La IA ha traído una nueva revelación. En un experimento destinado a demostrar que una IA puede reconstruir un idioma, tras alimentar a distintos modelos de inteligencia artificial con las principales obras del euskera los resultados han sido unánimes: el euskera no existe. Ante esta revelación, nuestro medio intentó contrastar esta información con fuentes fiables, con lo que acudimos a consultar a Garikoitz Arrizabalbeitia, catedrático de euskera de la universidad del país vasco, que nos sorprendió con sus declaraciones.
“Ahi va, la hostia. Pues si que habéis tardado en daros cuenta. Llevamos décadas fingiendo.”
Ante nuestra perplejidad, decidió contarnos su historia.
“Todo empezó cuando yo era niño. Un día empecé a imitar a mi abuelo haciendo ruidos raros, y al verme mi madre me dijo ‘no veas lo contento que se va a poner el aita cuando vea que has aprendido a hablar euskera escuchando al yayo’. Yo no fui capaz de decirle a mi padre, un levantador de piedras con unos brazos más grandes que mi cabeza, y eso que uso boina grande, que simplemente estaba imitando a mi abuelo. Al ver cómo todo el mundo me aplaudía, decidí llevar la farsa hasta el final, llegando a doctorarme magna cum laude en lengua vasca. De hecho, en su lecho de muerte y lleno de orgullo, mi abuelo me confesó que el tampoco hablaba euskera, que solamente fingía para hacer rabiar a su amigo Patxi, de Gipuzkoa, que tampoco lo hablaba pero creía que mi abuelo sí.
El hecho de que todo el mundo académico me alabase me mostró que no queda absolutamente nadie que hable euskera, ya que alguien debería haber detectado la farsa. Quizás mis bisabuelos lo hablasen, pero ya no queda nadie.”
Estas revelaciones nos dejan con un gusto agridulce, ya que por un lado la capacidad de la IA ha quedado patente, pero por otro hemos visto que toda la literatura en lengua vasca podía haberla escrito un mono golpeando una máquina de escribir.