La activista asegura en televisión que “no existen diferencias” entre el líder de Vox y el dictador nazi, generando reacciones políticas, memes y un inesperado auge de bigotes en varias barberías españolas.
Una frase que incendió el plató
La polémica comenzó durante el programa matinal “Café con Ideología”, donde Sarah Pérez Santaolalla participaba como tertuliana habitual. En mitad de un debate sobre el auge de la derecha europea, la activista interrumpió a otro invitado y soltó, mirando directamente a cámara:
“No hay diferencias entre Hitler y Abascal. Estoy segura de que los que hoy están con Abascal estarían con los nazis. Es exactamente la misma gente. Solo que ahora llevan vaqueros en lugar de uniformes marrones”.
En el plató hubo unos segundos de silencio incómodo. Después, todos empezaron a hablar a la vez. Uno intentaba recordar la fecha exacta de la invasión de Polonia, otro gritaba sobre libertad de expresión y un tercero buscaba en Google imágenes de bigotes para contextualizar la comparación.
Reacciones políticas inmediatas
Vox fue el primero en responder. Apenas una hora después, su portavoz en el Congreso apareció ante los medios:
“Es profundamente insultante comparar a Santiago Abascal con Hitler. Hitler tenía un bigote y Santiago no. Fin del debate”, dijo antes de abandonar la sala entre aplausos de sus compañeros.
Desde el PSOE, un diputado reconoció con cierta ironía:
“Comparar a Abascal con Hitler… no sé. Hitler tenía mejores discursos y más sentido escénico”.
Unidas Podemos aprovechó para pedir un “curso obligatorio de historia contemporánea para tertulianos”. Según explicaron, “hay un abuso preocupante de analogías históricas hechas sin café suficiente”.
La Real Academia de la Historia, menos dada al espectáculo, publicó un breve comunicado recordando que “los paralelismos históricos requieren rigor”. Añadieron que “el bigote no es una categoría política en sí misma”, aunque admitieron que “ha tenido impacto cultural”.
La prensa extranjera también se hace eco
Medios internacionales recogieron rápidamente la noticia.
En Alemania, el diario Die Wahrheit tituló: “Española equipara a líder político con Hitler; Alemania pide no involucrarla en esto, por favor”.
En Francia, Le Satirique publicó una ilustración de Abascal y Hitler en una barbería parisina disputándose un bote de gomina.
En Reino Unido, la BBC dedicó un breve segmento de análisis serio que terminó con el periodista riéndose en directo.
En redes sociales, la tormenta fue inmediata. El hashtag #AbascalHitlerChallenge se volvió tendencia. Miles de usuarios subieron vídeos imitando discursos políticos con filtros de bigote, combinando retórica española y acentos alemanes con resultados tan absurdos como virales.
Conversaciones en la calle
En la Plaza Mayor de Valladolid, un grupo de jubilados comentaba la noticia en un banco:
—“Hitler llevaba botas. Este lleva mocasines. No es lo mismo”, decía uno.
—“Los discursos sí que se parecen. A mí me da el mismo susto”, respondía otro, removiendo su café como si buscara respuestas en el fondo de la taza.
En una barbería de Salamanca, los peluqueros aseguraron que las peticiones de “bigote estilo años 30” se habían multiplicado por tres desde la polémica. “No sabemos si es por ironía, por moda o por nostalgia histórica. Pero tenemos lista de espera”, explicó el dueño, aún incrédulo.
Escenas inesperadas
La controversia llegó incluso a la comunidad de recreacionistas históricos. Una asociación que organiza eventos sobre la Segunda Guerra Mundial anunció que prohibiría la entrada con camisetas de Vox a sus recreaciones:
“La línea entre política actual y teatro histórico es demasiado fina últimamente. No queremos confusiones durante el desembarco de Normandía”, explicaron.
Mientras tanto, simpatizantes de Abascal convocaron una concentración en Madrid para protestar por la “banalización de la historia”. Querían ir vestidos “con ropa seria” para demostrar su indignación, pero varios acabaron con boinas y chaquetas militares, lo que provocó que un turista alemán creyera que era un festival temático. Terminó vendiendo salchichas.
Sarah Pérez Santaolalla, por su parte, se reafirmó en sus declaraciones en una segunda entrevista:
“No me arrepiento. Lo dije porque lo pienso. Quien no vea las similitudes es porque no quiere abrir los ojos… o porque no tiene bigote”.
Historiadores y barberos opinan
Los historiadores consultados por el Diario ASDF intentaron poner algo de cordura. “Es una comparación que se ha hecho muchas veces, aunque rara vez con resultados fructíferos”, explicó un catedrático de Historia Contemporánea. “Las analogías simplistas suelen generar más ruido que análisis”.
En cambio, los barberos estaban encantados. “Nunca habíamos tenido tanto trabajo en otoño. Ni las bodas dan tanto movimiento. Que sigan comparando a quien quieran, mientras pidan bigote histórico”, dijo entre risas uno de ellos.
Una polémica que dice mucho
La frase de Sarah Pérez Santaolalla ha terminado siendo más reveladora de la dinámica mediática que de la historia. En pocas horas, una comparación hiperbólica en un programa matinal se convirtió en debate nacional, discusión académica y fenómeno estético.
En realidad, nadie parecía interesado en analizar el fondo histórico: la conversación se centró en el tono, en la imagen, en los memes y en las barberías.
Y tal vez eso sea lo más significativo: en la España mediática actual, una declaración incendiaria puede generar más titulares que un libro de historia entera.
Cierre
Comparar a Abascal con Hitler no es nuevo, pero pocas veces había provocado tantas reacciones tan dispares y absurdas a la vez. Lo que comenzó como un comentario televisivo se convirtió en un espectáculo político, mediático y capilar.
Al final, entre memes, comunicados y peinados, lo único realmente claro es que el bigote sigue siendo un símbolo poderoso… aunque sea por accidente.
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#POLÉMICA | .@SarahPerezSanta : ”No hay diferencias entre Hitler y Netanyahu. Estoy segura de que los que hoy están con Netanyahu están con los nazis” 🔴 #EnBocaDeTodos8O en @cuatro con @Nacho_Abad ➡ mdia.st/directo4