Pedro Sanchez, incendios

Agosto en España no es simplemente el mes del calor, los chiringuitos abarrotados y la lucha a muerte por una sombrilla en primera línea de playa. Agosto es también el mes en el que los incendios forestales, esos viejos conocidos de la geografía ibérica, deciden organizar su propia moción de censura contra el Gobierno, convirtiendo hectáreas de monte en un Parlamento alternativo, más ardiente, literal y metafóricamente, que el Congreso de los Diputados.

Lo curioso es que estos incendios no surgen en marzo, cuando todavía nos estamos peleando con la alergia, ni en noviembre, cuando la lluvia impide hasta encender una hoguera en San Martín. No. Los incendios forestales son militantes disciplinados: solo se afilian al bloque opositor en pleno agosto, cuando Pedro Sánchez está negociando entre las vacaciones de Begoña y la foto veraniega de rigor en Doñana.


Los incendios: de llamas espontáneas a fuerza política organizada

Los expertos en geopolítica ibérica llevan años advirtiendo: el fuego no es solo fuego, es también estrategia. Cada vez que aparece una columna de humo en el horizonte, no es solo un pino ardiendo: es un nuevo militante del “Bloque Incendiario Popular”. Este bloque, por cierto, parece estar mucho mejor coordinado que la propia oposición oficial. Mientras el PP todavía discute si su líder tiene vacaciones o no, y Vox sigue intentando culpar a las placas solares de todo, los incendios tienen un plan claro:

  1. Empezar siempre en agosto, porque el Gobierno está distraído con las paellas y los posados en bañador.
  2. Generar titulares que eclipsen las portadas de “Pedro Sánchez disfruta de un gazpacho ecológico”.
  3. Recordarle al país que el verdadero jefe de la oposición no es Feijóo, sino la piromanía estival.

El fuego como tertuliano estrella

En televisión ya se sabe: sin imágenes de llamas, no hay verano informativo. Los incendios forestales han aprendido a jugar con las cámaras como auténticos veteranos de la tertulia. Saben colocarse en el ángulo exacto para que salga el helicóptero echando agua, el vecino llorando y el político de turno prometiendo ayudas inmediatas que llegarán en 2037.

De hecho, según fuentes no confirmadas del CIS, los incendios ya superan en notoriedad mediática a cualquier líder opositor. Cuando se preguntó a los ciudadanos por “el principal adversario de Pedro Sánchez”, un 42% respondió: los incendios forestales, frente a un 27% que mencionó a Feijóo y un 8% que aún confunde a Abascal con un entrenador personal.


¿Y por qué siempre en agosto?

Los sociólogos proponen varias teorías:

  • El factor meteorológico: claro, hace calor, no llueve y basta un cigarro mal apagado para desatar el caos.
  • El factor político: ¿qué mejor mes para hacer oposición que agosto, cuando las encuestas están dormidas y los ministros desconectados?
  • El factor cultural: igual que los Sanfermines se celebran en julio y la Feria de Abril en abril, los incendios tienen reservada su fecha nacional: agosto. Es la tradición, y a las tradiciones no se renuncia.

Pero la hipótesis más aceptada es que los incendios forestales se han convertido en auténticos influencers del verano. Quieren trending topic, quieren cámaras, quieren que cada telediario abra con su actuación estelar. Y en España, si no sales en agosto, simplemente no existes.


Las reacciones del Gobierno

Desde Moncloa se ha intentado dar respuesta a este fenómeno incendiario. Pedro Sánchez ha prometido que los incendios serán “contenidos con firmeza, resiliencia y moderación”. Palabras que, curiosamente, son también las que suele utilizar para responder a cualquier cuestión, desde la inflación hasta el precio del café en el bar del Congreso.

Algunos ministros han planteado soluciones más imaginativas:

  • Yolanda Díaz propone que los incendios tengan convenios colectivos para arder solo en días laborables.
  • Teresa Ribera sugiere convertir las llamas en energía renovable, bajo el eslogan “si arde, que al menos cargue el móvil”.
  • Félix Bolaños plantea abrir una mesa de diálogo con los incendios, porque todo se resuelve con mesas de diálogo.

¿Qué opina la oposición?

Aquí viene lo divertido. El PP acusa a Sánchez de ser “blando con los incendios” y exige que se hagan controles de identidad a cada chispa sospechosa. Vox, por su parte, asegura que los incendios “no existirían si se comiera más carne de toro bravo”, mientras que Sumar insiste en que la culpa es del capitalismo.

La conclusión es clara: mientras los políticos discuten, los incendios siguen con su campaña de desgaste, quemando hectáreas como si fueran votos en urna.


Final: ¿Son los incendios los verdaderos líderes de la oposición?

En definitiva, agosto en España es ya sinónimo de llamas. El fuego ha conseguido lo que ni Feijóo ni Abascal ni Yolanda Díaz: convertirse en el adversario más constante de Sánchez. Una oposición que no descansa, que no cierra por vacaciones y que, a diferencia de algunos políticos, siempre cumple con su calendario.

Quizá el próximo paso sea ver a los incendios forestales fundando su propio partido: “Fuego Unido”. Su lema ya está claro: “Donde hay humo, hay votos”.

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