, pero para el IRPF”, comentó una seguidora en TikTok.
“Yo la quiero para el alquiler”, añadió otra.
El fabricante, un herrero de Guadalajara especializado en utilería cinematográfica, confesó estar “abrumado por la repercusión”. “Yo solo hago espadas. No sabía que una de ellas iba a iniciar una conversación sobre el modelo fiscal europeo”, explicó.
Roro responde: “Era solo humor medieval”
Tras el revuelo mediático, la propia Roro subió un vídeo de aclaración. En él, aparece sin armadura, rodeada de velas aromáticas y con un fondo de música celta. “No era un ataque a Hacienda, ni a nadie”, aseguró con serenidad. “Era una broma simbólica, un gesto de humor medieval. Si alguien se sintió ofendido, que recuerde que en el siglo XIII no existía el IRPF.”
El vídeo superó las cinco millones de reproducciones en menos de 24 horas. Miles de usuarios le expresaron su apoyo con el hashtag #YoTambiénApuñaloMetafóricamente, mientras otros la acusaron de “romantizar la evasión fiscal”.
Un Halloween marcado por los disfraces con mensaje
Lo cierto es que el disfraz de Roro se ha convertido en el más comentado de un Halloween inusualmente politizado. En otras fiestas del país, se reportaron disfraces como “El déficit público”, “La factura de la luz” y “El contrato indefinido en peligro de extinción”.
Una pareja de Valencia fue incluso detenida preventivamente tras aparecer en la calle Colón disfrazados de “Ministerio de Igualdad” y “Presupuesto”. Según la policía local, “se estaban persiguiendo entre sí con un extintor de color morado, y la escena generó confusión entre los viandantes”.
Los sociólogos apuntan a una tendencia: la politización de Halloween como catarsis colectiva. “Antes la gente se disfrazaba de vampiro. Ahora, de contribuyente”, resume Escobar. “El miedo ya no es a los fantasmas, sino a las notificaciones de la Agencia Tributaria.”
El novio, símbolo del contribuyente sufriente
El otro protagonista de la foto, el novio de Roro, se ha mantenido en silencio. Sin embargo, varios medios lograron contactar con amigos cercanos, quienes confirmaron que “sabía perfectamente lo que iba a pasar”. Uno de ellos reveló que “su disfraz llevaba el logo de Hacienda bordado en la espalda, justo en el punto donde Roro clavó la espada de utilería”.
Según las fuentes, el joven no sufrió daño físico, pero sí un “leve mareo fiscal” al revisar las redes. “Desde que la foto se hizo viral, no ha parado de recibir mensajes de gente que le pide perdón por los años de declaración conjunta.”
Un psicólogo consultado por el Diario ASDF lo resume así: “Es la primera vez que vemos a alguien representando literalmente la relación tóxica entre el ciudadano y el sistema tributario. Es arte contemporáneo, aunque huela a cerveza y maquillaje.”
La reacción de los autónomos: “Por fin alguien nos representa”
Las asociaciones de autónomos fueron las más entusiastas con el gesto de Roro. La organización Manos Factureras Unidas publicó un comunicado de apoyo: “Por una vez, una influencer ha hablado nuestro idioma: el de la espada. Nos sentimos representados en su acero simbólico.”
En redes, los memes se multiplicaron. En uno, se ve a Roro levantando la espada sobre un formulario del modelo 130; en otro, a la Agencia Tributaria huyendo montada en una calculadora con ruedas. Algunos incluso empezaron a organizar concentraciones temáticas bajo el lema “Halloween Fiscal: Miedo a Declarar”.
Hacienda contraataca: “Abriremos una investigación conceptual”
Fuentes de la Agencia Tributaria confirmaron a Diario ASDF que “se está valorando la apertura de un expediente simbólico” para determinar si la representación de Roro puede considerarse un acto de evasión conceptual.
Un portavoz explicó que, aunque no existe legislación sobre “ataques estéticos al sistema fiscal”, el departamento jurídico está “explorando la posibilidad de incluirlos en la próxima reforma del IRPF”.
“No queremos coartar la creatividad”, aclaró. “Solo queremos que se entienda que todo acto tiene consecuencias fiscales, incluso los imaginarios.”
Expertos en comunicación: “El Estado debería aprender de Roro”
El profesor de marketing político Ernesto Cabrales considera que el éxito del disfraz demuestra la distancia entre la Administración y la ciudadanía. “Roro ha logrado lo que Hacienda nunca consiguió: viralizar el sentimiento de cumplimiento fiscal. Si el Ministerio lanzara sus campañas con la misma ironía, la recaudación subiría un 15%.”
Según Cabrales, el vídeo de Roro “ha humanizado la figura del contribuyente guerrero, ese que lucha cada mes contra la retención, la cuota y el recargo de apremio”.
“Lo que hay detrás no es rebeldía, sino un deseo profundo de transparencia y venganza poética.”
Los economistas opinan: “La espada podría ser deducible”
Entre la avalancha de comentarios, también se colaron los economistas.
El analista Julián Tasa Cero, de la Universidad de Murcia, declaró que “si la espada fue adquirida con factura y tiene un uso profesional (por ejemplo, para generar contenido en redes), podría ser deducible en el IRPF como herramienta de trabajo”.
La afirmación fue rápidamente desmentida por el Ministerio de Hacienda, que recordó que “la deducibilidad de las armas simbólicas está limitada a fines puramente cinematográficos”.
Roro se convierte en icono cultural
Mientras la polémica sigue su curso, Roro ha visto aumentar su número de seguidores en más de 200.000 en apenas dos días. Varias marcas de disfraces ya han anunciado una “Edición Roro: Heroína contra Hacienda”, con armaduras metálicas, capa desmontable y una espada con luz LED que proyecta la palabra “IVA”.
El Museo de Arte Contemporáneo de Madrid incluso ha mostrado interés en adquirir la armadura original. “Es la primera obra postributaria del siglo XXI”, explicó un comisario. “Representa la eterna lucha entre el individuo y la recaudación, con estética de videojuego y perfume de rebeldía.”
Conclusión: cuando el miedo cambia de máscara
Halloween de 2025 pasará a la historia no por los fantasmas ni los vampiros, sino por una joven tiktoker que convirtió su disfraz en un manifiesto. Roro no quiso asustar a nadie, solo reírse del monstruo más temido del país: la Agencia Tributaria.
Como escribió un usuario en un comentario viral:
“Ella no apuñaló a Hacienda. Nos liberó del recibo del alma.”
Y quizás, solo quizás, ese fue el verdadero espíritu de Halloween: enfrentarse a lo que más miedo da… aunque sea con una espada de juguete y una sonrisa medieval.
