La UCO entra en Ferraz

La Guardia Civil irrumpe en la sede del PSOE “buscando fugas”… pero se encuentra con filtraciones, goteos y un misterioso aljibe lleno de actas de congresos olvidados.

Madrid, 08:13 de la mañana. Un grupo de agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha accedido esta mañana a la sede del PSOE en la calle Ferraz, presuntamente alertados por un problema de fontanería “de carácter estructural y posiblemente delictivo”. La operación, que ha sido bautizada internamente como “Operación Sifón Rojo”, ha desatado una ola de especulaciones, memes y teorías en los pasillos del Congreso y las cafeterías de Lavapiés.

Según testigos presenciales, los agentes llegaron vestidos de civiles, portando herramientas de fontanero, linternas LED y un plano antiguo de la red de alcantarillado del distrito centro. “Tocaron el timbre como si fueran del seguro. Dijeron que venían por una ‘fuga’. Pensamos que hablaban de diputados tránsfugas, pero luego sacaron una llave inglesa”, explicó un empleado de la sede, aún con la taza de café temblando en la mano.

“El váter de la cuarta planta lleva sonando raro desde el caso Filesa”

Al parecer, la actuación policial se originó tras una denuncia anónima —posiblemente enviada desde una cafetería con wifi del Ministerio del Interior— que alertaba sobre “un flujo irregular de papel higiénico en dirección norte”. Esta información, según fuentes de la investigación, levantó sospechas sobre posibles filtraciones documentales o, en su defecto, “sobres que se estaban atragantando en el bajante central”.

“Cuando vimos que había agua en el suelo pensamos que era la típica gotera sindical —relata una asesora del PSOE—. Pero los agentes empezaron a levantar baldosas, a desmontar tapas de váter y a sacar informes de 2009 metidos dentro de un termo de café. Fue muy confuso”.

Uno de los fontaneros-agentes se detuvo en seco al descubrir un compartimento oculto tras una cisterna doble. Dentro había tres cosas: un sobre con el logo del partido tachado con Tipp-Ex, un recorte de prensa sobre el nombramiento de Ábalos y una figura de Lladró con la cara de Rubalcaba.

Ferraz responde: “Esto es persecución hidráulica”

Desde el PSOE, la reacción no se ha hecho esperar. En un comunicado oficial leído por la vicesecretaria de Organización, se acusó a la Guardia Civil de “instrumentalizar la fontanería como nuevo brazo represor del Estado” y se pidió la dimisión inmediata del responsable del Canal de Isabel II, “por si acaso”.

“Esto no es casualidad —declaró un portavoz con traje azul mojado—. Justo hoy que íbamos a inaugurar nuestro nuevo lavabo paritario nos intervienen las cañerías. Quieren ensuciar nuestra imagen… con cal, sarro y lodo de alcantarilla franquista”.

Pedro Sánchez, por su parte, aún en paradero discursivamente indeterminado, se limitó a tuitear un emoji de grifo, seguido de otro de rosa y una gota de agua. Expertos en comunicación aún debaten si se trata de una señal críptica o de que le hackearon el móvil.

Hallazgos insólitos: del sumidero a la historia

Durante la inspección, los agentes hallaron varias irregularidades:

  • Un tramo de tubería con la inscripción “Suresnes 1974”, que desembocaba directamente en un sótano sellado.
  • Un retrete con botón de doble descarga con los nombres “Felipe” y “Zapatero”.
  • Un lavabo en el que el agua salía hacia arriba.
  • Una bañera con documentos del Tribunal de Cuentas usándose como alfombrilla antideslizante.

Además, en una arqueta olvidada bajo el salón de actos, la UCO encontró lo que podría ser un aljibe subterráneo repleto de actas de congresos, discursos nunca pronunciados y promesas electorales sin abrir.

“Es una de las capas freáticas más densas en contenido ideológico que hemos encontrado desde que registramos la sede de Izquierda Unida en 1998”, dijo uno de los investigadores mientras se secaba las botas con papel de programa electoral.

Teorías: ¿Y si el PSOE tiene una red hidráulica paralela?

Algunos tertulianos de televisión, ya en estado de euforia líquida, han sugerido que Ferraz podría contar con una infraestructura hidráulica propia, completamente paralela a la red pública, que permitiría esconder documentos, deshacerse de pruebas o incluso enviar mensajes cifrados a través de goteos codificados. “Si cada gota tiene un ritmo, se puede hacer sonar La Internacional en clave de fontanería”, afirmaba anoche un exmiembro del partido con gorro de ducha.

La oposición, por su parte, ha pedido una auditoría urgente de todas las cisternas, grifos, tuberías y bidets del edificio. “No es que nos importe el agua —ha dicho un diputado del PP—. Es que todo lo que fluye sin pasar por Génova nos da mal rollo”.


Conclusión:

La entrada de la UCO en Ferraz bajo la excusa de revisar la fontanería ha abierto una nueva etapa en la política española: la guerra del agua. Las cañerías, que antes solo servían para evacuar ideas, se han convertido en el nuevo frente de batalla entre la legalidad y la fontanería simbólica.

Porque en España, cuando el poder se atasca, siempre acaba saliendo algo por el desagüe.

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