En un panorama mediático donde los romances suelen ser fugaces y las pasiones se consumen más rápido que un trending topic en X, la televisión española nos regaló un momento inesperado: Marta Flich, la presentadora de sonrisa inmutable y cejas siempre en modo ironía, decidió declararle su amor a la polifacética tertuliana, abogada, periodista, locutora y modelo Sarah Pérez Santaolalla.
La confesión se produjo, según fuentes cercanas, en un camerino con más focos que una estación espacial. Marta, entre bambalinas, le dijo a Sarah con voz temblorosa pero firme:
—Sarah, no puedo ocultarlo más. He entrevistado a ministros, a influencers en decadencia y hasta a economistas que hablan peor que yo… pero contigo siento algo distinto. Eres mi tertuliana favorita.
La abogada, periodista, modelo y probablemente también futura astronauta (porque lo suyo es coleccionar títulos), se quedó unos segundos en silencio. La tensión se podía cortar con el mismo cuchillo con el que se reparten las croquetas en la sala de maquillaje de Mediaset.
Finalmente, Sarah respondió con un gesto ambiguo: una media sonrisa entre “me halaga” y “mejor me callo porque hay cámaras”.
El drama: cuando aparece Un Tío Blanco Hetero
Pero claro, no todo podía ser idílico. Porque en todo romance televisivo siempre aparece alguien dispuesto a dinamitar la ilusión. Y ese alguien fue el youtuber andorrano Un Tío Blanco Hetero (UTBH para los amigos, aunque en realidad no tiene amigos, solo superchats).
El influencer apareció de la nada, como si hubiera hackeado la realidad misma, y se plantó entre las dos protagonistas del incipiente amor. Con su ya clásica pose de “yo sé más que tú aunque solo haya leído un par de artículos de Wikipedia”, lanzó la sentencia que heló los corazones presentes:
—Esto no va a salir como te esperas.
Ni un “enhorabuena”, ni un “qué bonito que el amor triunfe”, ni siquiera un “¿me invitáis a la boda para hacer un directo?”. Nada. Solo un vaticinio que sonó más fuerte que los tambores del Apocalipsis.
Reacciones en cadena
La frase, evidentemente, se viralizó en segundos. En cuestión de horas ya había hilos en Twitter, directos en Twitch y hasta editoriales improvisadas en radios locales de Cuenca discutiendo si UTBH tenía razón o no.
- Los fans de Marta Flich aseguraban que el amor todo lo puede y que Sarah Pérez Santaolalla merecía un romance de prime time.
- Los haters de ambas, en cambio, afirmaban que todo era un montaje para subir audiencia en septiembre.
- Mientras tanto, los seguidores de UTBH repetían la frase como si fuera un conjuro mágico: “Esto no va a salir como te esperas”. Algunos incluso lo imprimieron en camisetas, demostrando una vez más que la moda low-cost no tiene límites.
El dilema filosófico
El caso abrió un debate existencial: ¿puede el amor verdadero resistir los embates de un youtuber con gorro blanco? ¿Es posible que dos mujeres inteligentes, carismáticas y con estudios sobrevivan a un comentario condescendiente de manual?
Los expertos en tertulias creen que no. Porque, según ellos, cualquier historia que empiece con “soy presentadora y tú tertuliana multifuncional” y que a los tres minutos se cruce con un youtuber andorrano, tiene más probabilidades de terminar en un especial de Ana Rosa que en un cuento de hadas.
Rumores de futuro
A pesar del fatalismo impuesto por UTBH, varias fuentes aseguran que Marta y Sarah ya han sido vistas compartiendo cafés, confidencias y playlists de Spotify llenas de canciones románticas italianas. “El amor está ahí”, decía un cámara de televisión con lágrimas en los ojos, “y ni un tío con gorro lo va a parar”.
Otros rumores, más sensacionalistas, apuntan a que Netflix ya estaría preparando un reality show basado en esta historia, titulado provisionalmente: “Esto no va a salir como te esperas: la serie”, con UTBH contratado como narrador omnipresente que aparece en cada episodio para aguar la fiesta.
Conclusión provisional
De momento, lo único claro es que España ha encontrado un nuevo triángulo imposible: Marta Flich, Sarah Pérez Santaolalla y un Tío Blanco Hetero con ganas de recordarnos que la vida, como el amor, nunca sale como esperamos.
Quizás la verdadera sátira de todo esto no sea la frase lapidaria, ni la confesión romántica, ni el romance entre platós y tertulias. Quizás lo verdaderamente satírico es que, en este país, un youtuber andorrano tenga la capacidad de arruinar el amor a golpe de frase corta.
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Esto no va a salir como te esperas
—¡Cómo te quiero, amigui! —¡Pues anda que yo! —Si tú me atraviesas, sólo me convertiré más poderosa. Presta atención a mis palabras. —Anciana, tu doctrina ya no me confunde. Ahora yo soy la Maestra.