En un revelador estudio llevado a cabo por el Instituto de Feminismo Radical y Felino (IFRF), se ha descubierto que los gatos, esos supuestos compañeros peludos y adorables, son en realidad agentes encubiertos del patriarcado. Sí, has leído bien: ¡tu gato es un opresor patriarcal y laboral!
La investigación, dirigida por la Dra. Misandra Whiskas, ha encontrado que los comportamientos típicos de los gatos, como marcar territorio con sus uñas o demandar atención constante, son en realidad tácticas de control y dominación. “Los gatos utilizan su ‘ternura’ para manipular a las mujeres, haciéndolas creer que son independientes cuando en realidad están bajo un yugo felino secreto para robarnos las exclusivas”, afirmó Whiskas en una conferencia de prensa casi robada por su gato.
Además, el estudio revela que los gatos, al elegir a sus dueñas, perpetúan estereotipos de género. “Los gatos no eligen al azar; buscan a mujeres que ya están sumergidas en roles tradicionales, como la maternidad o el cuidado del hogar, reforzando así estos roles”, explica la Dra. Whiskas. El hecho de que los gatos sean más propensos a dormir sobre las pertenencias de las mujeres, como libros feministas o ropa, es visto como una forma de silenciar y controlar el discurso femenino.
El IFRF propone una serie de medidas radicales para contrarrestar esta opresión felina, incluyendo la reeducación de los gatos en refugios feministas, donde aprenderán a ser verdaderos aliados de la lucha por la igualdad y serán brutalmente castrados para que no roben exclusivas. También se recomienda a las mujeres que consideren adoptar mascotas menos patriarcales, como peces o plantas, que no tienen la capacidad de perpetuar el machismo.
“Es hora de que las mujeres abran los ojos a esta forma sutil pero efectiva de opresión”, concluyó Whiskas, mientras su propio gato, Patriarcat, intentaba subrepticiamente tumbar su taza de café e intervenir en esta noticia, demostrando una vez más su control en la vida cotidiana.
Este descubrimiento ha causado conmoción en la comunidad felina y feminista, dejando a muchas mujeres en la encrucijada de si deben seguir conviviendo con su opresor de cuatro patas o declarar su independencia total de la tiranía gatuna.