
¡Bienvenidos, queridos lectores, a esta disección quirúrgica y sin anestesia del último disparate fashionista que nos regala *Vogue*! Sí, hablo de ese artículo titulado “¿Es que ahora da vergüenza tener novio?”, escrito por Laura Leal y publicado en la edición española de la revista que, aparentemente, ha decidido que su expertise en bolsos de lujo y vestidos de alta costura se extiende ahora a psicoanalizar nuestras vidas amorosas. Porque, ¿qué mejor lugar para debatir la crisis existencial de la heterosexualidad que entre anuncios de perfumes caros y galerías de parejas de famosos en eventos donde el verdadero drama es quién lleva el mejor clutch?
Si no han leído el original, no se preocupen: yo lo he hecho por ustedes, y les aseguro que es como ver a un grupo de influencers tratando de explicar la física cuántica con filtros de Instagram. El artículo, inspirado en un texto de *Vogue.co.uk*, nos cuenta con aire de revelación bíblica que las mujeres heterosexuales ya no presumen de sus novios en redes sociales. ¡Oh, el horror! En lugar de fotos de besos apasionados, ahora hay “señales sutiles”: una mano en un volante, un choque de copas o una nuca anónima. ¿Y por qué? Porque, según la autora, hemos salido del mítico “Boyfriend Land” –un mundo donde la identidad de una mujer giraba en torno a su hombre, ganando “prestigio social y elogio generalizado”– para entrar en una era de “heteropesimismo”, donde tener pareja es un “placer culpable” que apaga nuestro “aura” y nos hace parecer “anodinas y descafeinadas”.

Imagínense: antes, echarte novio era como ganar un Oscar. Ahora, es como admitir que usas desodorante con aluminio en plena era clean beauty.
La autora cita a expertos como Zoé Samudzi, quien dice que queremos “el premio y la celebración de la pareja, pero de un modo que no parezcamos tan obsesionadas con nuestros hombres como para ser unas apestadas culturalmente”. ¡Brillante! Es como querer comer tarta de chocolate sin engordar: beneficios sin culpa. Y no para ahí.
Encuestó a sus 65.000 seguidores en Instagram (¡vaya, qué método científico!) y descubrió que muchas temen el “mal de ojo” –esa envidia que “gafará” la relación– o que, si rompen, los posts quedarán como un tatuaje de ex que duele mirarlo. Una tal Nikki, de 38 años, confiesa: “Aunque soy una romántica, creo que los hombres son capaces de avergonzarte incluso después de 12 años, así que presumir de ellos me parece una tontería”. Ay, Nikki, ¿y si en lugar de esconderlo, lo conviertes en un reality show? ¡Drama garantizado!

Pero lo mejor viene de los podcasts y comentarios virales. En *The Delusional Diaries*, dos neoyorquinas debaten si tener novio es “de cutres”. Un comentario con 12.000 likes pregunta: “¿Por qué tener novio parece de republicanos?”. Otro, sentencia: “Los novios están pasados de moda. No volverán a estar de moda hasta que empiecen a comportarse debidamente”. Y el remate: “Tener novio suele apagar el aura de una mujer”. ¿Aura? ¿Es eso lo que pierdes cuando dejas de ser una diosa soltera de TikTok para convertirte en… humana en pareja? La escritora Stephanie Yeboah perdió cientos de seguidores al presentar a su novio: “Publicar constantemente fotos de tu pareja tiene un punto grimoso y de vergüenza ajena”. Sophie Milner, otra creadora, oyó: “¡Por favor, no te eches novio!” porque estar soltera da “máxima libertad” y en pareja te vuelves “descafeinada”. En resumen, el mensaje de *Vogue* es claro: soltera es orgullo, pareja es pecado capital. Pronunciarse single es el nuevo “soy feminista”, y la heterosexualidad, esa “normatividad” obvia, ahora es un lastre que politiza tu identidad más que un piercing en la ceja.

¡Ja! ¿En serio, *Vogue*? ¿Esto es lo que nos venden como empoderamiento? Un mundo donde la soltería es “estatus deseable y codiciado”, y tener novio es como llevar un sombrero de copa en una rave.
El artículo concluye que no hay que avergonzarse de enamorarse, pero tampoco de fracasar o no intentarlo, mientras criticamos la “heteronormatividad”. Es como decir: “Come lo que quieras, pero no engordes, y odia el sistema que te obliga a comer”. Absurdo, hipócrita y, sobre todo, hilarante. Porque si algo grita este texto es la contradicción: queremos los beneficios de la pareja (estabilidad, sexo regular, alguien que te pase la sal), pero sin el estigma de parecer “obsesionadas”. Es el equivalente fashion de usar leggins con tacones: intentas ser cool, pero todos vemos el truco.
Y hablando de absurdos, entremos en el meollo de la burla: el estatus social de tener novio. En el mundo de *Vogue*, antes era un trofeo –”¡Mira qué bien cacé!”–, ahora es un bochorno comparable a admitir que ves realities de citas. Pero, ¿saben qué? Tener pareja no es un estatus; es una elección humana, tan válida como ser soltera, poliamorosa o alergica al compromiso. El artículo lo pinta como un “concepto delicado o polémico ante el ojo público”, como si sacar a pasear a tu novio fuera equivalente a defender el capitalismo en una comuna vegana. ¡Por Dios, Laura Leal, relájate! No todas las mujeres con novio son víctimas de la heteronormatividad; algunas simplemente… lo quieren. ¿Y el “aura” que se apaga? Eso suena a excusa para no lavar los platos a medias. Si tu aura se apaga por tener pareja, quizás el problema no sea el novio, sino que tu luz interior era una bombilla de bajo consumo.

Pero vayamos más allá de la revista glossy. Lo realmente jugoso es cómo este artículo ha sido aplaudido por un coro de tiktokers feministas que, en un twist de ironía cósmica, generan vergüenza ajena nivel experto. Sí, amigas, mientras *Vogue* diagnostica la “vergüenza de tener novio”, un ejército de influencers en TikTok –esas que se autoproclaman abanderadas del feminismo de tercera ola– lo comparten con emojis de fuego y captions como “¡Por fin alguien lo dice! #SingleGirlSummer #NoMoreBoyfriendLand”. ¿El problema? Muchas de estas mismas creadoras pasan el 90% de su contenido llorando pixelado por la falta de atención masculina. “¡Ningún hombre me quiere! ¿Por qué soy tan fierce y ellos tan tóxicos?”, sollozan en vídeos con filtros de lágrimas y música de Taylor Swift, acumulando millones de views de otras mujeres en el mismo barco.

Tomemos a @FierceFeministQueen, por ejemplo, una tiktoker con 2 millones de followers que el mes pasado subió un hilo de 15 vídeos gimoteando sobre su “sequía emocional” post-ruptura: “Chicas, ¿por qué los hombres huyen de mujeres independientes como yo? ¡Quiero amor real, no crumbs!”. Dos semanas después, comparte el artículo de *Vogue* con: “¡Verdad absoluta! Tener novio ya no es cool, solteras al poder 💅”. ¿En serio, reina? ¿Ahora que no pillas ni un DM decente, la soltería es “orgullo”? O @EmpoweredSoloSis, que hace challenges de “30 días sin hombres” intercalados con lives donde confiesa: “Lloro porque nadie me valida, ¿soy demasiado para ellos?”. Su reacción al artículo: “Esto es el manifiesto que necesitaba. #Heteropesimismo”. Vergüenza ajena, nivel: ver a tu tía borracha en una boda bailando con el DJ.
No es que critique el feminismo, bueno si lo hago. No os voy a mentir – PERO, es vital cuestionar normas tóxicas–, pero esta hipocresía es de manual.
Estas tiktokers construyen imperios en la queja perpetua: “Los hombres son basura, pero ¿por qué no me quieren?”. Es un loop infinito donde la soltería es bandera de guerra hasta que llega un like de un crush, y de repente, “¡Necesito consejos para la primera cita!”. Aplaudir *Vogue* les da un aire de superioridad moral –”Yo no caigo en Boyfriend Land, soy libre”–, pero ignora que su contenido es un grito de auxilio romántico disfrazado de empoderamiento. Si tener novio es “apagar el aura”, ¿qué es pasar noches en vela editando vídeos sobre “por qué él no me textea”? Eso no es aura, es un apagón total.

Y volvamos al estatus: el artículo lo flipa con que la soltería sea “codiciada”, como si fuera el nuevo Birkin. En *Vogue*, presumir de pareja te hace perder followers –Stephanie Yeboah lo confirma, ¡pobrecita!–, mientras que posts de “me amo sola” rompen algoritmos. Pero, ¿es estatus o pose? En la era de las redes, todo es performance: la soltera fierce con su brunch en solitario es tan estatus como la pareja que viaja a Bali (con nuca borrosa, claro). El absurdo radica en que *Vogue* –revista que vive de vender sueños heterosexuales con portadas de novias perfectas– ahora predica la vergüenza. ¿Recuerdan sus galerías de “parejas de famosos en Vogue World 2025”? Ahí, el amor es glamour; en el artículo, es grimoso. Contradicción level: expert.
Imaginemos un mundo al revés: un artículo titulado “¿Da vergüenza ser soltera?”, donde se burlan de las que lloran por likes no correspondidos. Las tiktokers montarían en cólera: “¡Es misoginia!”. Pero aquí, el tiro va por otro lado: avergonzar la pareja refuerza el mito de que las mujeres “exitosas” no necesitan hombres, ignorando que el amor no es trofeo ni cárcel. Es ridículo reducirlo a “normatividad” cuando el 99% de la población heterosexual solo quiere Netflix y mimos sin drama.
En fin, este artículo de *Vogue* es el epítome del postureo woke: suena profundo, pero huele a inseguridad colectiva. Las tiktokers que lo aplauden –mientras sollozan por “el uno”– son el cherry on top de la vergüenza ajena. Todo es absurdo: tener novio no es estatus, ni vergüenza, ni aura-killer. Es vida. Y si *Vogue* quiere debatirlo, que lo haga sin difuminar la nuca de la realidad. Porque al final, la verdadera cutrez es fingir que no te importa cuando sí.
¿Y ustedes? ¿Se avergüenzan de su novio, o solo de leer *Vogue*? Comenten abajo, pero sin mal de ojo, eh.
