En un fallo que podría marcar un antes y un después en la lucha contra la piratería digital, el Tribunal de Distrito de Tokio ha dictado sentencia contra Cloudflare, Inc., la gigante estadounidense de servicios de red y seguridad web. Cuatro de las editoriales más influyentes de Japón –KADOKAWA Corporation, Kodansha Ltd., Shueisha Inc. y Shogakukan Inc.– han obtenido una victoria judicial que obliga a Cloudflare a indemnizarlas con aproximadamente 500 millones de yenes (alrededor de 3,2 millones de dólares estadounidenses al cambio actual). Esta decisión reconoce la complicidad de la empresa en la infracción de derechos de autor al proporcionar servicios de Red de Distribución de Contenido (CDN, por sus siglas en inglés) a sitios web piratas que distribuían miles de mangas sin autorización.


El veredicto, emitido precisamente hoy, 19 de noviembre de 2025, no solo representa un alivio financiero para las editoriales afectadas, sino que establece un precedente legal crucial en el ámbito de la responsabilidad de los intermediarios tecnológicos. En un comunicado conjunto, las cuatro empresas celebraron la resolución como un “paso importante” para prevenir el abuso de servicios CDN en la distribución ilegal de contenidos. Sin embargo, Cloudflare ha expresado su “profunda decepción” y anunció que apelará la sentencia, argumentando que el fallo contradice el espíritu de la legislación japonesa, diseñada para fomentar la innovación tecnológica.

### El Origen de la Demanda: Una Batalla de Tres Años Contra la Piratería Masiva

La historia de este caso se remonta a abril de 2020, cuando las editoriales detectaron que dos sitios web masivos de piratería de manga –identificados en documentos judiciales como plataformas que alojaban más de 4.000 obras no autorizadas– estaban utilizando los servicios CDN de Cloudflare para operar a gran escala. Estos portales, que en su punto álgido acumulaban más de 300 millones de accesos mensuales, distribuían títulos emblemáticos como *One Piece* (de Shueisha), *Attack on Titan* (de Kodansha) y otras joyas del manga japonés, generando pérdidas millonarias para la industria.


Las editoriales no se quedaron de brazos cruzados. Enviaron múltiples notificaciones a Cloudflare solicitando la suspensión inmediata de la distribución de contenidos pirateados desde sus servidores. Estas comunicaciones incluyeron evidencias detalladas de infracciones y, en un escalón superior, una orden de divulgación emitida por un tribunal estadounidense bajo la Ley de Derechos de Autor del Milenio Digital (DMCA). A pesar de ello, Cloudflare continuó prestando servicios a los sitios infractores durante más de un mes, lo que las demandantes interpretaron como negligencia deliberada.

Frustradas por la inacción, las cuatro empresas interpusieron la demanda el 1 de febrero de 2022 ante la División de Propiedad Intelectual del Tribunal de Distrito de Tokio. El monto reclamado inicialmente ascendía a 126,5 millones de yenes por empresa, totalizando unos 506 millones de yenes, pero el tribunal estimó los daños reales en alrededor de 3.600 millones de yenes para solo cuatro obras representativas (una por editorial). Dado que las demandantes optaron por reclamar solo una fracción de las pérdidas sufridas –considerando el impacto global de la piratería–, el fallo finalizó en los 500 millones de yenes.


Este no es un caso aislado. La industria del manga ha librado una guerra incansable contra la piratería desde hace años. En 2018, Cloudflare ya se vio envuelta en un escándalo similar con el cierre forzado del sitio Mangamura, uno de los mayores portales piratas, tras demandas de artistas y editoriales. Más recientemente, en octubre de 2025, Shueisha logró una victoria en un tribunal de EE.UU. contra el operador de Mangajikan, otro gigante de la piratería, obligándolo a revelar su identidad o enfrentar sanciones adicionales. Estos precedentes subrayan una tendencia: los editores japoneses están extendiendo su ofensiva más allá de los operadores directos de sitios piratas hacia los facilitadores tecnológicos.

### ¿Quiénes Son los Protagonistas? Un Gigante Tecnológico Frente a los Guardianes del Manga

Cloudflare, fundada en 2009 y con sede en San Francisco, es un coloso de la ciberseguridad y la optimización web. Su red CDN replica datos de servidores originales en nodos distribuidos globalmente, permitiendo una entrega rápida y eficiente de contenidos como videos, imágenes y páginas web. Con ingresos superiores a los 258.000 millones de yenes en su año fiscal 2024, la empresa atiende a millones de sitios legítimos, desde Netflix hasta gobiernos. Sin embargo, su modelo de negocio –que permite el uso gratuito con solo un correo electrónico para registro– ha sido criticado por facilitar el anonimato a actores maliciosos.


En el otro lado del ring, las cuatro editoriales representan el corazón de la industria manga japonesa, que genera anualmente más de 600.000 millones de yenes (alrededor de 3.800 millones de dólares) y exporta culturalmente a todo el mundo. Kodansha, con éxitos como *Attack on Titan*, es el mayor editor de libros en Japón. Shueisha, dueña de *One Piece* –el manga más vendido de la historia con más de 500 millones de copias–, publica la revista *Weekly Shōnen Jump*. Shogakukan destaca por *Pokémon* y *Doraemon*, mientras que KADOKAWA abarca desde novelas ligeras hasta anime, fusionando tradición y multimedia. Juntas, estas compañías no solo protegen sus catálogos, sino que defienden el ecosistema creativo que sostiene a miles de autores y artistas.


### El Rol de los CDN en la Piratería: Eficiencia al Servicio del Crimen Digital

Para entender la gravedad del fallo, es esencial desglosar qué son los servicios CDN y por qué son un arma de doble filo. Un CDN actúa como un “repartidor express” de internet: en lugar de sobrecargar un servidor central con solicitudes globales, distribuye copias del contenido en servidores cercanos al usuario, reduciendo latencia y costos. Esto es ideal para streaming legal, como en plataformas como Crunchyroll o Netflix. Pero, como señalan las editoriales en su comunicado, cuando se pervierte, un CDN transforma un sitio pirata en una máquina de distribución masiva.

Los sitios implicados en este caso operaban con “alojamiento a prueba de balas” offshore –servidores en jurisdicciones laxas que ocultan identidades– combinados con el anonimato de Cloudflare. Sin verificación de identidad, los operadores podían lanzar portales con decenas de millones de visitas mensuales a bajo costo, evadiendo bloqueos y rastreos. El tribunal enfatizó este punto: Cloudflare “permitió el funcionamiento de sitios web masivos de piratería de manga en circunstancias que garantizaban un alto grado de anonimato”, sin procedimientos de verificación, lo que constituyó negligencia y asistencia a la infracción.

Informes de grupos de estudio del gobierno japonés, como el panel de expertos del Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones de 2022, han recomendado que proveedores CDN implementen medidas proactivas: verificación de clientes, eliminación rápida de contenidos ilegales y colaboración con titulares de derechos. Otras compañías, como Akamai o Amazon CloudFront, ya lo hacen. Cloudflare, en cambio, ha sido señalada por su laxitud, lo que ha permitido que sitios como NHentai –otro foco de piratería manga– prosperen, costando a la industria miles de millones anualmente.

### El Razonamiento Judicial: De la Neutralidad a la Responsabilidad

El juez Ayaka Takahashi, del Tribunal de Distrito de Tokio, basó su decisión en la Ley de Derechos de Autor japonesa, que impone obligaciones a intermediarios que “asisten” en infracciones. Cloudflare argumentó ser un “intermediario neutral”, similar a un proveedor de internet que no controla el contenido. Pero el tribunal rechazó esto: los dominios de los sitios eran “obviamente ilegales”, y las notificaciones DMCA eran suficientes para actuar. La continuación de servicios post-notificación –incluso tras la orden estadounidense– demostró “falta de medidas oportunas y adecuadas”.


Este enfoque alinea con tendencias globales. En EE.UU., la DMCA ofrece “puertos seguros” a intermediarios que responden a quejas, pero Japón exige más diligencia. El fallo podría inspirar demandas similares en Europa, bajo la Directiva de Servicios de la Sociedad de la Información.

### Reacciones: De la Celebración a la Polémica

Las editoriales emitieron un comunicado unificado, traducible como sigue: “Consideramos que los servicios CDN benefician la distribución legal de información, pero su mal uso permite una piratería eficiente a gran escala. Esperamos que esta sentencia prevenga abusos futuros y proteja a creadores”.

Cloudflare, por su parte, lamentó el veredicto: “Estamos comprometidos con la lucha antipiratería, pero esta decisión podría sofocar la innovación de nuevas firmas tech”. Planeaban apelar inmediatamente.

En redes sociales, como X (antes Twitter), la noticia generó debate. Usuarios como @gigglecon argumentaron: “Tal vez deberían ofrecer una mejor alternativa a la piratería; Crunchyroll no lo es”. Otros, como @jersch127, minimizaron el impacto: “Es solo el 0,194% de sus ingresos anuales; no cambiará nada”. Críticas más duras vinieron de @PurifierLe: “¿Culpar a Cloudflare por la piratería? Es como multar a un ISP por paquetes de datos ilegales”. En Japón, la cobertura de Nikkei amplificó el eco, con miles de vistas en posts relacionados.

### Implicaciones Más Amplias: Un Punto de Inflexión para la Industria Creativa y la Tech

Este caso trasciende el manga. La piratería digital cuesta a la industria global de contenidos unos 2,3 billones de dólares al año, según estimaciones de la OCDE, con Japón perdiendo miles de millones solo en anime y manga. Plataformas como NHentai o Mangajikan no solo erosionan ventas –*One Piece* podría haber perdido millones de copias–, sino que desincentivan la creación, afectando a mangakas emergentes.

Para la tech, el fallo cuestiona el “escudo de neutralidad”. Si Cloudflare, un pilar de internet, debe verificar identidades y actuar preventivamente, ¿qué pasará con startups? Expertos advierten de un “efecto escalada”: más demandas contra hosts, VPNs y proxies. En Japón, el gobierno podría endurecer regulaciones, alineándose con su plan antipiratería de 2022.

Positivamente, podría impulsar innovaciones: CDNs con IA para detectar infracciones o suscripciones verificadas. Para los fans, resalta la necesidad de alternativas legales asequibles. Plataformas como Viz Media o BookWalker han crecido, pero barreras como precios altos y geobloqueos alimentan la piratería –como señaló @neetori_ch: “La piratería es un problema de servicio”.

### Hacia el Futuro: Apelación, Precedentes y la Lucha Continua

Cloudflare apelará ante la Corte Superior de Tokio, potencialmente extendiendo el caso años. Si se confirma, podría abrir la puerta a demandas colectivas por daños plenos (esos 3.600 millones de yenes). Paralelamente, casos como el de Shueisha vs. Mangajikan en EE.UU. muestran una estrategia multinacional.

En última instancia, esta sentencia no erradica la piratería –los sitios migran servidores como virus–, pero envía un mensaje: la tecnología no es inmune a la ética. Las editoriales prometen “expandir contenidos legítimos”, quizás con más apps globales o NFTs para mangas. Para Cloudflare, es un llamado a equilibrar innovación y responsabilidad.

En un mundo donde el manga es soft power japonés –exportando cultura a 190 países–, protegerlo es proteger un legado. Este fallo, aunque controvertido, podría ser el catalizador para un internet más justo, donde creadores prosperen sin sombras piratas.

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