Diario ASDF

Queridos lectores, reúnanse alrededor del fuego de la ironía, porque hoy tenemos una historia que parece sacada de un guion de comedia trágica escrita por un becario con demasiada cafeína. El estudio 1047 Games, los genios detrás de Splitgate 2 —ese shooter que prometía ser la reencarnación de Halo mezclado con Portal y un toque de arrogancia de influencer— ha decidido que la mejor manera de celebrar el lanzamiento de su juego es… despidiendo empleados y anunciando que sus directivos renuncian a sus sueldos. Porque, claro, nada dice “éxito rotundo” como recortar personal y hacer un numerito de sacrificio corporativo. ¡Agarren sus palomitas, que esto se pone bueno!
Todo comenzó en el Summer Game Fest 2025, ese evento donde los desarrolladores de videojuegos van a presumir sus tráilers y a intentar convencer al mundo de que su próximo título cambiará la industria para siempre. En este caso, Ian Proulx, el CEO de 1047 Games, subió al escenario con una gorra que decía “Make FPS Great Again” (¿les suena de algún lado?). Sí, porque nada grita “innovación” como un eslogan reciclado de una campaña política que ya estaba gastada hace una década. Proulx no se limitó a lucir su accesorio de dudoso gusto; también decidió lanzar unas pullitas a Call of Duty y expresar su deseo de un Titanfall 3, mientras presentaba Splitgate 2 como la salvación del género FPS. ¡Qué audacia, qué visión! Seguro los jugadores estaban al borde de sus asientos, listos para rendirse ante este profeta del gatillo fácil.
Pero, oh sorpresa, el mundo no se arrodilló ante Splitgate 2. El juego, que salió de su fase beta el 6 de junio de 2025, llegó con un modo Battle Royale (porque, claro, ¿qué sería de un shooter moderno sin un Battle Royale?) y una tienda de cosméticos que parece haber sido diseñada por alguien que cree que $145 USD por un paquete de skins es un precio razonable. La comunidad, en un giro inesperado (léase con el más puro sarcasmo), no quedó encantada. Los jugadores acusaron al título de ser un “tragamonedas” digital, con microtransacciones tan caras que hacían que las loot boxes de Star Wars Battlefront II parecieran una ganga de mercadillo. ¿El resultado? Un pico de 25,785 jugadores simultáneos en Steam, una cifra que palidece frente a los 67,724 del Splitgate original. ¡Vaya, qué manera de triplicar el éxito de la beta, chicos!
Ante la avalancha de críticas, Proulx salió a la palestra con un video en redes sociales, donde, con la solemnidad de un político en campaña, aclaró que su gorra no era una declaración política, sino un “meme” sobre el estado lamentable de los FPS. Porque, claro, nada dice “no es político” como usar un eslogan que evoca a una figura política polarizante en un evento global. “Tómenlo al pie de la letra”, dijo, mientras los jugadores en Reddit y X se desgañitaban señalando la hipocresía de criticar el estancamiento de los FPS mientras lanzaban… otro Battle Royale. ¡Innovación pura, señores!
Y entonces, como si el guion no pudiera volverse más absurdo, 1047 Games anunció despidos. No sabemos cuántos empleados fueron sacrificados en el altar del “éxito comercial moderado”, pero el estudio emitió un comunicado en LinkedIn que rezuma ese tono corporativo de “nos duele en el alma, pero es por el bien mayor”. Según ellos, el objetivo es “redirigir recursos” para hacer de Splitgate 2 el mejor juego posible. Porque nada grita “estamos comprometidos con la excelencia” como despedir a las personas que construyeron el juego. Pero no se preocupen, porque los cofundadores, Ian Proulx y Nicholas Bagamian, han decidido no cobrar sus sueldos “hasta nuevojajo la siguiente fase del proyecto”. Un acto de nobleza que, sin duda, hará que los empleados despedidos se sientan mucho mejor mientras buscan nuevos trabajos. ¡Qué héroes!
Por si fuera poco, el estudio también anunció que está trabajando activamente para reubicar a esos empleados en otras empresas. Qué consideredo, ¿no? Imaginen la escena: “Oye, lamento que hayas perdido tu trabajo, pero aquí tienes el número de un tipo que quizás esté contratando en una startup de NFTs”. Mientras tanto, la comunidad de Splitgate 2 sigue dividida, con algunos alabando el gameplay y otros quejándose de que el juego no ofrece nada nuevo más allá de portales y un Battle Royale que nadie pidió. En X, los comentarios van desde “el concepto es bueno, pero la ejecución es un desastre” hasta “¿quién pensó que $80 por microtransacciones era una buena idea?”.
Para ser justos, 1047 Games intentó apagar el incendio. Tras las quejas, redujeron el precio del infame paquete Nano Swarm de $140 USD a la mitad, e incluso ofrecieron reembolsos en moneda del juego a quienes ya habían pagado. Un gesto que, en el mejor de los casos, parece un parche tardío a una herida autoimpuesta. Proulx también prometió escuchar más a la comunidad, pero cuando tu gran plan para “hacer los FPS geniales otra vez” incluye despidos y microtransacciones que hacen sonrojar a EA, uno se pregunta si realmente entendieron el mensaje.
Entonces, ¿qué nos deja esta tragicomedia? Un estudio que apostó por la controversia barata y salió trasquilado, un juego que no logró capturar el hype prometido, y unos directivos que ahora juegan a los mártires financieros mientras la comunidad se debate entre la decepción y la indiferencia. Splitgate 2 podría tener una jugabilidad sólida, pero cuando tu lanzamiento está envuelto en polémicas de gorras, microtransacciones abusivas y despidos, es difícil vender la idea de que eres el mesías de los FPS. Quizás la próxima vez, 1047 Games debería enfocarse menos en “memes” y más en entregar un producto que no necesite excusas ni recortes de personal para sobrevivir.
Y así, queridos lectores, mientras Splitgate 2 lucha por encontrar su lugar en un mercado saturado, nosotros nos quedamos con la moraleja de esta historia: en la industria de los videojuegos, la arrogancia y las malas decisiones pueden costarte más que un par de titulares sarcásticos. Pero no se preocupen, porque 1047 Games está “comprometido a seguir mejorando”. ¿Será suficiente? Solo el tiempo, y quizás otro par de comunicados lacrimógenos en LinkedIn, nos lo dirán.

el Conejo Blanco