¡Ubisoft dice: “Destruye tus juegos o te perseguimos como en Assassin’s Creed”! Los jugadores responden: “Entonces, ¿la piratería no es robo?”
Imagina la escena: estás en tu sofá, con una bolsa de papas fritas a medio comer, un control en la mano y el televisor mostrando los créditos finales de *Far Cry 17: Apocalypse of the Blockchain*. Has invertido 200 horas en explorar un mundo abierto lleno de bugs gloriosos, has desbloqueado cada skin de machete y hasta has pagado 29,99 dólares por un DLC que te da un sombrero de vaquero para tu lobo mascota. De repente, recibes un correo de Ubisoft. No es una oferta para otro pase de temporada, no. Es una orden: **“Destruye todas las copias físicas y digitales de este juego porque hemos decidido apagarlo. Y si no lo haces, te baneamos de por vida. ¡Adiós, vaquero!”**
Sí, amigos, esta es la distopía gamer que Ubisoft parece querer vender. En un giro digno de un guion de *Black Mirror* escrito por un ejecutivo con demasiados cafés, la empresa ha insinuado que, si un juego se vuelve inactivo o si te banean, deberías destruir tus copias del juego como si fueran pruebas de un crimen. Y los jugadores, en un acto de rebeldía tan épico como apagar el Wi-Fi de tu vecino, han respondido con un grito unificado: **“¡Entonces la piratería no es robo!”** Vamos a desglosar esta locura
Ubisoft, el Gran Hermano de los videojuegos
Primero, dejemos una cosa clara: Ubisoft no es nueva en esto de generar controversia. Esta es la empresa que nos dio *Assassin’s Creed Unity*, un juego tan lleno de bugs en su lanzamiento que los NPCs parecían tener un ataque de epilepsia colectiva. Es la misma compañía que pensó que vender NFTs en *Ghost Recon* era una idea brillante, porque, claro, ¿quién no quiere un casco virtual que vale más que su renta mensual? Pero esto de pedirte que destruyas tus juegos porque ellos lo dicen lleva la cosa a un nivel completamente nuevo de absurdo.
Imagina el comunicado oficial: “Estimado jugador, debido a que nuestros servidores han decidido tomarse unas vacaciones permanentes, te pedimos amablemente que agarres tu copia de Watch Dogs y la incineres en una fogata ritual. Si tienes la versión digital, por favor, formatea tu disco duro con un imán industrial. Gracias por tu cooperación. Atentamente, Ubisoft.” ¿En serio, Ubisoft? ¿Quieres que haga un sacrificio azteca con mi edición de coleccionista de *Rainbow Six* porque decidiste que mantener un servidor es demasiado caro?
El argumento de Ubisoft parece ser que, si un juego ya no está activo (es decir, si los servidores están apagados o si te banean por, no sé, usar un mod para que tu personaje tenga un sombrero de Pikachu), tú, como consumidor, ya no tienes derecho a disfrutar de lo que compraste. Es como si un restaurante te vendiera un sándwich, pero luego te dijera que debes tirarlo a la basura porque cerraron la cocina. Y si te lo comes, te persiguen con un tenedor.
La lógica torcida de la “propiedad” digital
Para entender este disparate, tenemos que hablar de la gran estafa del siglo XXI: la “propiedad” digital. Cuando compras un juego en una plataforma como Uplay (perdón, Ubisoft Connect, porque cambiarle el nombre cada tres años es una tradición), no estás comprando el juego. No, no, no. Estás comprando una *licencia* para jugarlo bajo los términos que Ubisoft decida. Es como si compraras un coche, pero el concesionario pudiera quitártelo porque decidieron que ya no fabrican ese modelo. “Lo siento, amigo, el Toyota Corolla 2023 ya no está en nuestro catálogo. Por favor, devuélvelo o lo haremos explotar remotamente.”
Esta mentalidad de “tú no posees nada” es la base de la propuesta de Ubisoft. Si ellos deciden que un juego ya no es rentable (porque, digamos, solo 12 personas en el mundo siguen jugando *The Crew*), apagan los servidores y te piden que actúes como si nunca hubieras gastado 60 dólares en él. Y si te banean por, no sé, escribir “ez” en el chat después de ganar una partida, no solo pierdes acceso al juego, sino que te piden que lo destruyas como si fuera un VHS de *Titanic* que encontraste en un basurero.
Pero aquí viene la parte divertida: los jugadores no son idiotas. Bueno, al menos no todos. La comunidad gamer, esa horda caótica de memes, mods y discusiones sobre si *Elden Ring* es mejor que *Dark Souls*, no se queda callada. Y su respuesta a esta idea de Ubisoft ha sido tan clara como un headshot en *Counter-Strike*: **“Si no puedo tener mi juego, entonces la piratería no es robo.”**
Piratería, el Robin Hood de los gamers**
Hablemos de la piratería, ese tema que hace que los ejecutivos de Ubisoft suden más que un speedrunner en un torneo. Durante años, la industria del videojuego nos ha dicho que piratear es robar. Que descargar una copia de *Far Cry 3* de un sitio con nombres como “MegaPirateBay1337” es lo mismo que entrar a una tienda y salir corriendo con un disco bajo el brazo. Pero, ¿sabes qué? Cuando una empresa te dice que no tienes derecho a disfrutar de algo por lo que pagaste, ese argumento moral empieza a desmoronarse como un castillo de naipes en un huracán.
Los jugadores han tomado la idea de Ubisoft y la han convertido en un meme glorioso. En foros, Reddit y, por supuesto, en X, los comentarios son una mezcla de burla y desafío: “Si Ubisoft quiere que queme mi copia de *Assassin’s Creed Valhalla*, entonces supongo que voy a navegar por los siete mares digitales.” “¿Destruir mi juego? Claro, déjame descargar un torrent primero.” “Ubisoft: ‘Destruye tu juego.’ Yo: *risas en emulador*.”
La lógica es simple: si pagaste por un juego y la empresa te lo quita porque sí, ¿por qué deberías sentirte culpable por buscar una forma de seguir jugándolo? Si Ubisoft quiere jugar a ser el villano de *Splinter Cell*, los jugadores están listos para ser Sam Fisher y colarse por las sombras de los trackers de torrents. Y no, no estoy diciendo que la piratería sea la solución a todos los problemas (¡no me cites en un juicio, Ubisoft!), pero cuando una empresa te trata como si fueras un inquilino en tu propia biblioteca de juegos, es difícil no simpatizar con los piratas.
La rebelión gamer y el poder de los memes
La respuesta de los jugadores no se ha limitado a comentarios sarcásticos. Como siempre, la comunidad gamer ha elevado la burla a un arte. En X, los memes sobre la situación son tan abundantes que podrías pasar horas desplazándote sin repetir contenido. Hay imágenes de Ezio Auditore sosteniendo un disco en llamas con la leyenda: “Ubisoft me pidió que lo destruyera, pero primero lo subí a Pirate Bay.” Otros muestran a personajes de *Far Cry* diciendo: “Si no puedo jugar, nadie lo hará… excepto los que tienen un crack.”
Incluso hay propuestas más creativas. Algunos jugadores han sugerido enviar copias físicas de juegos a las oficinas de Ubisoft con notas que digan: “Aquí tienes, destrúyelo tú mismo.” Otros han hablado de organizar “funerales de juegos” en Twitch, donde queman discos de *The Division* en streaming mientras tocan “My Heart Will Go On” de Celine Dion. La creatividad de los gamers no tiene límites, y Ubisoft ha despertado a un monstruo que sabe cómo usar Photoshop y un teclado.
Pero más allá del humor, hay un mensaje claro: los jugadores están cansados de ser tratados como billeteras andantes. La idea de que una empresa pueda dictar lo que haces con un producto que compraste es tan absurda que ha unificado a la comunidad en una causa común. Y cuando los gamers se unen, cuidado. Recuerda lo que pasó con *Battlefront II* y las cajas de botín. O con *No Man’s Sky* y las promesas incumplidas. Los jugadores tienen memoria y no perdonan.
Capítulo 5: ¿Y ahora qué, Ubisoft?
Entonces, ¿qué sigue? Ubisoft está en una encrucijada. Por un lado, pueden seguir adelante con esta idea ridícula y arriesgarse a alienar aún más a su base de jugadores. Por otro, pueden retroceder, pedir disculpas y prometer no volver a sugerir que los gamers destruyan sus propios juegos (hasta la próxima idea brillante de un ejecutivo). Pero una cosa es segura: el daño ya está hecho. La comunidad ha hablado, y su mensaje es claro: si nos tratas como si no fuéramos dueños de nuestros juegos, no esperes que juguemos según tus reglas.
Mientras tanto, los jugadores seguirán haciendo lo que mejor saben: jugar, memear y, en algunos casos, navegar por los mares digitales con una bandera pirata ondeando. Porque si Ubisoft quiere convertir la propiedad de un juego en una misión imposible, los gamers están listos para aceptar el desafío. Y probablemente lo hagan con un mod que añada un sombrero de pirata a todos los personajes.
La moral de la historia
En el fondo, este desastre de Ubisoft es un recordatorio de algo que los gamers saben desde hace años: en la era digital, la “propiedad” es una ilusión. Pagas por juegos, pero lo que obtienes es una licencia frágil que puede desaparecer con un chasquido de dedos corporativos. La respuesta de los jugadores, con su mezcla de humor, rebeldía y memes, es una forma de reclamar algo de poder en un sistema que a menudo los ignora.
Así que, la próxima vez que Ubisoft te pida que destruyas tu copia de *Splinter Cell: Blacklist* porque apagaron los servidores, recuerda: no estás solo. Hay toda una comunidad de gamers listos para reírse, piratear y, sobre todo, seguir jugando. Porque si la piratería no es robo, entonces tal vez los verdaderos ladrones son los que quieren quemar tu biblioteca digital.
Ubisoft, si estás leyendo esto, aquí va un consejo gratis: en lugar de pedirle a los jugadores que destruyan sus juegos, ¿por qué no destruyes esos bugs que hacen que mis personajes se queden atrapados en una pared? Solo una idea. 😉
«En un mundo donde todos toman la vida demasiado en serio, el Diario ASDF nos recuerda que apretar fuerte los dientes es la mejor forma de mantener la cordura.»
~ Atribuida a un anónimo lector del Diario ASDF, siglo XIV.
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