En un giro argumental digno de una serie de política ficción, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, se ha erigido como el autoproclamado “líder de la oposición internacional” contra Donald Trump, quien está a punto de regresar a la Casa Blanca. ¡Move over, ONU! Aquí llega el cruzado de Moncloa.
La estrategia de Sánchez es tan audaz como inesperada. Durante una rueda de prensa que más parecía un monólogo de late night, Sánchez declaró: “En un mundo dividido por populismos, alguien tiene que ser el faro de la moderación. Y ese alguien, modestia aparte, soy yo”. Acto seguido, sacó un PowerPoint titulado “Por qué España es mejor que Florida”. La diapositiva inicial incluía una comparativa de tapas vs. hamburguesas.
El presidente español, armado con su particular combo de sílabas largas y gestos teatrales, ha iniciado una gira diplomática que muchos ya llaman “La Ruta del Anti-Trumpismo”. En una escala en París, propuso un pacto global para reemplazar el “Make America Great Again” con un lema más inclusivo: “Make Gazpacho Mainstream Again”. Macron, que pareció más interesado en su croissant que en la propuesta, asintió cortésmente.
No todo ha sido aplausos y ovaciones. Los detractores de Sánchez lo acusan de aprovecharse del inminente regreso de Trump para desviar la atención de los problemas internos de España, como la inflación, las huelgas y la eterna pregunta de “¿qué hacemos con los lunes sin fiesta?”. Pero Sánchez, impertérrito, ha contestado con un enigmático: “Trump es el lunes de la política internacional, y yo estoy aquí para convertirlo en viernes.”
La comunidad internacional también parece dividida. Mientras algunos aplauden la valentía de Sánchez por enfrentarse a un titán político, otros no pueden evitar preguntarse: “¿Quién se cree este tipo?” Desde Washington, fuentes cercanas al entorno de Trump han comentado: “Sánchez… ¿Sánchez? No lo tenemos en el radar. Pero si quiere un autógrafo, que mande un tuit.”
Entre tanto, Sánchez sigue adelante con su cruzada. Según fuentes cercanas, está preparando un discurso titulado “Un mundo sin muros ni peinados extraños”, que planea dar en las Naciones Unidas. Para los escépticos que dudan de su impacto, Sánchez tiene una última palabra: “El tiempo me dará la razón. Y si no, al menos tendré una gran historia para Netflix.”