TeleAyuso

Madrid amaneció este martes con una de esas noticias que definen a la perfección la fauna mediática de la capital. Según se ha sabido, Telemadrid —rebautizada popularmente como Teleayuso por su afinidad casi religiosa con la presidenta regional— cayó de lleno en la trampa de una cuenta parodia de X (antes Twitter). La cuenta, llamada @CanalRedNews, lanzó un falso titular que rezaba:

EXCLUSIVA | “La razón por la que llevo a mis hijos a una escuela privada es para no ocupar plazas en la pública y que estén disponibles para quienes más lo necesitan”.

El texto iba acompañado de una supuesta cita atribuida a Pablo Iglesias, exlíder de Podemos y ahora tertuliano de cabecera de medio país. Lo que parecía un chiste en formato tuit terminó convertido en “reportaje” con sello institucional. Teleayuso no dudó: abrió su web con la historia, preparó un vídeo y hasta pidió declaraciones a “expertos en educación”.

Lo que nadie en la redacción sospechó es que la “exclusiva” era, en realidad, una broma diseñada para caricaturizar el estilo de Iglesias y, de paso, retratar a los medios que viven pendientes de cada palabra que pronuncia. Dicho y hecho.


El nacimiento de un bulo viral

La cuenta @CanalRedNews es bien conocida en X por su carácter satírico. Imitando la estética del canal de comunicación impulsado por Iglesias, publica diariamente barbaridades de todo tipo: desde “exclusivas” imposibles hasta supuestas declaraciones que rozan el surrealismo. Los usuarios habituales del pájaro azul saben de sobra que es un perfil de humor, pero en los pasillos de Telemadrid, al parecer, el sentido crítico se quedó atascado en el torno de entrada.

Cuando el falso titular comenzó a circular, la redacción de Teleayuso olió sangre. “¡Lo tenemos!”, habría exclamado un jefe de sección, según testimonios filtrados por trabajadores internos. “Esto es oro, chavales. Iglesias reconoce que lleva a sus hijos a la privada. Y encima lo vende como altruismo. ¡Hay que sacarlo ya!”.

En cuestión de minutos, la pieza estaba montada. A la supuesta cita se añadieron recursos de archivo, fotos de Iglesias con coleta (aunque ya no la lleva) y comentarios de ciudadanos “escogidos al azar” que se mostraban indignados. “Si quiere ayudar, que los lleve a la pública como todo el mundo”, decía un señor con boina entrevistado en la Plaza de Castilla.


Una exclusiva que duró lo que tarda un meme en explotar

La magia de Internet es que todo se sabe rápido. Usuarios de X empezaron a responder a la noticia original de Teleayuso con capturas señalando que el tuit provenía de una cuenta parodia. El hashtag #Teleayuso se disparó en cuestión de horas y las bromas no tardaron en multiplicarse:

  • “Mañana informarán de que Bob Esponja es el nuevo asesor de Podemos”.
  • “Breaking: según Teleayuso, Iglesias comprará Mercadona para repartir gratis las magdalenas Hacendado”.
  • “¿Verificadores? ¿Para qué, si tenemos un copy-paste del timeline?”.

Mientras tanto, en la sede de la cadena pública madrileña reinaba el silencio administrativo. Ningún directivo quería salir a dar la cara. Los trabajadores reconocían por lo bajo la metedura de pata, pero los responsables editoriales prefirieron mantener el bulo en portada unas cuantas horas más, quizás por vergüenza o quizás porque, total, ya daba clics.


El manual de estilo de Teleayuso: contrastar es de rojos

Los expertos en comunicación consultados por Diario ASDF señalan que lo ocurrido no es un accidente aislado, sino la consecuencia lógica de una forma de entender el periodismo. “Telemadrid se ha convertido en Teleayuso porque ya no opera como servicio público, sino como un altavoz propagandístico”, comenta un catedrático de la Complutense. “Cuando tu objetivo no es informar, sino atacar a un adversario político, dejas de preocuparte por si la fuente es fiable o no”.

El suceso recuerda a otros momentos estelares del periodismo de copia y pega. Como cuando ciertos medios dieron por buena la noticia de que Podemos quería prohibir la Semana Santa, o aquella portada que acusaba a Iglesias de tener un chalet “con piscina olímpica y pista de aterrizaje para helicópteros”.

En todos los casos, el denominador común es el mismo: si suena a ataque a Podemos, se publica. La veracidad, ya tal.


Iglesias responde… con sorna

La historia, cómo no, llegó hasta el propio Iglesias. En su programa de radio bromeó sobre el tema:

“Me halaga que Teleayuso me lea con tanta atención, aunque sea a través de cuentas parodia. Les voy a facilitar el trabajo: mañana diré que llevo a mis hijos a Hogwarts porque la pública está saturada y Harry Potter se merece profesores públicos”.

Las risas en el estudio fueron generalizadas, aunque lo cierto es que la anécdota revela un problema de fondo: el deterioro de la televisión pública madrileña. Lo que debería ser un espacio de pluralidad y rigor se ha convertido en un canal dispuesto a tragar con cualquier cosa siempre que sirva para reforzar el relato oficial.


El ridículo internacional

El episodio no se quedó en el ámbito nacional. Varios corresponsales extranjeros recogieron la anécdota como ejemplo del peculiar ecosistema mediático español. “Una televisión pública cae en una broma de Twitter y la convierte en noticia”, tituló un diario francés. En Italia, un columnista fue aún más duro: “Si esto pasa en la RAI, dimiten tres directores. En Madrid, probablemente los ascienden”.

La imagen de Teleayuso, ya de por sí deteriorada, ha quedado aún más tocada. Y es que la mezcla de desinformación y propaganda resulta cada vez más evidente para cualquier observador mínimamente crítico.


El precedente de Teleayuso con otras “fake news”

No es la primera vez que Teleayuso juega al periodismo creativo. En los últimos años, la cadena ha destacado por reportajes peculiares, como aquel que sostenía que las colas del hambre en Madrid eran “colas de Netflix gratis” o el que presentaba a Isabel Díaz Ayuso como “la Juana de Arco del siglo XXI”.

También han sido célebres sus coberturas electorales, en las que se daba más espacio a los mítines del PP que al resto de partidos juntos. Los críticos denuncian que el ente público ha sido secuestrado para mayor gloria de la presidenta regional, mientras los madrileños siguen pagando religiosamente sus impuestos para mantenerlo.


Una reflexión sobre la era de la posverdad

Más allá de la anécdota, lo ocurrido refleja un problema mayor: vivimos en una época en la que los límites entre información, opinión y sátira se difuminan. Cuando un medio público decide difundir sin verificar un tuit parodia, no solo hace el ridículo: también erosiona la confianza de la ciudadanía en el periodismo.

“Es el triunfo de la posverdad”, sentencia un investigador en medios digitales. “No importa si algo es falso o cierto, sino si sirve para reforzar mi visión del mundo. Y si el adversario queda mal retratado, mejor aún”.

En este contexto, episodios como el de Teleayuso no son simples errores: son síntomas de un ecosistema mediático enfermo.


Mientras tanto, en la calle…

Lejos de los despachos y los platós, los madrileños reaccionan con humor. En Lavapiés, un grupo de jóvenes pegó carteles con el falso titular de Iglesias acompañado de un eslogan: “Nueva temporada en Teleayuso: parodia sin filtros”. En Tetuán, unos vecinos organizaron un concurso para inventar la próxima noticia que se tragará la cadena. Entre las propuestas más votadas:

  • “Iglesias compra la Casa de Campo para criar unicornios bolivarianos”.
  • “Podemos quiere sustituir el Metro por patinetes eléctricos subvencionados”.
  • “Monedero exige que el 50% de las procesiones de Semana Santa sean veganas”.

La broma se ha convertido en un fenómeno popular que, de rebote, vuelve a dejar en evidencia a quienes deberían tomarse el periodismo en serio.


Conclusión: Teleayuso, un espejo de sí misma

La historia de la falsa exclusiva es mucho más que un error puntual. Es la confirmación de que Teleayuso ha asumido su papel de altavoz político sin complejos, aunque eso implique difundir bulos de cuentas parodia. El problema es que, en el camino, arrastra consigo la credibilidad de lo que debería ser la televisión pública de todos los madrileños.

El episodio pasará a los anales del periodismo como un ejemplo de manual: cuando confundes sátira con información, el que queda retratado eres tú. Y aunque Teleayuso intente pasar página, Internet nunca olvida. El tuit seguirá ahí, recordando a todos que, al final, la parodia estaba en la propia televisión.

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