En un anuncio que ha dejado a los españoles preguntándose si sus carteras tienen un agujero negro, se ha revelado que las familias españolas están pagando anualmente 114.000 euros más en impuestos que en el mítico año de 2018. Pero, amigos, no os alarméis. Este aumento descomunal no es simplemente un ataque a vuestros bolsillos; es un regalo envuelto en papel de ley de Hacienda para el beneficio de toda la sociedad española.

“Piénsalo”, exclamó un optimista funcionario del gobierno, probablemente mientras se compraba un nuevo traje con el dinero de los impuestos, “cuanto más pagas, más recibes. Es como un club exclusivo donde la membresía es obligatoria pero los beneficios, ¡oh, los beneficios son para todos!”.

Primero, consideremos la salud pública. Con este aumento en ingresos, los hospitales pronto tendrán habitaciones con vistas al mar y cantos de ángeles en los pasillos. “¿Quién necesita ir de vacaciones cuando puedes tener una operación con música en vivo?”, comentó una enfermera, probablemente mientras contaba las nuevas máquinas de resonancia magnética que podían comprar con el dinero extra.

Luego, está la educación. Nuestros niños ahora tendrán libros de texto que brillan en la oscuridad, haciendo que el estudio sea literalmente una aventura nocturna. “¡Y no olvidemos las clases de yoga para profesores! Porque un maestro relajado es un maestro que enseña mejor”, afirmó un director de colegio, imaginando ya sus nuevas instalaciones de meditación.

Y qué decir de las infraestructuras. Las carreteras estarán tan bien mantenidas que podrías comer en ellas sin temor a que tu comida se ensucie. “¡Esto no es solo asfalto, es el empedrado de oro del futuro de España!”, proclamó un ingeniero de caminos, mientras planeaba la autopista que nunca necesitaría mantenimiento.

Pero, ¿y los pobres? Aquí es donde la magia de los impuestos brilla más. Con este incremento, se ha prometido un plan de redistribución de la riqueza tan efectivo que pronto todos podríamos ser de clase media, o al menos, tener un televisor de pantalla plana. “Es el camino hacia la utopía económica”, dijo un economista, ignorando convenientemente la disparidad creciente entre ricos y pobres.

Por último, los servicios sociales. Ahora habrá tanto dinero que podríamos tener un asistente social personal para cada ciudadano, asegurando que nadie nunca esté solo o sin alguien que le recuerde que todo esto es por su propio bien. “Es como tener una familia más grande, donde todos somos hermanos, aunque algunos paguen un poco más por el privilegio”, añadió un trabajador social, probablemente mientras redactaba su próximo informe con tinta de oro.

Así que, españoles, mientras vuestras cuentas bancarias lloran, recordad: estos 114.000 euros adicionales no son una carga; son la inversión más grande, más noble en el proyecto más ambicioso del mundo, la creación de una España donde todo, literalmente todo, está hecho con amor… y con vuestros impuestos.

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~ Atribuida a un anónimo lector del Diario ASDF, siglo XIV.

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