En un giro inesperado que ha sacudido el mundo del entretenimiento digital, Netflix se encuentra en el centro de una tormenta perfecta.
Lo que comenzó como una crítica aislada en redes sociales ha escalado rápidamente a un boicot masivo, con miles de usuarios cancelando sus suscripciones en masa.
El detonante: un llamado directo del multimillonario Elon Musk, CEO de Tesla y X (anteriormente Twitter), quien no solo anunció su propia cancelación, sino que instó a sus más de 226 millones de seguidores a hacer lo mismo.
Este movimiento, impulsado por acusaciones de “contenido woke” y “propaganda transgénero” en programas infantiles, ha provocado una caída vertiginosa en el valor de mercado de la compañía, estimada en al menos 15.100 millones de dólares en solo 48 horas. ¿Es este el fin de la era dorada de Netflix, o solo un bache temporal en su camino hacia la dominación del streaming?
El Origen del Escándalo: Un Programa Infantil y Comentarios Polémicos
Todo empezó con Dead End: Paranormal Park, una serie animada de Netflix estrenada en 2022 y cancelada en 2023 tras dos temporadas. Basada en una novela gráfica del creador Hamish Steele, la trama sigue a dos adolescentes trabajando en un parque temático embrujado.
El protagonista, Barney Guttman, es un chico transgénero que sale del clóset en un episodio clave, mientras que su amiga Norma es una chica autista y bisexual.
Clasificada como TV-Y7 (apta para niños mayores de 7 años), la serie ha sido elogiada por su representación LGBTQ+ positiva, pero ahora se ha convertido en el epicentro de la controversia.
El fuego se avivó cuando clips del episodio de salida del clóset comenzaron a circular en X, compartidos por cuentas conservadoras como Libs of TikTok.
Estas publicaciones acusaban a Netflix de “empujar una agenda transgénero en niños” y de “promover ideología woke en programación infantil”.
Musk, conocido por su postura crítica contra lo que él llama el “virus de la mente woke”, respondió rápidamente. El 30 de septiembre de 2025, retuiteó un post de Libs of TikTok con el clip, escribiendo: “Esto no está bien” (This is not ok).
Horas después, amplificó otro mensaje que decía: “Cancelen Netflix por la salud de sus hijos” (Cancel Netflix for the health of your kids).
Pero el detonante definitivo fue Hamish Steele. El director británico, abiertamente LGBTQ+, había publicado en Bluesky comentarios burlones sobre el asesinato de Charlie Kirk, un activista conservador y aliado cercano de Donald Trump, quien fue asesinado el mes pasado en circunstancias aún bajo investigación. Steele supuestamente llamó a Kirk un “nazi” y celebró su muerte, lo que desató una oleada de indignación. Musk, quien asistió al memorial de Kirk y lo describió como un “asesinato en sangre fría”, etiquetó a Steele como un “groomer” (término peyorativo para depredadores de menores) y reposteó un usuario que cancelaba su suscripción por “emplear a alguien que celebra el asesinato de Charlie Kirk y promueve contenido pro-trans en mis hijos”, respondiendo con un simple: “Lo mismo” (Same).Steele, abrumado por el acoso, anunció en Bluesky que tomaría un descanso de las redes sociales, citando correos homofóbicos y antisemitas. “Va a ser un día muy extraño”, escribió, antes de desconectarse. Esta escalada ha transformado un debate cultural en una guerra abierta, con hashtags como #CancelNetflix y #BoycottNetflix acumulando millones de vistas en X.
Elon Musk: El Catalizador de la Ira Colectiva
Elon Musk no es ajeno a las controversias. Con una fortuna estimada en 500.000 millones de dólares y un imperio que incluye Tesla, SpaceX y X, su influencia en las redes sociales es inigualable. Desde que adquirió Twitter en 2022 y lo renombró X, Musk ha utilizado la plataforma para amplificar voces conservadoras y criticar lo que percibe como excesos progresistas. Su hija Vivian, quien se identificó como transgénero en 2022, ha sido un punto sensible: Musk la ha culpado públicamente del “virus de la mente woke” en entrevistas, como una con Jordan Peterson en 2024.
En este caso, Musk no solo canceló su suscripción personal –un gesto simbólico para un hombre de su estatus–, sino que lo convirtió en un llamado a la acción. Sus posts del 1 de octubre de 2025, incluyendo “Cancela tu suscripción a Netflix lol” y reposts de capturas de pantalla de cancelaciones, generaron un efecto dominó. Cuentas influyentes como Robby Starbuck (crítico de políticas DEI) y Gays Against Groomers se unieron, compartiendo testimonios: “Acabo de cancelar Netflix. No más dinero para su agenda trans en niños”. En menos de 24 horas, #CancelNetflix se volvió tendencia global, con usuarios publicando pruebas de sus cancelaciones.
Musk ha defendido su postura argumentando que Netflix “daña la salud mental de los niños” al promover temas transgénero en shows infantiles. Críticos lo acusan de hipocresía, recordando que Netflix ha enfrentado boicots previos, como el de 2021 por el especial de Dave Chappelle The Closer, que incluía chistes sobre personas trans. En ese entonces, Netflix respaldó a Chappelle, perdiendo temporalmente 200.000 suscriptores pero recuperándose rápidamente. Esta vez, con Musk al frente, el impacto parece más profundo.
El Impacto Inmediato: Caída en Acciones y Miles de Cancelaciones
Los números no mienten. Desde el 30 de septiembre, Netflix ha reportado un aumento exponencial en cancelaciones. Analistas de Wall Street estiman que al menos 500.000 suscriptores en EE.UU. han cortado el cordón, con picos en estados conservadores como Texas y Florida. La acción de Netflix (NFLX) cayó un 2,3% el 1 de octubre, borrando 15.100 millones de dólares en valor de mercado, según datos de Bloomberg. En total, la pérdida acumulada supera los 20.000 millones si se incluye la volatilidad del mercado.
En X, el hashtag #CancelNetflix ha generado más de 10 millones de interacciones. Usuarios como @WallStreetMav
compartieron: “Acabamos de cancelar Netflix. Mi esposa y hija ni siquiera lo usaban”.
Otros, como @DigitalGal_X , publicaron: “Netflix duplica su apuesta en ideología woke y trans para niños. Padres, piénsenlo dos veces”. Incluso surgió un memecoin llamado $NoFlix en Solana, que explotó un 120% en liquidez gracias al hype del boicot.
Netflix, con 277 millones de suscriptores globales al cierre del Q2 2025, ha visto su crecimiento estancado previamente por aumentos de precios y competencia de Disney+ y Amazon Prime. Este boicot agrava problemas internos: la compañía ha invertido miles de millones en contenido original, pero éxitos como Stranger Things no compensan las críticas por “woke-washing”. Fuentes internas, citadas por Variety, indican que ejecutivos están en reuniones de emergencia para evaluar el daño.Voces a Favor y en Contra: Una Batalla Cultural en Pleno Siglo XXIEl boicot ha dividido a la sociedad como un espejo roto. Por un lado, conservadores y padres preocupados aplauden a Musk. “Es hora de que las empresas respondan ante los consumidores”, tuiteó @MAGAVoice , una cuenta pro-Trump con millones de seguidores. Organizaciones como Gays Against Groomers, que se oponen a la transición de menores, han liderado campañas: “Netflix sexualiza a niños empaquetando temas explícitos como entretenimiento infantil. Debería ser ilegal”.
Del otro lado, defensores de la diversidad condenan el ataque como transfóbico. GLAAD, la organización LGBTQ+, emitió un comunicado: “Este boicot no es sobre niños; es un intento de silenciar representaciones positivas. Dead End salva vidas al mostrar que ser trans no es un monstruo”. Hamish Steele recibió apoyo de creadores como @NebsGoodTakes
: “Elon boicotea un cartoon cancelado hace años. Parece que de repente les importa una ardilla eutanasiada”. Incluso en Hollywood, figuras como Jordan Peele han criticado a Musk por “usar su poder para acosar a minorías”.
Netflix ha sido pionera en diversidad(muchas veces fallando en sus intentos) : en 2024, el 50% de su contenido original incluía personajes LGBTQ+. Pero en un EE.UU. post-elecciones de 2024, con Trump de vuelta en la Casa Blanca, el péndulo cultural se inclina hacia el conservadurismo. Boicots similares han golpeado a Bud Light (por una campaña trans) y Target (por ropa LGBTQ+ infantil), costando cientos de millones.
Historia de Boicots: ¿Lecciones del Pasado para Netflix?
Netflix no es novata en escándalos. En 2019, Cuties provocó furia por supuestamente sexualizar a niñas, llevando a 800.000 cancelaciones. En 2021, el especial de Chappelle generó protestas internas, con empleados caminando fuera de oficinas. Cada vez, Netflix se recuperó: su modelo de negocio, basado en datos algorítmicos, prioriza retención sobre controversia.
Sin embargo, este boicot es diferente. Musk controla X, la principal arena para viralidad. A diferencia de boicots orgánicos, este es orquestado por un influencer con alcance global. Comparado con el de Disney en 2022 (por “No digas gay”), donde perdieron 4 millones de suscriptores, el de Netflix podría ser más letal por su timing: la compañía enfrenta saturación de mercado y contracción en publicidad.Expertos como Siladitya Ray de Forbes advierten: “Si las cancelaciones superan el millón, podría forzar recortes en producción”. Netflix ha respondido con silencio, pero insiders sugieren que podrían remover clips controvertidos o emitir un comunicado de diversidad.
Implicaciones Futuras: ¿El Fin de la Era Woke en el Streaming?
Este boicot trasciende Netflix; es un referéndum sobre el futuro del entretenimiento. ¿Deben las plataformas priorizar inclusión o neutralidad? Musk, con su mantra “libertad de expresión absoluta”, ve en Netflix un símbolo de lo que odia: corporaciones que “indocrinan” en lugar de entretener. Sus seguidores, muchos padres de familia, responden con fervor: posts en X muestran familias cancelando en masa, optando por alternativas como YouTube Kids o Pure Flix (cristiana).
Para la industria, las lecciones son claras. Streaming ya no es inmune a la cultura de cancelación inversa. Compañías como Warner Bros. Discovery han pivotado hacia contenido “seguro” post-boicot de HBO Max. Netflix podría seguir suit, reduciendo inversiones en shows LGBTQ+ para apaciguar a la base conservadora.
Pero hay esperanza para los progresistas: boicots pasados han fallado en matar gigantes. Netflix reportó ganancias récord en 2024 pese a controversias. Si el boicot se diluye –como predice Newsweek–, podría incluso impulsar publicidad gratuita.