Benito Z.M. lleva más de 30 años luchando contra el fascismo. Ha dedicado toda su vida a los valores de la libertad, pero ahora ha perdido por completo el sentido de su vida. Su cuñado, el muy bastardo fascista, hoy, le ha dicho que Francisco Franco Bahamonde, gallego bajito de voz aflautada por la gracia de Dios, lleva 50 años muerto.
“¿Por qué demonios nadie me dijo que estaba luchando contra un muerto? Joder, mis colegas hablaban de Franco como si siguiera vivo y bien vivo ¿Y ahora qué hago para luchar contra Franco? ¿Compro una ouija?”, nos confiesa exasperado.
Por desgracia, Benito no está solo. Todo parece formar parte de una suerte de pandemia en la izquierda.
De acuerdo con los inquietantes resultados del Instituto de estudios estadísticos y sexado de pollos (IEESP), Muchos progresistas creen que Franco sigue vivo, y su vida salta en pedazos si se les prueba lo contrario. E incluso puede tener consecuencias más devastadoras si se les insinúa que la guerra civil terminó hace 86 años.
“¿Cómo? ¿Que la guerra civil ya acabó?”, nos dice Benito con un tono de desesperación. “¡No puede ser, es imposible! ¿Contra qué demonios hemos estado luchando? ¡Maldita sea, tengo cascados los pulmones de quemar contenedores en mi juvendud!” Añade antes de empezar a decir palabras inconexas y acabar en el suelo, en pose fetal.
Mientras, sus amigos han intentado sacarle de su lamentable estado poniéndole Ska-p y dándole calimochos, pero hasta ahora sus progresos han sido muy limitados. Temen que, de salir, se cortará el pelo, dejará de querer ser funcionario y se contratará un servicio de salud privado ¿Es este el final de una era? El tiempo lo dirá.