acto conmemorativo Dana

La cadena pública ofrece una cobertura sonora selectiva: “El respeto también se ecualiza”

Valencia, 29 de octubre de 2025.
Lo que debía ser un acto solemne y de unidad se convirtió, por obra y gracia de la ingeniería acústica, en un recital político de volumen variable.
Durante la ceremonia en memoria de las víctimas de la DANA que azotó la Comunidad Valenciana el pasado año, RTVE decidió bajar el sonido de los pitidos dirigidos a Pedro Sánchez, mientras amplificaba con entusiasmo los abucheos hacia el presidente valenciano, Carlos Mazón.

El homenaje, celebrado en la explanada del antiguo cauce del Turia, congregó a autoridades locales, representantes de las fuerzas de seguridad, y decenas de ciudadanos que acudieron para recordar a quienes perdieron la vida en la catástrofe.
Pero lo que en principio debía sonar como un acto de respeto y recogimiento, terminó resonando como un episodio de humor institucional.


El silencio técnico y la tormenta política

La retransmisión oficial de RTVE comenzó con el tono habitual: planos sobrios, comentaristas contenidos y música solemne.
Todo parecía transcurrir sin incidentes hasta la llegada del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Apenas puso un pie en la alfombra azul dispuesta para la ocasión, parte del público comenzó a pitar y gritar “dimisión”. En el lugar se oía con claridad, aunque los asistentes aseguran que muchos mantuvieron un comportamiento respetuoso.
Lo curioso llegó en la versión televisiva: los pitidos desaparecieron misteriosamente del audio.

El micrófono ambiental, hasta ese momento sensible al zumbido de las palomas y al rumor del viento, entró de repente en modo silencio absoluto.
El comentarista, imperturbable, hablaba de “una cálida acogida al presidente del Gobierno”.

Desde los balcones cercanos, los vecinos miraban la escena por televisión mientras escuchaban en directo otra muy distinta desde sus ventanas.

“Pensé que me estaba volviendo loca. En la calle pitaban, pero en la tele parecía un minuto de silencio eterno”, comentaba una vecina del barrio del Carmen.


La explicación de los expertos: “El silencio se puede modular”

Varios técnicos de sonido consultados por el Diario ASDF explican que bajar los micrófonos ambientales es tan fácil como darle a un botón.
Lo difícil es tener el reflejo de hacerlo justo cuando los pitidos se dirigen a un dirigente del partido en el poder.

Fuentes internas de RTVE apuntan que la cadena habría experimentado con un sistema de “cancelación acústica contextual”, diseñado para reducir “ruidos no armónicos”.
La tecnología, según la cadena, busca preservar la solemnidad de los actos institucionales.
Según la oposición, busca preservar la imagen del Gobierno.

Un ingeniero retirado que trabajó décadas en la casa ofreció su versión más directa:

“Han perfeccionado el mute político. Si el público aplaude, se amplifica. Si protesta, se neutraliza. Es como tener un corrector automático del pueblo.”


Cuando los micrófonos se despiertan

El mismo rigor técnico no se aplicó minutos después, cuando intervino el presidente valenciano, Carlos Mazón.
Apenas subió al atril, parte del público comenzó a gritarle con dureza. En la retransmisión de RTVE, los micrófonos se abrieron como flores en primavera.
De pronto, el sonido ambiente alcanzó una claridad milagrosa.

Los gritos contra Mazón se escucharon con nitidez quirúrgica, mientras el comentarista guardaba un respetuoso silencio.
Era el contraste perfecto: pitidos invisibles para uno, rugidos amplificados para el otro.

El realizador incluso cambió los planos para mostrar al público gesticulando, en un despliegue de sincronización sonora digno de los conciertos de Año Nuevo.

“No es manipulación”, aseguraba un operador. “Solo realzamos la emoción del momento.”


Las redes se convierten en audiómetros

A los pocos minutos, la red social X (antes Twitter) se llenó de comparativas, memes y teorías.
Los usuarios no tardaron en advertir la selectividad del volumen.

“RTVE ha reinventado el sonido direccional: solo capta los pitidos si van hacia el PP.”
“Sánchez entra entre aplausos mudos, Mazón sale en Dolby Surround.”
“Ni la DANA fue tan selectiva con su impacto.”

Otros internautas compartieron vídeos grabados con sus móviles en los que se escuchan claramente los abucheos al presidente del Gobierno.
El contraste con la retransmisión oficial era tan evidente que un periodista local bromeó:

“RTVE no cubre la realidad, la remezcla.”


La defensa oficial: “Ajustes de respeto”

Ante la polémica, RTVE emitió un comunicado urgente:

“Durante la retransmisión se realizaron ajustes técnicos para garantizar el respeto al carácter solemne del acto. No hubo intención editorial.”

El texto, cuidadosamente redactado, evitó mencionar palabras como “pitidos”, “Sánchez” o “Mazón”.
En su lugar habló de “preservación del clima conmemorativo”.
La nota concluía con una frase que ya circula en tono irónico por toda España:

“El respeto también se ecualiza.”


El eco en la política valenciana

Desde la Generalitat, Carlos Mazón ironizó sobre lo ocurrido:

“A mí me hubiera bastado con que bajaran el volumen de la lluvia el año pasado, no el de los micrófonos ahora.”

El PSOE valenciano, por su parte, acusó a la derecha de “instrumentalizar el sonido” y pidió respeto para las víctimas de la DANA.
“Hoy no era día de abucheos”, dijo un portavoz.
“Pero si RTVE ha querido mantener la solemnidad, quizá debió hacerlo con todos por igual.”

La oposición nacional fue más dura. Un diputado popular pidió explicaciones en el Congreso y reclamó “una auditoría sonora” de la retransmisión.

“Queremos saber quién maneja el volumen del país”, afirmó entre aplausos que, por suerte, nadie filtró.


Memoria, respeto y decibelios

El acto de homenaje a las víctimas se había organizado con discreción y sobriedad.
Familiares de los fallecidos depositaron flores junto al monumento levantado junto al cauce del Turia. El ambiente, según asistentes, fue “emotivo y sincero”.

Sin embargo, el contraste entre lo que se vivió allí y lo que se emitió por televisión deformó el espíritu de la jornada.
La solemnidad real quedó eclipsada por la polémica mediática.
El acto de memoria acabó convertido en una lección práctica de política del sonido.

Un sociólogo de la Universidad de Valencia lo resumía así:

“En España ya no se manipulan los titulares, se manipulan los decibelios. Es más eficiente y menos detectable.”


El precedente de otras tormentas

No es la primera vez que RTVE es acusada de filtrar los abucheos al presidente.
Durante el desfile del 12 de octubre de 2024, los espectadores ya denunciaron la desaparición mágica del sonido ambiente justo cuando comenzaban los pitidos.
En aquella ocasión, la cadena habló de “condiciones meteorológicas adversas”.

Esta vez, sin embargo, el tiempo acompañaba: sol, cielo despejado y viento a favor.
Todo parecía propicio para oír con claridad la voz del pueblo… salvo para el micrófono público.


La ciencia del silencio

Expertos en comunicación apuntan a una tendencia global: el paso del control de imagen al control de sonido.
En la era de la saturación mediática, la ausencia de ruido se convierte en herramienta política.

“El silencio es la nueva propaganda”, explican. “Y RTVE lo ha entendido mejor que nadie.”

El fenómeno incluso ha despertado interés académico.
Un grupo de investigadores del Politécnico de Valencia planea elaborar un estudio titulado “Gestión institucional de la reverberación ciudadana: el caso RTVE”.
El proyecto busca determinar a qué volumen exacto deja de existir una protesta en televisión.


La sátira de los hechos

En los cafés de la ciudad, la conversación era la misma:

“¿Tú lo oíste?”
“Sí, pero en la tele no.”
“Entonces no existió.”

Lo absurdo del caso ha inspirado incluso una propuesta para el próximo festival de humor de Buñol: una performance llamada “Mute 2025”, donde los artistas representarán un mitin político sin sonido, mientras los subtítulos dirán “aplausos”.

Un periodista veterano de RTVE confesó entre risas:

“Antes teníamos censura visual, ahora tenemos censura acústica. La próxima será olfativa.”


Un país que se escucha a medias

El episodio deja una reflexión que trasciende lo anecdótico: en España, ya no se trata de quién habla más alto, sino de quién tiene el micrófono.
La televisión pública, que debería ser el eco de todos, se ha convertido en un filtro que distingue entre decibelios patrióticos y ruidos inconvenientes.

La DANA del año pasado arrasó pueblos enteros y unió a la sociedad en solidaridad.
El homenaje de hoy, en cambio, ha mostrado cómo la política puede convertir incluso la memoria en un campo de batalla sonora.

El público lloró por las víctimas, pero la retransmisión solo permitió escuchar las lágrimas adecuadas.
Todo lo demás, al silencio.


Cierre

Valencia amaneció hoy con cielo despejado y micrófonos sensibles.
El acto, que debía ser un gesto de unidad, se ha transformado en el ejemplo perfecto de cómo el sonido puede ser un instrumento de poder.

Pedro Sánchez escuchó solo lo que quiso oír; Carlos Mazón, lo que nadie querría.
Y RTVE, en medio, afinó la orquesta para que la realidad sonara según partitura.

En los próximos días se esperan explicaciones, pero el episodio ya tiene nombre popular: “El homenaje del silencio”.

Porque en la España de hoy, más que hablar, importa sonar bien.

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