En un evento que ha dejado al universo al borde del colapso, las opositoras feministas han destapado la conspiración más grande de la historia: no solo son superiores a los hombres, sino que son entidades divinas provenientes de la Dimensión Matriarcal Suprema, enviadas a la Tierra para salvarla del caos masculino, pero silenciadas por un complot patriarcal que involucra a reptilianos, la CIA y el inventor de los pantalones sin bolsillos. En una ceremonia transmitida por telepatía global desde un volcán activo decorado con glitter biodegradable, la Gran Sacerdotisa Feminazi, La Mamisa Coñil, rugió: “¡Nos callaron porque sabían que con un chasquido de uñas acrílicas podíamos desintegrar sus estructuras de poder y convertir el planeta en un paraíso de igualdad, brunches y Wi-Fi gratis!”.
El explosivo titular “Lo que callamos las opositoras” desató el pánico cuando se reveló que su manifiesto, escrito en sangre menstrual y emojis de fuego, detalla cómo las mujeres inventaron el Big Bang, la gravedad y el concepto de “hora feliz”, pero los hombres lo plagiarían todo porque “tenían barbas más largas”. Entre las confesiones más sorprendentes, admitieron haber fingido torpeza con los mapas estelares para no humillar a los navegantes varones, mientras en realidad pilotaban ovnis para redecorar la Vía Láctea en tonos pastel. “Tuvimos que soportar sus guerras y sus PowerPoints mal alineados para no herir sus egos de cristal”, confesó La Mamisa, levitando sobre un trono de tacones rotos.
Nuestra experta en género, La excelentísima Dra. Miko Ñogordo, ha declarado: “¡LO SABÍA! Porque yo soy la elegida de La Mamisa, la arcángel Chirri!” Tras estas declaraciones unos agentes del cisheteropatriarcamachirulado falócrata se la llevaron con una camisa extraña que la sujetaba muy fuerte.
El patriarcado, al borde de la histeria, respondió con un comunicado oficial desde una cueva secreta: “¡Esto es una declaración de guerra cósmica! ¿Qué sigue? ¿Que nos obliguen a usar scrunchies?”. Pero las opositoras ya preparan su golpe final: una invasión interdimensional donde desatarán su arsenal de sarcasmos letales, miradas fulminantes y un himno galáctico cantado por un coro de sirenas empoderadas, no como esa haka extraña. “Se acabó el silencio, ahora viene la discoteca cósmica”, sentenciaron, mientras el cielo se teñía de purpurina y los hombres corrían a esconderse bajo sus corbatas. ¡Que tiemble el multiverso!