En una Nochevieja que pasará a la historia no solo por los kilos de uvas consumidos, sino por un golpe de humor en el prime time, David Broncano y Lalachus han logrado lo que muchos consideraban imposible: arrebatarle el trono de las audiencias a Cristina Pedroche. Sí, amigos, la era del “efecto Pedroche” ha terminado, y no ha sido por un vestido espectacular, sino por un par de humoristas con un megáfono y un sentido del humor que parece haber desconectado el botón de “serio” en TVE.
La estrategia de Broncano y Lalachus fue tan simple como efectiva: en lugar de centrarse en el espectáculo visual de un vestido que podría haberse tejido con las lágrimas de un unicornio, decidieron convertir las campanadas en un evento de “risoterapia nacional”. Mientras Pedroche desvelaba su 17º vestido temático, esta vez hecho con su propia leche materna (porque, claro, ¿qué mejor manera de celebrar el año nuevo?), Broncano y Lalachus optaron por subirse al tejado, hablar con el público de la Puerta del Sol y, en un acto de valentía sin precedentes, saludar a sus competidores de Antena 3 desde el balcón vecino.
El público, hastiado de los excesos sartoriales y las sorpresas previsibles, decidió darle una oportunidad a la espontaneidad. “Era como ver a tus amigos borrachos intentando explicar los problemas del mundo mientras se comen las uvas”, comentó un espectador, claramente encantado con la nueva fórmula.
Las redes sociales explotaron con memes y capturas de pantalla del momento en que Broncano casi se atraganta con una uva, mientras Lalachus intentaba, sin éxito, mantener el orden. “Por fin, alguien que entiende que lo de las campanadas es más sobre reírse de uno mismo que de mostrar un vestido que parece haber sido diseñado por un dios de la moda en sus últimos días de creatividad”, se leía en un tuit que resumía el sentir general.
Mientras tanto, en Antena 3, Pedroche y Chicote miraban desde su balcón con una mezcla de asombro y resignación, sabiendo que el reinado de tres años había sido destronado no por un vestido, sino por un par de cómicos que lograron lo que muchos consideraban imposible: hacer que la audiencia se riera en lugar de simplemente mirar boquiabierta.
Así, con un 31,2% de share, Broncano y Lalachus han demostrado que en Nochevieja, el verdadero espectáculo es la risa, y que tal vez, solo tal vez, lo que necesitamos para empezar el año con buen pie es un poco de humor y menos alarde de tela y lentejuelas.