En una entrevista concedida a Pepa Bueno, el presidente Pedro Sánchez volvió a demostrar su habilidad para hablar con la serenidad de un monje zen mientras al mismo tiempo redefine las reglas básicas de la democracia a su medida. Durante la charla, que transcurrió entre sonrisas calculadas y un vaso de agua estratégicamente colocado, el presidente dejó caer una frase que ya está dando titulares: “Los españoles volverán a votar cuando a mí me apetezca”.
Aunque muchos esperaban que el líder socialista despejara dudas sobre un posible adelanto electoral, Sánchez aprovechó la ocasión para recordar que él es la última línea de defensa entre la ciudadanía y el apocalipsis ultra-derechista.
La democracia flexible según Moncloa
Con tono didáctico, el presidente explicó que la democracia es un concepto elástico, que no consiste tanto en depositar votos en una urna cada cuatro años, sino en confiar ciegamente en el liderazgo providencial de alguien que “sabe lo que hace”. Según Sánchez, “las elecciones están bien, pero no conviene abusar de ellas. Generan estrés social y mucho gasto en papel y bolígrafos”.
Pepita de oro de la entrevista: “España no necesita unas urnas, necesita un timón firme”, declaró, mientras se ajustaba la americana con gesto de actor secundario en una serie de Netflix.
Sánchez como salvador de España
Durante la conversación, el presidente se autodefinió como el muro que protege a los ciudadanos de Vox, del catastrofismo económico y de la posibilidad de tener que escuchar debates serios en el Congreso.
“Lo mejor para España es que Pedro Sánchez siga en el poder. No lo digo yo, lo dice el sentido común, y algún que otro focus group”, insistió, con esa mezcla de modestia y grandilocuencia que tanto caracteriza sus apariciones.
Además, prometió que mientras él esté en Moncloa, ningún español tendrá que preocuparse por votar demasiado seguido. “Las elecciones no son como las rebajas: no hace falta tenerlas cada temporada”, bromeó con una sonrisa que algunos analistas han descrito como “entre tranquilizadora y ligeramente inquietante”.
La entrevista de Pepa Bueno: entre el periodismo y la terapia
Muchos espectadores destacaron el tono cálido y casi terapéutico de la entrevista. Pepa Bueno, con voz pausada, le preguntaba:
—“¿Y cuándo cree usted que los españoles deberían votar, presidente?”
A lo que Sánchez, mirando a cámara como quien revela un secreto de familia, respondió:
—“Cuando yo sienta que es el momento, Pepa. Porque el futuro de este país está demasiado en juego como para dejarlo en manos del calendario electoral”.
La periodista, lejos de incomodarse, asintió con gesto de aprobación, como si Sánchez hubiese explicado la teoría de la relatividad.
La reacción de la oposición
Desde el PP y Vox la reacción no se hizo esperar. Los populares declararon que “Sánchez ha convertido las urnas en su mando a distancia”, mientras que Abascal aseguró que “esto ya no es un gobierno, sino un club privado de yoga político”.
Podemos, en cambio, se mostró dividido: algunos consideran que Sánchez debería convocar elecciones cuando a ellos les apetezca, mientras que otros prefieren directamente que no se convoquen nunca, “para no dar más trabajo al militante de base que pega carteles”.
Los españoles: entre la risa y la resignación
En las calles, la ciudadanía reaccionó con esa mezcla de ironía y agotamiento tan característica. Un vecino de Usera comentó: “Me parece perfecto, yo total ya voté en 2019 y todavía no he superado la resaca”.
Otra mujer, en Lavapiés, aseguró: “Si Sánchez decide cuándo votamos, que lo ponga también en el calendario laboral, así nos organizamos las vacaciones”.
Conclusión: España en modo “ya veremos”
El mensaje de la entrevista ha quedado claro: Pedro Sánchez seguirá en el poder hasta que él mismo considere que España está preparada para asumir el trauma de unas elecciones. Hasta entonces, el país permanecerá bajo la doctrina del “ya veremos”.
Y es que, según el presidente, votar puede esperar, pero salvar a la nación del monstruo ultra no admite demora.