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La justicia entra en fase creativa: “Si nadie ha denunciado esto aún, es porque no han tenido imaginación suficiente”

Madrid, 30 de julio de 2025 – En un giro judicial sin precedentes, el Tribunal Supremo ha decidido aceptar una serie de querellas contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por su supuesta responsabilidad en los estragos causados por la última DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos). Hasta aquí, todo normal dentro del ecosistema político español. Lo inédito es que el propio Supremo, visiblemente animado, ha comenzado a redactar querellas adicionales “por si acaso alguien se ha dejado algo sin denunciar”.

Según fuentes jurídicas, se trataría de una nueva doctrina bautizada informalmente como “la querella preventiva” o “modelo escopeta judicial”, basada en el principio de que si un político sigue en el cargo durante una tormenta, debe ser culpable de algo, aunque sea del barro.


Las primeras querellas: de la lluvia a la culpabilidad atmosférica

Todo comenzó con una denuncia ciudadana que acusaba al Gobierno de “inacción dolosa ante las gotas grandes”. En declaraciones a medios locales, la abogada demandante afirmaba:

“Yo salí sin paraguas porque confié en el Estado. Y acabé empapada. ¿Quién responde por mi humedad?”

La querella fue seguida por otras similares, incluyendo acusaciones por:

  • “Diluvio negligente con daños colaterales”
  • “Mojadura colectiva no consentida”
  • “Complicidad meteorológica con los elementos”
  • Y una muy específica contra Pedro Sánchez por “sonreír en chubascos”

El Supremo, lejos de rechazar las demandas por extravagantes, se mostró receptivo. En palabras del portavoz judicial:

“Los jueces también nos mojamos. Literalmente. Y simbólicamente.”


El Supremo saca la pluma: producción propia de querellas

Lo verdaderamente revolucionario ocurrió después, cuando el Alto Tribunal anunció que no solo estudiaría las querellas recibidas, sino que activaría un protocolo especial para crear denuncias complementarias de oficio.

Entre las nuevas piezas procesales redactadas por los propios jueces, destacan:

  • “Delito de pronóstico optimista”, por asegurar que la DANA sería leve y “solo calaría los calcetines”
  • “Uso fraudulento de botas de agua en actos oficiales”, por exhibicionismo meteorológico
  • “Promoción encubierta del cambio climático”, por no frenar el viento a tiempo
  • Y una querella contra el Ministerio de Transportes por “vía pública convertida en vía fluvial sin licencia”

Uno de los magistrados, consultado por este medio, justificó la medida así:

“España es un país de picaresca. Si no tomamos la iniciativa, nos quedamos sin querellar lo importante: los charcos, las hojas mojadas, la humedad en los bajos. ¡Eso también es justicia!”


Pedro Sánchez: “En Moncloa ya no llueve, llovizna en forma de querellas”

Desde el Gobierno no han tardado en reaccionar. Pedro Sánchez, visiblemente sorprendido pero acostumbrado a lo inverosímil, compareció brevemente:

“A este paso, me imputan por el rocío de la mañana. Yo pensaba que la DANA era un fenómeno meteorológico, no un delito del Código Penal.”

La ministra de Defensa, Margarita Robles, propuso enviar drones a las nubes “para interceptar tormentas antes de que generen más juicios”, mientras que Yolanda Díaz pidió que la DANA pase a ser gestionada por el Ministerio de Trabajo como fenómeno laboral no remunerado.

Fuentes de Moncloa confirman que se está habilitando una unidad de emergencia compuesta por abogados, impermeables y toallas, y que el presidente estudia emitir un decreto para declarar las precipitaciones como materia reservada.


Reacciones políticas: todos denuncian o exigen ser denunciados

Como es habitual en la política nacional, la oposición ha aprovechado el chaparrón para sacar paraguas ideológicos.

Desde Vox, Santiago Abascal propuso ir más allá y crear un “Tribunal Nacional del Tiempo”, con competencias para juzgar al Gobierno “cada vez que sopla el viento de izquierdas”.

En el PP, Alberto Núñez Feijóo pidió explicaciones a Pedro Sánchez por “no haber hablado con las nubes” y propuso una comisión de investigación sobre si las precipitaciones son financiadas por fondos europeos.

Mientras tanto, Podemos ha presentado una querella paralela contra el Supremo por “querellarse sin permiso de los círculos”.

Irene Montero, ahora en labores de asesoramiento astrológico-climático, explicó que las DANA coinciden con la oposición de Marte a Saturno, y que “la culpabilidad atmosférica no se juzga, se deconstruye”.


La meteorología judicial: nuevos horizontes de la toga húmeda

Los expertos no saben si esta nueva era judicial supone una democratización de la justicia o simplemente un síntoma de agotamiento institucional. Lo que sí es cierto es que el Supremo ya ha encargado un lote de pluviómetros forenses y capas de agua con logotipo oficial, por si el fenómeno se repite.

Además, se baraja abrir nuevas líneas de investigación como:

  • Inundaciones en la España vaciada atribuibles al Ministerio de Cultura
  • Goteras en el Congreso tipificadas como alta traición
  • Mojaduras infantiles durante excursiones escolares con implicación directa de la ministra de Educación

Conclusión: España se moja… pero esta vez en tinta judicial

La lluvia en España ya no es solo una cuestión meteorológica: se ha convertido en un asunto de Estado, una causa judicial, y una excusa perfecta para seguir haciendo lo que más nos gusta como país: querellarnos entre todos.

Por lo tanto, si ha llovido en su ciudad, ha pisado un charco o su pelo se ha encrespado por la humedad… prepárese. En cualquier momento, podría ser citado como testigo.
O querellado.
O condenado.
O absuelto con condiciones atmosféricas.

Porque en la España de 2025, cuando llueve, no cae agua: caen autos judiciales.

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