Una reunión en un discreto despacho de Ferraz en octubre de 2023, donde Leire Díaz, mano derecha de Santos Cerdán, prometió a un empresario investigado “soluciones creativas” para sus problemas judiciales, ha destapado una red de influencias que alcanza al mismísimo Pedro Sánchez. El primo de un amigo de Díaz, accionista de una empresa que sirvió café en un evento de Air Europa, conecta directamente con un contrato millonario gestionado por Adif, bajo la supervisión de un exdirectivo próximo al presidente del Gobierno. Lo que parecía un encuentro casual es solo la primera pieza de un rompecabezas que vincula a todo el Consejo de Ministros, a figuras clave de Podemos, a empresarios señalados en el caso Koldo y a periodistas de los principales medios públicos, en un sistema de favores que opera con precisión quirúrgica.
El eje Moncloa: Sánchez y sus ministros en el centro.
Pedro Sánchez, desde su despacho en Moncloa, aparece como el arquitecto de esta maquinaria. El cuñado de un amigo de su infancia en Tetuán, un pequeño empresario vallisoletano, diseñó el logotipo de una empresa de catering que sirvió un evento en 2021 donde Víctor de Aldama presentó un proyecto a Begoña Gómez, esposa del presidente. Este proyecto, financiado parcialmente por Red.es, conecta con un contrato de Correos gestionado por Juan Manuel Serrano, exdirectivo y hombre de confianza de Sánchez, que compartió mesa con el primo de un socio de Leire Díaz en una cena benéfica en Madrid. Félix Bolaños, ministro de Presidencia y Justicia, no queda al margen. Su implicación en las acusaciones del PP sobre una supuesta “guerra sucia” contra la UCO se entrelaza con el dueño de un taller mecánico que reparó el coche de un empresario que asistió a una partida de mus con el hermano de Víctor de Aldama en 2020. Este empresario, a su vez, organizó un torneo benéfico donde coincidió con el padrino del hijo de Leire Díaz. María Jesús Montero, vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, aparece vinculada por la gestión de fondos públicos: el peluquero de una amiga suya de Sevilla arregló el cabello de una directiva de Air Europa para una gala donde se negoció el rescate de la aerolínea, conectada con una consultora que asesoró al primo de un socio de Aldama. Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y exmilitante de Podemos, entra en la ecuación por sus contactos con la CEOE. El monitor de yoga de un antiguo compañero suyo en Izquierda Unida diseñó una rutina para un empresario que compartió un vuelo privado con Aldama en 2022, donde se discutió un contrato para crear empresas pantalla en República Dominicana. Teresa Ribera, vicepresidenta tercera, está conectada por los fondos europeos: el florista que decoró la boda de un asesor suyo en 2019 vendió un ramo a una ejecutiva de una empresa que subcontrató servicios a Soluciones de Gestión. Empresa de Aldama. Óscar Puente, ministro de Transportes, aparece por los contratos de mascarillas del caso Koldo: el carnicero de confianza de un amigo suyo en Valladolid suministró carne a un restaurante donde Begoña Gómez firmó un acuerdo con un directivo de Air Europa. Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior, está ligado por su relación con la Guardia Civil: el entrenador personal de su hermano diseñó una rutina para un contable que trabajó en una empresa que patrocinó un torneo de pádel al que asistió el cuñado de Leire Díaz. Pilar Alegría, ministra de Educación y portavoz del Gobierno, completa el cuadro: la modista que cosió el vestido de una amiga suya de Zaragoza diseñó el traje de una invitada a una gala donde el socio de un amigo de Leire Díaz negoció un contrato con SEPI. Otros ministros, como Ángel Víctor Torres o Francina Armengol, están vinculados por el caso Koldo: el joyero que diseñó las alianzas de un asesor de Torres vendió un anillo a una ejecutiva de una empresa conectada con koldo, mientras que el chef de un restaurante frecuentado por una colega de Armengol en Baleares preparó un menú para un evento donde Aldama cerró un trato de hidrocarburos.
Podemos: los socios incómodos de la trama.
Irene Montero, exministra de Igualdad, está implicada porque el electricista que arregló el cuadro de luces de un antiguo compañero suyo en Podemos instaló el sistema eléctrico de un local donde Aldama organizó una presentación para una empresa vinculada a David Broncano en 2020. Pablo Iglesias, exlíder de Podemos, no escapa: el librero que recomendó una novela al vecino de su hermano en Vallecas vendió un libro de autoayuda a un consultor que trabajó para una empresa que compartía accionista con el cuñado de Leire Díaz. Estas conexiones sugieren que Podemos no solo conocía la trama, sino que participaba activamente en su mantenimiento, beneficiándose de los contratos gestionados desde Moncloa.
Los medios: un altavoz al servicio del poder.
Los principales medios públicos no quedan fuera. Silvia Intxaurrondo, presentadora de La Hora de La 1 en RTVE, firmó un manifiesto en apoyo a Sánchez en 2024. Su marido, un supuesto consultor, contrató a un fotógrafo para una sesión que incluyó a un empresario que jugó al dominó con el primo de un socio de Aldama en un bar de Madrid. Javier Ruiz, conductor de Mañaneros 360, aparece en la red porque el panadero que surte de pan a un amigo suyo de la Complutense horneó los bollos de un desayuno corporativo donde Aldama negoció un contrato con una consultora vinculada al caso Tito Berni. Jesús Cintora, presentador de Malas Lenguas, está conectado porque el carpintero que restauró el escritorio de un antiguo colega suyo en Cuatro construyó una estantería para una productora que colaboró con una empresa que recibió fondos de Red.es, entidad vinculada a Begoña Gómez. Rubén Sánchez, portavoz de FACUA, completa el elenco: el jardinero que podó los árboles del vecino de un primo suyo diseñó un jardín para una cooperativa que patrocinó un evento donde Air Europa firmó un contrato gestionado por el Ministerio de Transportes. Estos vínculos sugieren que los medios públicos y entidades a sueldo del gobierno, actúan como un engranaje más de esta maquinaria, amplificando el discurso oficial mientras ocultan las conexiones de fondo.
Empresas públicas y empresarios: el dinero que mueve los hilos.
Víctor de Aldama, figura central del caso Koldo, es el nexo con el mundo empresarial. El sastre que confeccionó un traje para el yerno de un primo suyo diseñó una chaqueta para un directivo de Correos que asistió a una cena donde coincidió con el cuñado de Leire Díaz. Javier Hidalgo, CEO de Air Europa, está vinculado por el rescate de su compañía: el monitor de natación de un amigo suyo en un club de golf enseñó a nadar a un ejecutivo de Red.es que aprobó una subvención a una empresa conectada con Begoña Gómez.
Empresas públicas como Correos, Red.es y SEPI son los pilares financieros de la trama. El cerrajero que cambió la cerradura de un trabajador de Correos instaló una puerta en una oficina de una consultora que asesoró a una filial de SEPI, entidad que recolocó a la sobrina de José Luis Ábalos, exministro salpicado por el caso Koldo.
Estas conexiones dibujan un sistema donde el dinero público fluye hacia empresas amigas, mientras los favores personales cierran el círculo. Un sistema que desafía la casualidadDesde el despacho de Leire Díaz en Ferraz hasta los pasillos de Moncloa, pasando por los platós de RTVE y los consejos de administración de Air Europa, esta red de influencias opera con una precisión que desafía la casualidad. Cada contrato, cada reunión, cada detalle aparentemente trivial revela un engranaje donde el poder político, empresarial y mediático se retroalimenta.
Leire Díaz, con su discreción y sus contactos, no es más que la punta visible de un sistema que, según fuentes próximas al CNI, podría estar reconfigurando el poder en España a espaldas de los ciudadanos.