La economista, divulgadora y tuitera de verbo inflamable Sarah Pérez Santaolalla ha vuelto a abrir una grieta en el tejido de la realidad con una afirmación que ha dejado boquiabiertos a autónomos, economistas, filósofos del bar y hasta a varios burros de carga del campo murciano.
En un tuit que ha logrado fusionar economía, ideología y esgrima digital, Santaolalla aseguró que “que haya menos autónomos es síntoma de desarrollo económico”, algo que, según los expertos consultados por este periódico, “puede ser cierto si el desarrollo económico lo medimos en la capacidad del ciudadano medio para pedir cita previa hasta para respirar”.
Estáis montando otra campañita contra mí por vuestra ignorancia arrogante. Que haya menos autónomos es síntoma de desarrollo económico y por lo tanto de menor precariedad y más trabajo estable. Estos datos no son incompatibles con que hay que seguir reivindicando una mejora para
📉 El milagro del decrecimiento autónomo
El razonamiento de Santaolalla parte de una idea aparentemente lógica: si hay menos autónomos, es porque hay más empleo estable y menos precariedad.
Sin embargo, la estadística —esa señora de gafas cuadradas que no entiende de ideología— muestra una realidad ligeramente distinta: hay menos autónomos porque muchos han huido en estampida hacia Portugal, Andorra o el trabajo en negro, lo que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), “también cuenta como desarrollo, si te da igual hacia qué lado”.
“Es un poco como decir que hay menos enfermos porque se ha roto el termómetro”, explica Antonio Marzal, economista y autor del libro ‘Keynes, Marx y el del bar de abajo’. “Menos autónomos puede significar muchas cosas: que la economía se ha estabilizado, que la gente se ha muerto de asco o que Hacienda ha ganado la guerra”.
El INE confirma que en el último trimestre desaparecieron más de 30.000 trabajadores por cuenta propia, una cifra que en el lenguaje gubernamental se traduce como “éxito rotundo de la economía del bienestar y del metaverso del teletrabajo”.
🧾 La nueva teoría económica: “menos autónomos, más felicidad”
Fuentes cercanas al Ministerio de Economía reconocen que están valorando adoptar oficialmente el Santaolallismo, una corriente de pensamiento que propone medir el progreso nacional no por el PIB ni por la renta per cápita, sino por la reducción del número de personas que intentan facturar algo legalmente.
Según un borrador al que ha tenido acceso el Diario ASDF, el Gobierno planea lanzar un nuevo indicador: el Índice de Prosperidad Antiautónoma (IPA).
El ministro de Seguridad Social, José Luis Escribá, habría celebrado la idea con una sonrisa casi humana, afirmando que “cada autónomo que se da de baja es un héroe del progreso, un mártir fiscal que nos allana el camino hacia el pleno empleo asalariado”.
El IPA se mediría así:
- Cada baja de autónomo = +1 punto de prosperidad.
- Cada nueva alta = -2 puntos.
- Cada persona que intenta deducirse el papel higiénico como gasto profesional = sanción moral.
“Queremos un país de nóminas estables y cotizaciones predecibles”, explican desde el Ministerio, “no esa anarquía fiscal donde alguien puede ganar 1.500 euros un mes y comerse una sopa de sobre el siguiente”.
💸 300 euros de cuota: el impuesto al entusiasmo
Santaolalla reconoce en su tuit que pagar 300 euros de cuota siendo mileurista es un disparate, pero añade que eso no invalida su tesis general.
Y ahí, en ese pero, se abre una grieta cósmica por la que se asoma todo el dolor autónomo del país.
“Es como decir: los incendios son malos, pero los bomberos deberían pagar por usar la manguera”, protesta Laura G., fotógrafa freelance y superviviente emocional de tres declaraciones trimestrales. “Yo no quiero ser un símbolo de precariedad ni de desarrollo, solo quiero poder comprarme un yogur sin mirar el extracto del banco”.
Según un estudio de la Universidad de Cuenca del Pensamiento Crítico, el 87% de los autónomos españoles siente que está subvencionando el Estado del bienestar de los demás, mientras el 13% restante directamente no siente nada porque se ha quedado dormido preparando facturas.
🏦 El autónomo como especie en extinción
En 2025, España cuenta con 3 millones de autónomos registrados, aunque las autoridades sospechan que muchos de ellos ya no existen realmente, sino que son hologramas contables mantenidos por la Seguridad Social para no reconocer la despoblación profesional.
“Un autónomo no muere, simplemente deja de presentar el modelo 303”, explica el historiador laboral Vicente Culebras.
De hecho, varios municipios de la España vaciada han empezado a ofrecer subvenciones para atraer autónomos reales, del mismo modo que en otros tiempos se ofrecía terreno para atraer colonos o vacas.
“Estamos montando safaris fiscales”, comenta el alcalde de Villachapa (Teruel). “Si ves un autónomo en su hábitat natural, facturando una reforma y bebiendo café con ansiedad, te damos una camiseta que dice ‘Yo vi uno vivo’”.
📊 Los datos que nadie pidió, pero todos comentan
Sarah Pérez Santaolalla acompañó su declaración con unos gráficos que, según ella, “demuestran el avance estructural de la economía española”.
El problema, según varios analistas, es que esos gráficos podrían representar cualquier cosa: desde la evolución del empleo asalariado hasta las ventas de croquetas congeladas.
El Diario ASDF sometió las gráficas a un panel de expertos, que identificó lo siguiente:
- Uno de los ejes estaba en Comic Sans.
- El otro no tenía unidades de medida.
- Las flechas iban hacia arriba, pero el contexto era hacia abajo.
“El 90% de la economía se basa en interpretar flechas”, señala un funcionario de Hacienda bajo anonimato. “Y si la flecha sube, da igual si es la del paro, la inflación o el consumo de tilas. Lo importante es que suba”.
🧠 La arrogancia ilustrada y el mito del relato falso
En su mensaje, Santaolalla acusa a sus críticos de “ignorancia arrogante” y de difundir “relatos falsos”.
Fuentes cercanas a la Real Academia de la Lengua confirman que “ignorancia arrogante” se convertirá en la expresión del año, superando a “resiliencia fiscal” y “revolución de los becarios”.
Sin embargo, los autónomos consultados aseguran que su ignorancia no es arrogante, sino melancólica y con tendencia a llorar los días 20 de cada mes.
“Yo no tengo tiempo de ser arrogante, bastante tengo con sobrevivir al IVA trimestral”, confiesa Nacho Pardo, diseñador gráfico autónomo. “Cada vez que alguien dice que hay menos autónomos porque todo va mejor, un freelance pierde el wifi”.
🧩 El relato paralelo: cuando la realidad no coopera
Los sociólogos de la Universidad de Valladolid han identificado una nueva corriente de pensamiento llamada “Optimismo Narrativo de Estado”, que consiste en convertir cada catástrofe social en un indicador de progreso.
Ejemplos recientes:
- Sube la pobreza: “Eso demuestra que más gente busca nuevas oportunidades”.
- Cierran pymes: “La economía se está digitalizando”.
- Menos autónomos: “Tenemos más estabilidad”.
- Más atascos: “Hay más movilidad”.
- Más ansiedad: “La gente está más concienciada”.
“Si lo repites con tono pedagógico, suena hasta razonable”, comenta un profesor de sociología que prefiere mantenerse anónimo “porque tiene una SL y no quiere líos”.
🪞 Una nación de asalariados felices (y obedientes)
Según fuentes del Ministerio del Futuro, el plan final es convertir a España en una nación 100% asalariada, donde todos tengan una nómina fija, un horario, un plan de igualdad y un curso obligatorio de mindfulness.
Los pocos autónomos que queden serían integrados en un programa de rehabilitación fiscal, con charlas motivacionales tipo:
“Hola, me llamo José y llevo dos semanas sin emitir una factura”.
Los asistentes recibirían una pulsera que vibra cada vez que piensan en deducirse algo.
“Queremos que la gente deje de emprender por necesidad y empiece a obedecer por convicción”, afirma un portavoz anónimo. “El futuro es un país sin facturas, sin estrés y con un solo cliente: el Estado”.
🕳️ La paradoja final: el progreso que se autodestruye
El pensamiento de Sarah Pérez Santaolalla podría tener una aplicación más amplia:
- Si menos autónomos = más desarrollo,
- entonces menos empresas = más prosperidad,
- y menos trabajo = plenitud absoluta.
Bajo esa lógica, el paraíso económico se alcanzará cuando nadie trabaje, todos vivamos de rentas imaginarias y el PIB se calcule con base en el optimismo subjetivo.
“Estamos a un paso de la utopía del sofá”, celebra un portavoz del Banco de España mientras se sirve un vermut. “El siguiente paso es que desaparezcan los consumidores, porque eso sí que será eficiencia total”.
🧨 Conclusión: la guerra santa del Excel
Mientras tanto, los autónomos siguen ahí, en su trinchera de facturas, cafés recalentados y correos sin respuesta, observando cómo los debates económicos se libran en Twitter a golpe de hilo y superioridad moral.
“Nos acusan de precariedad, pero al menos tenemos sentido del humor”, dice un taxista madrileño. “Aunque bueno, eso también lo pagamos con IVA”.
Y así, en un país donde cada dato se interpreta según la fe, Sarah Pérez Santaolalla ha logrado algo digno de estudio: unir a izquierda, derecha y autónomos en un mismo sentimiento colectivo de desconcierto fiscal.
España, como siempre, avanza hacia adelante… aunque no esté claro hacia dónde.
